La mitad de los inmigrantes de segunda generación no se sienten españoles
El ‘think tank’ Funcas refleja el crecimiento de los descendientes de extranjeros, de los que solo el 50% siente arraigo

Una madre inmigrante acompaña a su hijo. | Europa Press
Cada vez hay más inmigrantes de segunda generación en España. Esto es, hijos de progenitores extranjeros. De hecho, estos son ya el 36% de los menores de 20 años y el 39% de los menores de cinco años. Pero su integración social no está siendo completa: los hijos de inmigrantes en España se dividen a partes iguales entre los que se autoidentifican como españoles (50%) y los que no (50%). Así lo refleja el último número de Panorama Social, publicación editada por Funcas, titulado De hijos de inmigrantes a protagonistas sociales: la segunda generación en España.
Este documento contiene un capítulo elaborado por los investigadores Alejandro Portes (Universidad de Princeton) y Rosa Aparicio (Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset) analizando la integración de los hijos de inmigrantes en España a partir del estudio longitudinal ILSEG, que ha seguido a miles de jóvenes desde la adolescencia a la adultez temprana. La conclusión a la que han llegado es que no hay diferencias significativas por sexo, lugar de residencia (Madrid o Barcelona) o tipo de escuela (pública o concertada) entre quienes se sienten españoles y quienes no.
Donde sí existen diferencias significativas es entre los nacidos en España y los que llegaron del extranjero a una edad temprana. Entre los primeros (la segunda generación propiamente dicha), el 82% se identifica como españoles, mientras que tal identificación cae al 40% entre los segundos (la generación 1,5, que hace referencia a quienes nacieron fuera, pero llegaron antes de los 11 años). Esto, a pesar de que más del 90% de los encuestados admiten «no haber sido nunca discriminados».
Proceden de Marruecos
¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de inmigrantes de segunda generación en España? El capítulo escrito por la socióloga María Miyar Busto hace una radiografía quirúrgica al respecto: un tercio de ellos tienen progenitores procedentes de Marruecos (el 33%), una proporción que duplica a la de la primera generación (16%). Un patrón similar se observa en el caso del resto de países africanos, cuyo peso aumenta desde el 3% en la primera generación hasta el 7% en la segunda, así como en el de Rumanía, cuya presencia también se incrementa sustancialmente (del 5% al 9%).

En contraste, Venezuela y Colombia presentan un patrón inverso, con una presencia relativa menor en la segunda generación respecto a la primera. Argentina y Ecuador no muestran un patrón claramente definido en este sentido, pero sí es evidente que en el agregado del resto de países latinoamericanos la segunda generación tiene un peso ligeramente inferior (14%) al observado en la primera (18%). Este grupo, sin embargo, adquiere más protagonismo en las generaciones 1,5 y 2,5, lo que sugiere «una mayor relevancia, para estos orígenes, tanto de la reagrupación familiar como de los emparejamientos mixtos». Por último, la generación 2,5 (nacido en España con un padre de origen extranjero) presenta una composición claramente diferenciada, dominada por individuos con un progenitor procedente de la UE-15 o del Espacio Económico Europeo (EEE) y también algunos orígenes latinoamericanos, resultado lógico de la mayor frecuencia de uniones mixtas entre españoles y ciudadanos de esos orígenes.
En conclusión, el informe refleja «los cambios en los patrones migratorios de las últimas décadas». La presencia de hijos de progenitores marroquíes destaca como la más abundante en todos los grupos de edad menores de 20 años, alcanzando su máximo peso en el tramo de 10 a 14 años, donde casi alcanza el 40%. El porcentaje de marroquíes se eleva al 47% cuando hablamos de jóvenes descendientes de extranjeros en prisión.

2045: mayoría inmigrante
La publicación de este informe, elaborado por varios expertos, por parte del prestigioso think tank Funcas constata una realidad: que el peso de los inmigrantes cada vez es mayor, y seguirá siéndolo. En este sentido, el demógrafo Alejandro Macarrón concluyó recientemente, tras analizar exhaustivamente los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y Eurostat, que la población inmigrante (sumando primera y segunda generación) será mayoritaria en España a partir de 2045.
Esta progresiva «sustitución demográfica», en términos de Macarrón, se debe a la baja natalidad, al envejecimiento poblacional (mueren más españoles de los que nacen) y a la inmigración descontrolada. Esta tendencia se está cebando en especial con País Vasco y Cataluña, cuyas cuatro provincias tendrán mayoría de inmigrantes para 2039. Madrid experimentaría esta realidad en 2038, dentro de 13 años.