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Sociedad

Los expertos piden que España aplique el huso horario de Londres por salud y productividad

No hay ahorro energético con el cambio de hora, y la ciencia señala que altera el reloj biológico

Los expertos piden que España aplique el huso horario de Londres por salud y productividad

El reloj de la Puerta del Sol de Madrid. | EFE

¿Debe España eliminar el cambio de hora? La pregunta regresa cada seis meses, cuando toca ajustar el reloj y el debate vuelve a la conversación pública. Hace unas semanas, Pedro Sánchez proponía a través de un vídeo en redes sociales acabar de una vez con este sistema en nuestro país. Para el presidente del Gobierno, «el cambio de hora ya no tiene sentido». La mayoría de los ciudadanos rechaza la medida en las encuestas y la ciencia sostiene que ya no aporta el ahorro energético que en su día la justificó.

Organizaciones como la Time Use Initiative (TUI) y la Alianza Internacional para un Horario Natural (IANT, por sus siglas en inglés) llevan años advirtiendo del desajuste entre el reloj social y el solar. Ambas han trabajado junto al Parlamento Europeo en la petición a la Comisión Europea de poner fin al cambio horario, y su propuesta pasa por adoptar un horario fijo, lo más alineado posible con la luz solar, porque, como defienden, ese es el «horario natural».

THE OBJECTIVE ha conversado con Marta Junqué, directora de TUI, quien asegura que la justificación energética ya no se sostiene. «Toda evidencia científica demuestra que el argumento del ahorro energético no tiene sentido, porque no hay ahorro». Los principales motivos para eliminar el cambio de hora, señala, son tres: cuenta con el apoyo del 80% de la población europea, no existe evidencia que demuestre un ahorro real y, en cambio, sí hay pruebas de que provoca efectos negativos en la economía, la salud y el medio ambiente.

Los expertos coinciden en que la mejor alternativa sería mantener el horario de invierno —el huso de Europa Central— durante todo el año. Según Junqué, «es el horario que más respeta nuestro reloj biológico». De mantenerse el horario de verano de forma permanente, advierte, «entre diciembre y marzo el sol no saldría hasta las 9.15 horas de la mañana. Los niños irían al colegio sin luz». En este sentido, la IANT, en declaraciones a este periódico, recuerda que «el horario de verano es una desviación del huso horario oficial del país, forzando a la población a levantarse y acostarse una hora más temprano de lo necesario durante siete meses al año». Una idea que comparte la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). Su presidente de honor, César Martín, aseguró recientemente que existe «consenso absoluto» en mantener de forma permanente el horario de invierno, sin cambios estacionales. «Está claro que el impacto sobre la productividad, el rendimiento escolar y la salud es mucho más positivo».

Muchos expertos van un paso más allá y proponen que España aplique el huso horario de Canarias, Lisboa o Londres. El meridiano de Greenwich atraviesa la provincia de Castellón y parte de Aragón, por lo que el horario actual —el de Europa Central (UTC+1)— no se corresponde con la posición geográfica del país. Junqué lo confirma: «Lo idóneo sería que España recuperase el huso horario que le corresponde». Mientras que Portugal vive en el horario que le corresponde, Madrid tiene la misma hora que Cracovia (Polonia), a pesar de encontrarse dos mil kilómetros más al oeste. Por ello, Arhoe también defiende esa idea. «España debe adoptar el huso del meridiano de Greenwich, el mismo que Reino Unido, Portugal y Canarias».

En la opción C se puede ver los husos horarios naturales con las que cada país debería estar alineado para poder disfrutar del horario natural. | Cedida por IANT

La IANT advierten de los efectos del horario de verano en el descanso y el bienestar. «Con el horario de verano, la mayoría de la gente, en especial el 25% de vespertinos verdaderos —incluyendo casi todos los adolescentes—, nunca se acostumbra físicamente, aunque no sean conscientes de ello. Eso es debido al jet lag social causado por el horario social demasiado temprano: el ritmo circadiano del cuerpo no corresponde con el ritmo de la vida social, provocando una privación crónica del sueño».

Para Junqué, el debate no debería centrarse en elegir entre horario de verano o de invierno. «Tenemos que dejar de preguntar a la población si prefiere uno u otro, porque es una pregunta engañosa. Debido a la inclinación de la Tierra, siempre habrá más horas de luz en verano que en invierno. Lo que debemos preguntarnos es a qué hora queremos tener más sol: ¿por la mañana o por la tarde?». La responsable de TUI también considera esencial abordar la cuestión de los horarios laborales y plantea una reorganización que permita aprovechar mejor las horas de luz. «En España, el 70% de la población sigue trabajando a las siete de la tarde. Debemos adaptar nuestras rutinas para salir antes y poder disfrutar del sol».

¿Genera beneficio económico?

Más allá del debate sobre la salud o la luz solar, el cambio de hora también tiene un impacto económico nada desdeñable. Según el estudio Los efectos de la reasignación del tiempo en el bienestar: evidencia del horario de verano, elaborado por los investigadores Joan Costa Font, Sarah Fleche y Ricardo Pagán, el ajuste horario provoca una ligera pero significativa pérdida de sueño. Los lunes posteriores al cambio al horario de verano, los españoles duermen una media de 40 minutos menos, una alteración que repercute directamente en el rendimiento laboral.

Dormir menos no solo implica cansancio. Según el informe, el déficit de descanso se traduce en mayor fatiga, errores por distracción y una merma en las capacidades cognitivas necesarias para tomar decisiones. Además, la presión añadida de comenzar la semana con una hora menos incrementa la sensación de estrés y acelera los ritmos de trabajo, afectando al bienestar general. El impacto no es igual para todos los trabajadores. Los más vulnerables son aquellos con menor flexibilidad horaria, especialmente quienes ocupan puestos manuales, cumplen jornadas más largas o trabajan a tiempo completo. 

Desde una perspectiva puramente económica, los investigadores estiman que la transición al horario de verano supone una pérdida anual de bienestar equivalente a unos 354 euros por persona, mientras que el regreso al horario de invierno se traduce en un beneficio de unos 564 euros. Sin embargo, al incorporar factores colaterales —como el aumento de consultas médicas, hospitalizaciones o infartos, así como la reducción de la eficiencia laboral— la ecuación cambia por completo. En conjunto, eliminar el cambio de hora generaría un beneficio neto estimado de 754 euros por persona cada año.

Altera el reloj biológico y dispara los problemas cerebrovasculares 

El cambio de hora en España se implantó oficialmente en 1974, en plena crisis del petróleo, con la intención de aprovechar mejor la luz solar y ahorrar energía. Cinco décadas después, la medida podría estar generando más perjuicios que beneficios. Numerosos estudios alertan de que alterar artificialmente el reloj interno del cuerpo tiene consecuencias directas sobre la salud.

El organismo humano se rige por el llamado ritmo circadiano, un ciclo de unas 24 horas que regula funciones esenciales como el sueño, la temperatura corporal, la liberación de hormonas o el apetito. Cuando el reloj social —el que marcan las obligaciones laborales o escolares— se desincroniza del biológico, como ocurre con los cambios estacionales de hora, se produce un desajuste temporal que repercute tanto en el bienestar físico como en el mental.

Una investigación de la Universidad de Stanford apunta que la salud general de la población mejoraría si se eliminara el cambio de hora dos veces al año. Los modelos empleados en el estudio sugieren que mantener un horario estable, ya sea el de invierno o el de verano, favorecería un mejor funcionamiento del ritmo circadiano y, con ello, una reducción de la obesidad y de los accidentes cerebrovasculares. Según sus estimaciones, mantener de forma permanente la hora estándar de invierno podría evitar unos 300.000 accidentes cerebrovasculares cada año y reducir en 2,6 millones el número de personas con obesidad. El horario de verano también tendría efectos positivos, aunque de menor magnitud.

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