¿Es la industria de la carne de vacuno compatible con la sostenibilidad?
Provacuno lanza una campaña para evidenciar el compromiso del sector con la sostenibilidad

Provacuno
La industria de carne de vacuno ha sido señalada por numerosos actores del ámbito sostenible como innatamente incompatible con los objetivos verdes. Para desmontar esta idea, Fernando Estellés, máster en Producción Animal y doctor ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de València (UPV), colabora con la Organización Interprofesional de la Carne de Vacuno de España (Provacuno) en una campaña que busca impulsar prácticas sostenibles dentro de la industria mientras visibiliza estos esfuerzos.
¿La solución es comer menos carne?
En Nueva York, la iniciativa Meatless Monday, que promueve no consumir carne los lunes, fue implementada en 2019 por el entonces alcalde Bill de Blasio en todas las escuelas públicas de la ciudad. Según Sentient Media, este programa está activo en más de 40 países, incluyendo Alemania, India y Brasil.
Para Fernando Estellés, estas medidas no son la solución, ya que tienen «un impacto social, pero no un impacto real». Según él, su efecto sobre la reducción de las consecuencias medioambientales de la industria cárnica es limitado. En cambio, defiende que «hay que intentar que la industria cambie», algo que, según explica, solo puede lograrse de manera efectiva si «se le da la mano a la industria», colaborando con ella para impulsar una transformación sostenible desde dentro.
La propuesta de la Unión Europea
Provacuno lanzó su campaña, «Vacuno Sostenible», junto a la Agencia Valona para la Promoción de la Agricultura de Calidad (Apaq-W) bajo el lema «Por una Europa sostenible, la misión especial del vacuno». Esta iniciativa cuenta con financiación europea y forma parte del plan de promoción «Sustainable European Beef» (SEUB).
La Unión Europea es la tercera productora de carne de vacuno del mundo. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Sustainability en 2024, esta industria no solo impulsa el desarrollo rural, sino que también juega un papel importante en los ámbitos sociales, culturales y gastronómicos de varias regiones productoras. Por esta razón, el plan de promoción SEUB se está implementando en España y Bélgica, con la intención de expandirse a otros países como Alemania, Italia, Francia y Portugal.
Apostando por la innovación
El director de Provacuno, Javier López, afirma que la industria está firmemente comprometida «con la sostenibilidad en todas sus formas: económica, social y medioambiental». Para él, «esta campaña es una oportunidad para compartir con los ciudadanos todo el trabajo que el sector realiza para alinearse con los objetivos de neutralidad climática y desarrollo rural sostenible marcados por la Unión Europea».
En relación con su enfoque en innovación sostenible, Provacuno busca incorporar las últimas tecnologías y prácticas proambientales. Para facilitar la implementación de estas medidas, la organización ha desarrollado códigos de buenas prácticas para la ganadería y la industria, una guía de agrocompostaje del estiércol vacuno de carne y una aplicación para la gestión sostenible de granjas.
Entre las consideraciones incluidas en el código de buenas prácticas, destacan los criterios de bienestar animal, como priorizar condiciones de «transporte de los animales que minimicen el riesgo de lesiones». Además, muchas de las iniciativas de la organización buscan colaborar con los objetivos de la Estrategia de Carbono Neutral 2050. Entre estas destacan aquellas orientadas al consumo y a la eficiencia en el uso de agua.
El debate entre la alimentación y el consumo
Estellés sostiene que el discurso que presenta a la industria de carne de vacuno como intrínsecamente perjudicial para el ambiente ha surgido, en parte, por los intereses de ciertos actores que buscan abrir espacio en el mercado para los sustitutos de carne. Aunque reconoce que «el vacuno es lo que es, tiene un impacto, no vamos a blanquear nada», considera fundamental informar a la ciudadanía sobre en qué consiste realmente ese impacto e impulsar prácticas que lo reduzcan, en lugar de reemplazar una industria que, según él, aporta importantes beneficios alimentarios y económicos al país.
Para Estellés, la idea de que comemos más carne de la que es sostenible es errónea: «No consumimos tanta carne; el problema no es tanto lo que comemos, sino la sociedad de consumo en la que vivimos», señala, en referencia a la compra constante de productos de moda y tecnología.
Los resultados del proyecto de Provacuno aún están por verse, pero para muchos, la noticia de que la industria de la carne de vacuno está tomando medidas más sostenibles aporta una dosis de esperanza en un momento en el que las consecuencias del cambio climático son cada vez más evidentes.
