Descubierto el secreto del animal que no siente dolor
El ratopín rasurado puede llegar a vivir hasta 32 años, 10 veces más que un ratón común, y es el único mamífero que se organiza en colonias subterráneas como las hormigas. Según informa la revista Phys, esta nueva investigación apunta a que este animal ha evolucionado de tal forma que presenta una inmunidad al dolor única en el reino animal. El secreto reside en un receptor conocido como TrkA, que en su caso impide la activación de las neuronas sensoriales que envían señales de dolor al cerebro. Los investigadores han comparado la secuencia del gen TrkA del ratopín con el de otros 26 mamíferos y han demostrado que hay una diferencia de hasta tres unidades básicas de ADN. Es en esta diferencia donde radica su singular inmunidad al dolor del ratopín, y el motivo por el que no parece sufrir ante las quemaduras o inflamaciones.
Un estudio publicado en la revista especializada Cell ha dado a conocer el secreto de uno de los animales más curiosos del planeta. El Heterocephalus glaber, conocido como ratopín rasurado o rata topo desnuda, es insensible al dolor, no sufre ante quemaduras provocadas por ácido y parece inmune al cáncer. La investigación llevada a cabo por los científicos del Centro de Medicina Molecular de Berlín parecen haber encontrado la razón de su singularidad.
El ratopín rasurado puede llegar a vivir hasta 32 años, 10 veces más que un ratón común, y es el único mamífero que se organiza en colonias subterráneas como las hormigas. Según informa la revista Phys, esta nueva investigación apunta a que este animal ha evolucionado de tal forma que presenta una inmunidad al dolor única en el reino animal. El secreto reside en un receptor conocido como TrkA, que en su caso impide la activación de las neuronas sensoriales que envían señales de dolor al cerebro. Los investigadores han comparado la secuencia del gen TrkA del ratopín con el de otros 26 mamíferos y han demostrado que hay una diferencia de hasta tres unidades básicas de ADN. Es en esta diferencia donde radica su singular inmunidad al dolor del ratopín, y el motivo por el que no parece sufrir ante las quemaduras o inflamaciones.