Científicos investigan cómo ralentizar el envejecimiento a través de la sangre
Las pruebas realizadas en ratones muestran que las transfusiones de sangre vieja reducen el crecimiento de las células del hígado y el cerebro. Además, las transfusiones de sangre joven aceleraban la reparación muscular en animales mayores. Sin embargo, Irina Conboy, la directora de este proyecto de la Universidad de California, Berkeley, cree que la mejora podría deberse a la disolución de sangre vieja en los animales y no a que la joven tenga propiedades rejuvenecedoras. La sangre de los participantes en esta prueba clínica pasará por una máquina que reajusta todos los niveles anormales de proteínas. Los científicos creen que estos altos niveles de proteínas pueden dificultar el crecimiento y mantenimiento de tejido sano, por lo que contribuyen a su deterioro en edades avanzadas. “El enfoque racional no es darle a la gente sangre joven, sino normalizar los niveles de estas moléculas clave”, ha explicado Irina Conboy.
En la búsqueda de la eterna juventud, científicos de California están investigando cómo alterar la sangre para que el envejecimiento sea más lento y para prevenir enfermedades relacionadas con la edad. Estos investigadores quieren lanzar un estudio clínico de este experimental enfoque en los próximos seis meses, tras haber realizado un pequeño estudio en ratones.
Las pruebas realizadas en ratones muestran que las transfusiones de sangre vieja reducen el crecimiento de las células del hígado y el cerebro. Además, las transfusiones de sangre joven aceleraban la reparación muscular en animales mayores. Sin embargo, Irina Conboy, la directora de este proyecto de la Universidad de California, Berkeley, cree que la mejora podría deberse a la disolución de sangre vieja en los animales y no a que la joven tenga propiedades rejuvenecedoras.
La sangre de los participantes en esta prueba clínica pasará por una máquina que reajusta todos los niveles anormales de proteínas. Los científicos creen que estos altos niveles de proteínas pueden dificultar el crecimiento y mantenimiento de tejido sano, por lo que contribuyen a su deterioro en edades avanzadas. “El enfoque racional no es darle a la gente sangre joven, sino normalizar los niveles de estas moléculas clave”, ha explicado Irina Conboy.