La gravedad del Sol puede ayudar en la transmisión de vídeos interestelares
Un nuevo estudio sugiere que la gravedad del Sol podría usarse para amplificar las señales de las sondas enviadas el espacio interestelar, lo que en teoría permitiría transmitir vídeos, imágenes y sonidos a lugares tan lejanos como Alfa Centauri, a 4.3 años luz de la Tierra. Lo mejor es que la tecnología para hacerlo ya se ha inventado.
La gravedad del Sol puede usarse para amplificar las señales que emiten las sondas enviadas el espacio interestelar, lo que en teoría permitiría transmitir vídeos, imágenes y sonidos a lugares tan lejanos como Alfa Centauri, a 4,37 años luz de la Tierra, según un estudio publicado en New Scientist. Lo mejor es que la tecnología para hacerlo ya se ha inventado.
Aunque los científicos no han enviado sondas tan lejos como para aprovechar esta tecnología, su existencia ha ayudado a avanzar en el estudio de las comunicaciones interestelares. Por ejemplo, la construcción de la red de comunicaciones espacial ha hecho posible las videollamadas a la Estación Espacial Internacional (ISS, en inglés), e incluso, como algunos investigadores vaticinan, haría posible la comunicación con razas alienígenas en un futuro.
Sin embargo, para recibir una señal de tan solo un vatio procedente de una sonda situada en Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano al nuestro, «la Tierra necesitaría un instrumento de 53 kilómetros de diámetro, más de lo que ocupa la ciudad de Nueva York«, según ha manifestado el astrofísico Michael Hippke.
No obstante, Hippke propone en su estudio otra solución para recibir las señales del espacio exterior de manera más rápida y sin recurrir a megaestructuras. El científico apuesta por un telescopio mucho más pequeño, de un metro de diámetro exactamente, que podría retransmitir una señal potente gracias a la gravedad del sol.
El telescopio se tendría que colocar en un punto a unos 90 mil millones de kilómetros del astro solar, una distancia que optimizaría al efecto conocido como lente gravitacional, que amplificaría la señal. Un efecto que «curva» y concentra la luz en un punto concreto al pasar por el extremo de un objeto como el sol, como ya predijo Albert Einstein en 1919. Es algo así como un espejo, una lente que recibiría la señal como un reflejo a medio camino entre la sonda que emite las imágenes y la Tierra haciendo de eje entre una y otra.
Gracias al efecto de lente gravitatoria, una mínima cantidad de energía podrá recorrer millones de kilómetros para transmitir datos a nuestro sistema solar. «Alrededor de las estrellas más cercanas, incluso un puntero láser de mano podría reflejar una señal», ha dicho Hippke. La velocidad de datos sería lo suficientemente alta como para permitir el envío de imágenes y de vídeo, aunque en la actualidad tardarían una media de cuatro años en llegar a la Tierra.