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Ciencia

Un grupo de científicos planea crear tomates picantes modificados genéticamente

Los tomates picantes podrían estar pronto en el menú de algún restaurante gracias al auge de la tecnología de edición del genoma (CRISPR). Los tomates podrían ser modificados genéticamente para producir capsaicinoides, un compuesto picante presente en los chiles, según un estudio publicado en la revista Trends in Plant Science.

Un grupo de científicos planea crear tomates picantes modificados genéticamente

Los tomates picantes podrían estar pronto en el menú de algún restaurante gracias al auge de la tecnología de edición del genoma (Crispr). Los tomates podrían ser modificados genéticamente para producir capsaicinoides, un compuesto picante presente en los chiles, según un estudio publicado en la revista Trends in Plant Science.

El artículo, firmado por el investigador de la Universidad Federal de Viçosa en Brasil, Agustin Zsögön, sugiere que los capsaicinoides tienen significativos usos nutricionales y comerciales. Existen 23 tipos diferentes de capsaicinoides, y muchas de esas moléculas tienen una serie de usos que van más allá de agregarle picor a las comidas.

El compuesto se ha mostrado prometedor en ensayos farmacéuticos como tratamiento para el daño nervioso y el dolor asociado, así como para bajar de peso. Adicionalmente cuenta con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, y se ha demostrado que algunas de sus moléculas evitan el desarrollo de tumores. También se han usado en aerosoles de pimienta con fines bélicos.

«Los capsaicinoides son compuestos muy valiosos; se utilizan en la industria de las armas para el spray de pimienta, también se usan para anestésicos y hay algunas investigaciones que demuestran que promueven la pérdida de peso», asegura Zsögön.

El principal obstáculo para producir grandes cantidades de capsaicinoides es que los chiles son difíciles de cultivar en grandes cantidades, requieren mucha mano de obra y, a menudo, los niveles de capsaicinoides resultantes son irregulares.

Por el contrario, los rendimientos de los cultivos de tomate son altos y la planta está bien estudiada, por lo que es una buena opción para aumentar la producción de capsaicinoides. «Sería más fácil y barato producir este compuesto, que tiene aplicaciones muy interesantes», explica Zsögön.

El artículo sugiere que, pese a que los tomates y los pimientos chiles divergieron genéticamente hace más de 19 millones de años, los tomates todavía mantienen todos los genes necesarios para producir capsaicinoides.

Usando una tecnología de edición de genes, como una variación de Crispr-Cas9 , sería posible volver a activar estos genes en los tomates. «Contamos con herramientas lo bastante potentes como para modificar el genoma de cualquier especie; el reto es saber qué gen modificar y dónde», señala Zsögön, que ya trabaja junto a su equipo en la hazaña y que espera tener alguna noticia para finales de año.

Pero esta no es la primera vez que los expertos afirman que las técnicas de modificación genética podrían ayudar a desarrollar con precisión y rapidez frutas y verduras con rasgos inusuales: los científicos ya han estado buscando cambiar el color de los kiwis y modificar el sabor de las fresas , asegura The Guardian.
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