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La pandemia silenciosa: la salud mental de los jóvenes empeoró desde la llegada del covid, según la OCDE

Los confinamientos y las restricciones a los movimientos perjudicaron psicológicamente de una manera desproporcionada a los jóvenes, pero también pesó el descenso en la atención de salud mental

La pandemia silenciosa: la salud mental de los jóvenes empeoró desde la llegada del covid, según la OCDE

Los confinamientos y las restricciones a los movimientos perjudicaron psicológicamente de una manera desproporcionada a los jóvenes, pero también pesó el descenso en la atención de salud mental

Los problemas de salud mental con la pandemia aumentaron en Europa pero esta evolución fue particularmente grave entre los jóvenes, que en contra de lo que ocurría antes pasaron a ser un colectivo mucho más afectado por la depresión que el conjunto de la población adulta.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) explica en su informe comparativo de la situación sanitaria en Europa que mientras en 2019 el porcentaje de jóvenes de entre 15 y 24 años con síntomas de depresión era del 6% y del 7% para los adultos, una vez llegó el coronavirus las cifras se invirtieron de forma muy significativa en todos los países para los que hay datos.

Hasta el punto de que la proporción de jóvenes con síntomas de depresión pasó a ser al menos un 50% mayor que la del conjunto de la población, y en ciertos países incluso el doble.

Así por ejemplo, con las estadísticas más recientes disponibles (de los años 2020 o 2021), en Noruega los jóvenes con depresión subieron hasta el 42,5%, frente al 17,1% para el conjunto de los adultos; en Austria hasta el 41,3% (frente al 23,7% de los adultos); o en Suecia hasta el 38,5% (frente al 17,1%).

España se encuentra en el grupo de los que tuvieron porcentajes muy elevados de jóvenes con signos de depresión: 35,3%, comparado con el 22,5% para todos los adultos. Netamente por encima del Reino Unido (30% y 15%, respectivamente); Italia (24,2% y 14,4%) o Francia (20,1% y 16,5%).

Es un fenómeno bastante asumido que los confinamientos y las restricciones a los movimientos perjudicaron psicológicamente de una manera desproporcionada a los jóvenes. Pero también pesó el descenso en la atención de salud mental, que fue muy marcado en 2020, el primer año de la pandemia, con respecto a 2019.

La OCDE ha medido ese descenso de atención en los hospitales, que fue modesta en Suiza (2%) o relativamente en países nórdicos como Noruega (6%) o Suecia (6%), pero mucho más acusada en otros como España (12%), Francia (13%), Alemania (14%) o Italia (23%), por no hablar de Hungría (27%), Lituania (27%) o Polonia (28%).

El único elemento que permite un cierto optimismo es una tendencia: España ha sido el único país europeo en el que el porcentaje de adultos con riesgo de depresión ha disminuido, aunque de forma casi inapreciable, desde 2020 (52% de la población), el primer año de la pandemia, hasta la primavera de 2022 (49%).

Esos porcentajes, en cualquier caso, parecen particularmente elevados, y aunque no son tan malos como el 55% de media en la UE, son superiores que los de los países que se encuentran en mejor situación relativa, que son los Países Bajos (42%), Dinamarca (41%) y Eslovenia (40%).

Fuente: EFE

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