La muerte del científico que investigaba un virus letal tiene en vilo a la Universidad de Barcelona
El varón ocultó por completo su enfermedad, así como las pruebas y muestras que almacenaba
La Universidad de Barcelona continúa investigando la muerte de un científico por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. El foco está puesto sobre una gran cantidad de muestras halladas en el laboratorio en que solía trabajar el hombre, por el temor a que pudiera contagiarse, tal y como avanzó El País.
Ha pasado un año desde la muerte, a los 45 años de edad, de un científico que estudiaba en los laboratorios de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Se trata de una patología cuyos principales síntomas son: demencia, impotencia locomotriz, alucinaciones, rigidez muscular, trastornos de personalidad, dificultad para hablar e incluso convulsiones.
Además, hablamos de una enfermedad que no es muy común, pero que es altamente letal y contagiosa. Este fue el caso de el mencionado científico asociado a la Universidad de Barcelona, quien tuvo que pedir la baja laboral como último remedio en el año 2020, ante la imposibilidad de poder realizar su trabajo con normalidad por sufrir dicha patología.
Sin embargo, el hecho de sufrirla le motivó a indagar en ella y a poder buscar posibles remedios o soluciones. Pero todo esto fue ocultado en su espacio de trabajo, por lo que la Universidad lo desconocía por completo: ni siquiera sabían que sufría esta enfermedad ni sus síntomas. La esperanza de vida media con esta enfermedad no supera los seis meses.
En cuanto al área de trabajo del fallecido, tras su muerte se hallaron diversas pruebas no autorizadas por el laboratorio del centro, que resultaban altamente peligrosas para la sociedad, debido a su elevada probabilidad de contagio. Así, muchos compañeros del científico se han mostrado preocupados por haber podido estar excesivamente expuestos a la enfermedad, con el temor de por haberse contagiado.
Tras conocer la noticia del fallecimiento y el motivo del mismo, la Universidad de Barcelona decidió clausurar el laboratorio en el que operaba el sujeto, y mostrar su apoyo médico a los compañeros del científico, ofreciendo la posibilidad de realizarse pruebas para descartar cualquier contagio. En lo que a las muestras no autorizadas se refiere, fueron enviadas en el mes de marzo del 2023 al País Vasco, con el fin de confirmar o desmentir si eran contagiosas.
El resultado del análisis realizado confirmó que se trataba de unas pruebas y muestras muy peligrosas, que efectivamente eran altamente contagiosas. A pesar de no conocer ningún científico que haya sido contagiado de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, ni tener constancia de nadie que sufra los primeros síntomas, la investigación que fue abierta hace meses permanece en pleno desarrollo.