Más allá de las lentillas convencionales: así funcionan las lentes esclerales
A diferencia de las convencionales, presentan un diseño que les permite apoyarse sin tocar la córnea
Aunque las gafas y las lentillas tradicionales son opciones de sobra conocidas para compensar los defectos visuales comunes, muchos quizás ignoran que también existen lentes de contacto diseñadas específicamente para casos más complicados.
Un buen ejemplo son las lentes de contacto esclerales, una avanzada alternativa terapéutica y óptica que resulta especialmente beneficiosa para personas con problemas en la córnea (la capa exterior transparente en la parte delantera del ojo) o que buscan una alternativa en el tratamiento del ojo seco.
¿Qué ventajas tienen?
A diferencia de las lentillas convencionales, las lentes de contacto esclerales presentan un diseño de gran diámetro que les permite apoyarse únicamente sobre la esclera (la parte blanca del ojo) sin tocar la córnea, lo que ofrece ventajas únicas.
Rígidas y permeables al gas, están diseñadas para cubrir la superficie de la córnea sin contacto directo, creando un «reservorio de lágrima» en el espacio generado entre la lente y esa capa del ojo.
A continuación detallaremos los principales beneficios que aportan:
1. Mejora de la calidad visual. Las lentes esclerales compensan de manera eficaz las irregularidades de la córnea, proporcionando una superficie óptica regular que ayuda a enfocar la luz de forma precisa. Esto favorece particularmente a personas con queratocono (adelgazamiento corneal en forma de cono), queratoplastia (trasplante de córnea), leucoma (cicatriz) y otras deformaciones corneales, quienes suelen experimentar visión borrosa con lentes de contacto convencionales o con gafas.
2. Protección de la córnea. Estas lentes evitan tocar esa delicada zona de la superficie ocular, reduciendo así el riesgo de daño o lesiones, lo cual resulta especialmente interesante para personas con córneas debilitadas o dañadas. Además, actúan de barrera contra factores externos como el polvo o el viento, y ayudan a proteger la córnea de irritantes ambientales que agravan el ojo seco.
3. Reducción de los síntomas del ojo seco. Una de las principales ventajas de estas lentes es su capacidad para mantener el «reservorio de lágrima», formando una capa hidratante. Esto ayuda a mantener la superficie ocular protegida y humectada, reduciendo la evaporación de la lágrima y, por tanto, aliviando los síntomas del ojo seco.
4. Comodidad. Aunque las lentes esclerales son más grandes que las tradicionales, muchos usuarios las encuentran sorprendentemente cómodas. Se debe a que descansan en la esclera, una zona menos sensible que la córnea. La estabilidad que ofrecen también permite que se mantengan centradas en el ojo, evitando el movimiento y la consiguiente incomodidad. Ofrecen, pues, una opción confortable y estable.
5. Aplicación en otros tratamientos oculares. Más allá del ojo seco y las irregularidades corneales, las lentes esclerales se usan en personas que han pasado por cirugías refractivas (como LASIK) y presentan cambios en la forma de la córnea, así como en individuos que utilizan anillos intraestromales corneales para el queratocono o que sufren altas ametropías (errores de refracción) como la miopía o el astigmatismo. En estos casos, ofrecen una corrección eficaz y no invasiva, ayudando a los pacientes a mantener una alta calidad visual sin necesidad de cirugía adicional.
Desafíos y consideraciones
A pesar de los numerosos beneficios de las lentes esclerales, su uso presenta ciertos desafíos. En primer lugar, requieren una adaptación y manejo más complejo que las lentillas convencionales. Adicionalmente, algunas personas pueden experimentar acumulación de residuos en su «reservorio de lágrima» –provocando un empañamiento visual– o cambios sobre la forma de la córnea que podrían afectar sutilmente a la visión al final del día.
En cualquier caso, es importante que los usuarios hagan un seguimiento y asistan a las revisiones recomendadas por su contactólogo para garantizar una experiencia de uso cómoda y segura.
Una buena salud visual no solo depende de la corrección óptica, sino también de la prevención y el tratamiento adecuado de afecciones como el ojo seco o las irregularidades de la córnea. Las lentes de contacto esclerales son un ejemplo de cómo la tecnología óptica puede mejorar la calidad de vida de muchas personas.