Un proyecto apuesta por convertir la paja del arroz en material de construcción sostenible
Strawmat, financiado con fondos europeos, busca competir con derivados del petróleo en aislamiento térmico e ignífugo

Proyecto Go Strawmat.
Revalorizar la paja del arroz como material eficiente y sostenible para el sector de la construcción es el objetivo principal del proyecto Strawmat, una iniciativa que reúne a La Unió, Agrobelga, el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) y la Fundación Cesefor. La propuesta está financiada por el Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (Feader) y el Ministerio de Agricultura, con un presupuesto total de 596.450 euros, de los que el 80% provienen de fondos europeos.
El proyecto pretende ofrecer una alternativa industrial viable al tratamiento habitual de la paja del arroz, que actualmente se gestiona mediante el fangueo, la quema controlada o su retirada manual, opciones que implican un alto coste medioambiental o logístico. En su lugar, Strawmat propone utilizar este subproducto para fabricar materiales ignífugos y aislantes térmicos destinados a la construcción y rehabilitación de edificaciones.
Una solución para zonas como la Albufera
Según explican sus impulsores, el objetivo es convertir la paja en una materia prima competitiva frente a productos derivados del petróleo, como las espumas de poliestireno o poliuretano. Entre sus propiedades destacan su contenido en sílice y lignina, que le confieren capacidad aislante y resistencia al fuego. El material podría emplearse en edificios agrícolas, ganaderos o industriales, dentro de un enfoque de bioeconomía circular.
El proyecto tiene una especial relevancia en zonas como la Albufera de Valencia, donde las condiciones de los arrozales dificultan la recolección de la paja tras la siega. Para ello, Strawmat también estudia la optimización de la maquinaria para permitir la recolección en condiciones de alta humedad y mejorar su secado y acondicionamiento posterior.
Los socios del consorcio destacan que los materiales desarrollados permitirán nuevos sistemas constructivos sostenibles, al tiempo que ayudan a resolver un problema estructural del campo valenciano: la gestión de residuos agrícolas que, hasta ahora, no contaban con una alternativa viable a gran escala.