The Objective
Ciencia

La luz artificial de noche aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares

Los efectos de la iluminación artificial durante la noche en la salud son más intensos en las mujeres y en los jóvenes

La luz artificial de noche aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares

Una mujer acostada con el teléfono móvil. | Freepik

La exposición prolongada a luz artificial durante la noche está asociada con mayores riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad de la arteria coronaria, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y accidente cerebrovascular, según un estudio internacional en el que han participado autores de instituciones de Australia, Estados Unidos y Reino Unido.

Entre las entidades participantes figuran el Instituto de Investigación Médica y de Salud de Flinders (Salud del Sueño) de la Universidad de Flinders (Australia), la División de Trastornos del Sueño y del Ritmo Circadiano del Hospital Brigham and Women’s de Boston, la División de Medicina del Sueño de la Facultad de Medicina de Harvard, el Programa de Genética Médica y Poblacional del Instituto Broad de Cambridge, el Centro de Medicina Genómica del Hospital General de Massachusetts y la División de Diabetes, Endocrinología y Gastroenterología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Manchester.

Ya sea por la luz de las farolas en la calle, las bombillas y lámparas en casa o el brillo constante de las pantallas electrónicas, las horas sin sol ya no son tan oscuras como solían ser. Vivimos inmersos en una iluminación artificial casi continua que, aunque facilita la vida moderna, también puede tener efectos silenciosos, pero perjudiciales, sobre nuestra salud. Algunos ejemplos son las alteraciones del sueño —como el insomnio, el sueño superficial o fragmentado y la disminución de la melatonina—; los efectos directos en el cerebro y el estado de ánimo; o las alteraciones metabólicas, que pueden aumentar el riesgo de obesidad, favorecer la resistencia a la insulina y modificar la presión arterial nocturna.

Además, la exposición a la luz durante la noche provoca alteraciones en el ritmo circadiano, un factor de riesgo reconocido por su asociación con consecuencias cardiovasculares adversas. Los efectos de la luz nocturna y su relación con la incidencia de enfermedades cardiovasculares aún no se comprenden por completo. Por ello, este estudio tenía como objetivo averiguar si la cantidad de luz a la que estamos expuestos, tanto de día como de noche, influye en el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. Asimismo, buscaba conocer si esa relación cambia en función de algunos factores como la susceptibilidad genética, el sexo o la edad.

En el estudio de cohorte prospectivo participaron 88.905 adultos mayores de 40 años, con una edad media de 62,4 años. De ellos, 50.577 eran mujeres, lo que supone un 56,9% del total. Durante nueve años y medio se realizó un registro de las enfermedades cardiovasculares de los participantes, que utilizaron sensores de luz de muñeca (una semana cada uno) en su entorno natural durante aproximadamente 13 millones de horas. Posteriormente, los datos se analizaron desde septiembre de 2024 hasta julio de 2025.

Como resultado, se observó que las personas que viven en zonas cuyas noches están más iluminadas tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón y del sistema circulatorio. En comparación con quienes pasan las noches de manera más oscura, aquellos expuestos a niveles más altos de luz nocturna presentaron un 32% más de riesgo de padecer enfermedad coronaria, un 47% más de posibilidades de sufrir infarto, un 56% más de probabilidad de insuficiencia cardíaca, un 32% más de riesgo de padecer fibrilación auricular y un 28% más de posibilidades de sufrir un ictus.

Estas asociaciones se mantuvieron incluso tras tener en cuenta otros factores como la actividad física, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la alimentación, la duración del sueño y el nivel socioeconómico. Además, el estudio revela que los efectos de la luz nocturna son más intensos en ciertos grupos. En las mujeres, la exposición a noches más «iluminadas» se relacionó con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca y enfermedad coronaria. Por su parte, entre los participantes más jóvenes, la luz nocturna se asoció con un aumento más marcado del riesgo de insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular, un tipo de arritmia que puede provocar complicaciones graves.

Publicidad