Un estudio revela que decir palabrotas mientras se hace ejercicio mejora el rendimiento

Las palabrotas son palabras o expresiones vulgares u ofensivas asociadas a insultos, referencias explícitas o la expresión de emociones intensas. Su impacto depende del contexto social y cultural; pueden resultar inaceptables en ámbitos formales debido a que pueden percibirse como falta de respeto, autocontrol o profesionalidad, mientras que en entornos informales suelen ser toleradas o incluso humorísticas, aunque generalmente el uso de estas palabras malsonantes está mal visto. En términos lingüísticos, cumplen funciones comunicativas como enfatizar el mensaje, descargar tensión emocional o provocar a los oyentes.

Pero el empleo de estas expresiones no se limita al lenguaje ni es algo fútil: su utilización puede tener, en algunas ocasiones, ciertos beneficios. El más conocido es el alivio del estrés y la tensión emocional, ya que decir palabras malsonantes ayuda a liberar frustración. Recientemente, se ha descubierto que su uso también puede ser de provecho en el ámbito deportivo, puesto que emplearlas durante un entrenamiento podría mejorar el rendimiento, según un estudio de la Universidad de Keele y la Universidad de Alabama en Huntsville. Esto se debe a la desinhibición, una condición psicológica en la que los individuos son menos propensos a restringir su comportamiento.

Las personas, frecuentemente, se reprimen —bien consciente o inconscientemente—, limitando sus oportunidades de conseguir sus objetivos. Es decir, en múltiples momentos vitales la productividad de los humanos no es total. En relación con el deporte, esto ocurre en muchas ocasiones, por ejemplo, con las mujeres, tal y como apunta el análisis, que a veces limitan su esfuerzo cuando hacen ejercicio por miedo a parecer «poco femeninas». Ocurre lo mismo con los atletas que se incorporan a los entrenamientos tras una lesión, puesto que suelen mostrar inseguridad y miedo a que se vuelva a repetir, reduciendo su rendimiento óptimo.

La investigación, publicada en la revista American Psychologist, se llevó a cabo con 192 personas de entre 18 y los 65 años. El objetivo era averiguar si decir palabrotas mejora el rendimiento físico, y si ese efecto estaba determinado por variables psicológicas vinculadas a la desinhibición. En un primer experimento participaron 88 voluntarios. Cada uno eligió dos palabras: una grosera y otra neutra. Posteriormente, tuvieron que hacer una flexión sobre una silla mientras, después de una asignación aleatoria de palabras, repetían en voz alta la palabra que les correspondía, que en algunos casos era una palabrota y en otros una palabra neutra.

El objetivo del test era mantener la postura durante el mayor tiempo posible mientras eran observados. Posteriormente, los participantes respondieron a un cuestionario en el que se evaluaban los posibles mediadores relacionados con la desinhibición, como el humor, la fluidez psicológica, la confianza en uno mismo, la deseabilidad social o la distracción. Tras esta primera prueba, se repitió el procedimiento con participantes distintos y se incorporaron además mediciones de ansiedad cognitiva, emoción negativa, apatía de los espectadores y el sistema de inhibición del comportamiento, factores que los investigadores pensaban que podrían disminuir al decir palabrotas.

Ambos experimentos reflejaron mejoras significativas en el rendimiento físico mientras se decían palabrotas, porque, aunque los análisis de mediación variaron en una prueba con respecto a la otra, el análisis general mostró que la situación mental de los individuos, su nivel de concentración y la confianza en sí mismos mejoró en quienes las dijeron durante el ejercicio. En consecuencia, los hallazgos sugieren que decir ese tipo de palabras promueve estados psicológicos que favorecen la maximización del esfuerzo y la superación de las limitaciones internas, y pueden tener implicaciones en cualquier contexto que requiera valentía o asertividad.