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La nueva selectividad genera confusión: «Cambian las normas con el partido empezado»

Profesores y alumnos no tienen aún acceso a los modelos de examen tras el cambio legislativo del Gobierno en junio

La nueva selectividad genera confusión: «Cambian las normas con el partido empezado»

Alumnos haciendo un examen de selectividad. | Archivo

«Son exámenes que van a definir nuestras vidas, podían haberlo hecho antes». Quien habla es Fernando Albácar, alumno de segundo de Bachillerato, y las pruebas a las que se refiere son, naturalmente, las de acceso a la universidad. El último curso de la etapa escolar está siempre profundamente marcado por la PAU, anteriormente conocida como selectividad, y muchos alumnos de toda España están este año particularmente preocupados.

El motivo es el retraso y la confusión generada por la nueva Prueba de Acceso a la Universidad impulsada por el Gobierno. El Ejecutivo aprobó en junio de este año el real decreto 534/2024, una reforma de la selectividad que empezará a aplicarse a finales de este curso 2024-2025. En otras palabras, Educación introdujo cambios de calado en estos exámenes de final de etapa apenas un año antes de que los alumnos se enfrenten a ellos.

Eso sí, desde el ministerio trasladan a las universidades y a las comunidades autónomas la responsabilidad de publicar los modelos de examen. «Les hemos instado a que lo hagan lo antes posible», insisten a THE OBJECTIVE desde Educación.

Retraso en los modelos de examen

Efectivamente, el problema es que el real decreto del Gobierno sólo establece el marco general de las pruebas. Por lo tanto, son las regiones y las universidades quienes deben elaborar los modelos. Se ven obligadas a trabajar contrarreloj, ya que sólo hace cuatro meses que se aprobó la reforma general por parte del Ejecutivo central. Todo ello con el curso bien empezado y dejando a estudiantes y profesores en medio de una gran confusión.

Docentes y alumnos se enfrentan a un doble problema. El primero tiene que ver con el ya comentado retraso en la entrega de los modelos de examen, causado por la precipitación con la que se aprobó el real decreto en junio. Algunos ya han empezado a llegar, pero son muchos aún los que faltan. El segundo problema estriba en algunos aspectos de la propia reforma.

Sobre el primer desafío, Fernando Albácar, alumno de segundo de Bachillerato del colegio Reial Monestir de Santa Isabel de Barcelona, expresa su preocupación a este periódico «Ahora mismo la verdad es que hay bastante incertidumbre con lo que va a pasar este año. Estamos todos con bastante tensión. Ya de por sí es un curso muy intenso y añadir otra cosa por la que preocuparse nunca viene bien». A Fernando le gustaría estudiar Ingeniería industrial y análisis económico, una carrera para la que le piden un 12,4 de nota de corte. «Estoy preocupado con lo que va a pasar», insiste.

Los docentes también sufren esta situación: «No nos han entregado nada, ni modelos de examen ni los criterios de puntuación». Quien habla es Alfred Subirana, coordinador del mismo colegio y profesor de Historia de Fernando, que transmite la inquietud del claustro ante la nueva PAU. «Estamos a la espera de cómo va a acabar todo esto», señala, «a mí me sorprende que no nos pasen nada de información.

Mientras, el profesor se ve obligado a «replantearse» cómo dar la asignatura: «Nos han cambiado las normas con el partido empezado», se lamenta. Subirana incluso se pregunta si todo lo relativo a la nueva selectividad no será en realidad «un globo sonda» del Gobierno con el que luego «tomarán una decisión en función de la información que recabe».

El profesor Alfred Subirana y el alumno de segundo de Bachillerato Fernando Albácar, ambos del colegio Reial Monestir de Santa Isabel de Barcelona.

Cambios en el examen

Pero el desasosiego no viene sólo de lo apretado de los plazos, sino de los cambios que se van a introducir en los exámenes. Fernando explica que a algunas pruebas «les han dado un giro de 180 grados», cambiando «completamente» la manera de enfocar las asignaturas. El joven se refiere a uno de las modificaciones fundamentales del decreto del Gobierno, la que establece que al menos el 70% de la puntuación debe corresponder con preguntas de «respuesta abierta y semiconstruida».

En otras palabras, la reforma de Educación busca reducir la importancia del aprendizaje memorístico, privilegiando la valoración de la «madurez académica» de los alumnos. Este cambio preocupa a estudiantes y profesores por considerar que se abre demasiado a la subjetividad. Una subjetividad, apunta Subirana, que se traslada también a la hora de corregir. En el caso de la asignatura que él imparte, Historia de España, le inquieta que puedan acabar «convirtiendo la historia en una historia de buenos y malos».

Otro de los factores del nuevo examen que genera quejas es que se ha suprimido casi por completo la posibilidad de elegir preguntas. De esta forma, los estudiantes no podrán ahora descartarse parte del temario, sino que tendrán que aprenderlo por completo. A Subirana este elemento le preocupa porque «se rompe el principio de igualdad»: «Es un agravio comparativo muy bestia entre una generación y la anterior», explica.

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