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Los jóvenes españoles, entre los que menos trabajan mientras estudian de toda la OCDE

Solo el 37% de adolescentes de nuestro país tiene un empleo ocasional o temporal, por el 57% de la media de la OCDE

Los jóvenes españoles, entre los que menos trabajan mientras estudian de toda la OCDE

Una adolescente trabajando como canguro. | Freepik

Es una experiencia más o menos universal. Mientras uno es estudiante, ya sea durante la etapa del instituto o de la universidad, aprovecha los días o temporadas libres (los fines de semana o las vacaciones) para trabajar y sacarse algún dinero. La labor en cuestión puede ser más estable —por ejemplo, emplearse como camarero o dar clases particulares— o más esporádica —irse de monitor de campamento en verano o cuidar niños—.

En cualquier caso, el destino del dinero solía ser común: ahorrar para comprarse algo que los padres no estaban dispuestos a financiar (un disco de música, en el caso de los más carrozas; o un videojuego o un móvil nuevo, en el caso de los más jóvenes). O un coche, si uno era más perseverante y menos derrochador.

La ficción también aporta ejemplos de esta realidad. Por ejemplo, Peter Parker, más conocido como Spider-Man, compaginaba sus estudios de secundaria y luego universitarios con un trabajo como fotógrafo freelance para el periódico Daily Bugle. Y hasta le sobraba tiempo para luchar contra el crimen.

Los adolescentes españoles, entre los que menos trabajan

Sin embargo, los jóvenes españoles parecen estar distanciándose de esos modelos, ya sean sacados de un cómic o reales, de las generaciones anteriores. Eso es al menos lo que se concluye a la vista de los datos recientemente publicados por la OCDE. Según estas cifras, los estudiantes españoles de 15 años son los segundos de toda la OCDE que menos se apuntan a cualquier género de empleo fuera de las horas lectivas, ya sea este en la empresa familiar, en un trabajo en vacaciones o de carácter ocasional e informal.

Así lo refleja el informe Teenage part-time working (Trabajo a tiempo parcial de los adolescentes), publicado por el mencionado organismo internacional hace unas pocas semanas. En él se recoge que, entre los países de la OCDE estudiados, sólo los jóvenes de Portugal demuestran menor iniciativa que los españoles a la hora de compaginar sus estudios con un trabajo a tiempo parcial u ocasional.

En efecto, según los datos del documento, recogidos del informe PISA 2022, en España la tasa de adolescentes de 15 años que trabajan a tiempo parcial se sitúa en torno al 37%. Como decíamos, sólo nuestro vecino ibérico presenta una proporción menor, con el 31%. También Italia presenta malas cifras, ligeramente mejores a las de nuestro país, colocando al sur de Europa entre las regiones donde menos se estila compatibilizar la educación secundaria con un trabajo.

Las cifras de España son menos de la mitad del país mejor situado, Países Bajos, donde el 84% de los chicos de 15 años tiene algún tipo de empleo parcial. Dinamarca, Bulgaria y Perú le siguen en los países de cabeza. Por su parte, la media de la OCDE está en el 57%, veinte puntos por encima de España.

Beneficios de trabajar mientras se estudia

Ante estos datos, cabría alegar que los trabajos ocasionales o a tiempo parcial pueden interferir en el rendimiento académico de los estudiantes. El estudio de la OCDE contempla esta posibilidad y concluye que cuando el adolescente dedica menos de 20 horas semanales a trabajar, todos son beneficios, especialmente para su futuro laboral. En cambio, cuando se sobrepasa ese número, el resultado se asocia con unos logros académicos más pobres. En este sentido, una ganancia a corto plazo —como obtener más dinero por trabajar más horas— puede convertirse en un déficit en el largo, ya que ese retroceso en las notas tiene su reflejo años después, cuando se sale al mercado laboral.

Pero ¿cuáles son, en concreto, las ventajas de trabajar unas pocas horas semanales (menos de 20) mientras se estudia? Fundamentalmente, estas tienen que ver con la futura vida laboral. El informe de la OCDE concluye que aquellos jóvenes de 15 años que trabajan durante la etapa final de Secundaria ven luego incrementado su sueldo un 8,3% de media cuando alcanzan el tramo de edad de los 23 a los 29 años. Además, en una encuesta realizada en Estados Unidos, esa ganancia extra puede suponer una diferencia de hasta 5.629 dólares a la edad de 21 años, en comparación con los estudiantes que no trabajan.

En términos más cualitativos, otra ventaja de haber tenido experiencia laboral a edades tempranas es experimentar una transición más suave cuando se pasa al mercado de trabajo. Así, el 87% de los estudios revisados sobre esta cuestión concluyen que los jóvenes que trabajaron a tiempo parcial durante la Secundaria tienen mejores resultados laborales en la etapa adulta, incluyendo mayores tasas de empleo y menores probabilidades de quedar en situación de nini (ni estudiar ni trabajar).

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