Una estampa muy común en el paisaje urbano londinense; pero no es oro todo lo que brilla. La contaminación reina. Un estudio del King College revela que las concentraciones de dióxido de nitrógeno en Oxford Street son las peores de la Tierra.

Una estampa muy común en el paisaje urbano londinense; pero no es oro todo lo que brilla. La contaminación reina. Un estudio del King College revela que las concentraciones de dióxido de nitrógeno en Oxford Street son las peores de la Tierra.