Científicos islandeses convierten el CO2 en rocas, ¿una solución al cambio climático?
Los investigadores inyectan dióxido de carbono con agua en el subsuelo de roca volcánica de una planta eléctrica. Esa mezcla ácida las convirtió en roca caliza, que atrapó el gas de forma natural y permanente. Inicialmente se creía que ese proceso de solidificación tardaría miles de años, pero lo lograron en unos meses. Los resultados, publicados en la revista científica Science, concluían que el CO2 «básicamente se convertía en piedra». El entusiasmo inicial se topa con la realidad, y es que los impulsores del estudio advierten de que «no es la solución definitiva», pero aseguran que «puede contribuir a reducir significativamente las emisiones de CO2». Sin embargo, para que este descubrimiento se convierta en un proyecto consolidado y extensible a otras partes del mundo se requiere una gran inversión y determinación política, algo que según denuncian, no se está produciendo. A ello se añade el problema de elegir un lugar seguro en el que almacenar el gas convertido en piedra, ya que se corre el peligro de que el gas se escape.
Un grupo de científicos islandeses ha ideado una técnica que supondría reducir los efectos del cambio climático. El proyecto Carbfix consiste en convertir el C02 en piedras, de tal manera que dejaría de ser un gas que se liberara en la atmósfera. El proyecto está en fase experimental, pero sus impulsores denuncian la falta de apoyo institucional para consolidar este tipo de iniciativas.
Los investigadores inyectan dióxido de carbono con agua en el subsuelo de roca volcánica de una planta eléctrica. Esa mezcla ácida las convirtió en roca caliza, que atrapó el gas de forma natural y permanente. Inicialmente se creía que ese proceso de solidificación tardaría miles de años, pero lo lograron en unos meses. Los resultados, publicados en la revista científica Science, concluían que el CO2 «básicamente se convertía en piedra». El entusiasmo inicial se topa con la realidad, y es que los impulsores del estudio advierten de que «no es la solución definitiva», pero aseguran que «puede contribuir a reducir significativamente las emisiones de CO2». Sin embargo, para que este descubrimiento se convierta en un proyecto consolidado y extensible a otras partes del mundo se requiere una gran inversión y determinación política, algo que según denuncian, no se está produciendo. A ello se añade el problema de elegir un lugar seguro en el que almacenar el gas convertido en piedra, ya que se corre el peligro de que el gas se escape.