Medio centenar de ballenas piloto se han quedado varadas cerca de Farewell Spit, el arenal natural más largo del mundo, situado al noroeste de la Isla Sur de Nueva Zelanda, de las cuales nueve han muerto a pesar de los intentos por salvarlas, según han informado este lunes fuentes oficiales.
Por qué es importante: aunque los científicos aún no han podido explicar por qué en ocasiones las ballenas se desvían de sus rutas y se quedan varadas en aguas de poca profundidad, se estudia la posibilidad de que se extravíen atraídas por contaminación de ruido o guiadas por un cabeza de grupo desorientado, y otros acusan a la actividad humana y sobre todo a las perturbaciones generadas por los radares de alta frecuencia.
El Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda ha informado en su cuenta de Facebook de que espera que suba la marea antes del anochecer para intentar llevar a las 40 ballenas que yacen sobre la arena a aguas más profundas.
Mientras tanto, los funcionarios y unos 65 voluntarios trabajan para mantenerlas hidratadas con baldes de agua y mantas húmedas hasta que puedan ser reflotadas en Farewell Spit, el arenal de 34 kilómetros de largo en donde hasta 700 ballenas se quedaron varadas -250 de ellas perdieron la vida- en 2017.
El mayor varamiento de cetáceos ocurrió en las Islas Chatham, a unos 800 kilómetros de costa sureste de Nueva Zelanda cuando unas mil ballenas piloto (Globicephala melas) se quedaron varadas en ese remoto lugar en 1918.