Punto Nemo: así es el cementerio de naves espaciales bajo el agua
Esta zona es un polo de inaccesibilidad del planeta, por lo que las agencias espaciales suelen usarlo para el reingreso de sus naves y satélites
La caída de objetos espaciales sobre lugares habitados de la Tierra es bastante baja. No obstante, esto no implica que sea inexistente. Por ello, las agencias espaciales suelen buscar lugares especiales que usar en estas situaciones, donde poder almacenar esta clase de residuos.
Es aquí cuando entra en juego el más famoso de los polos de inaccesibilidad del planeta: el Punto Nemo. Estos son lugares que están completamente alejados de cualquier otro punto de tierra de todo el planeta. Por ello, las agencias espaciales suelen usar este sitio como cementerio espacial, para evitar que la chatarra pueda caer encima de alguien por error. Un ejemplo de esto son los restos de la MIR, la antigua Estación Espacial Soviética, que lleva en las profundidades del Pacífico desde 2001.
El Punto Nemo es el centro de una enorme circunferencia de 16.900 kilómetros en los que no hay nada de tierra a la vista. Es decir, está completamente aislado. Es más, las personas que más se acercan a este punto son los astronautas de la Estación Espacial Internacional cuando su órbita pasa cerca del océano Pacífico a unos 400 kilómetros de la Tierra.
Pero las coordenadas del Punto Nemo tampoco llevan muchos años descubiertas. Fue en 1992 cuando el topógrafo e ingeniero croata-canadiense Hrvoje Lukatela las calculó por primera vez. Para hacerlo empleó la tecnología geoespacial existente en esa época y determinó exactamente este punto equidistante a 2.688 kilómetros de las tierras más próximas.
Los lugares más próximos a este punto son: la isla de Ducie, al norte (parte del archipiélago de las Pitcairn); la isla Maher, al sur (en la Antártida); el archipiélago Campana, al este (parte de Chile); y al oeste, la isla Chatham (en la costa oriental de Nueva Zelanda).
Para nombrar esta zona, el topógrafo pensó hacer un homenaje. Y aunque ahora, al leer el nombre, la mayoría podría pensar en el famoso pececillo de Disney, esta película no existía en ese momento. Lo cierto es que Lukatela quiso hacer un guiño a un clásico de la literatura: la novela 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne.
Los monstruos marinos del Punto Nemo
Durante mucho tiempo hubo rumores acerca del tipo de seres vivos que podían vivir en el Punto Nemo. Uno de los hechos que avivó las teorías de la existencia de monstruos marinos fue la obra de H. P. Lovecraft. Aunque escribió su obra mucho antes, el autor eligió un punto cercano a esta zona para situar la ciudad de R’lyeh, el hogar de Cthulhu, su criatura de rostro con tentáculos.
Años después del nombramiento de la zona, en 1997, un grupo de oceanógrafos grabaron un sonido misterioso a menos de 2.000 km al este del Punto Nemo. El bautizado como «El Bloop» avivó la excitación y el temor. Era un sonido más fuerte que el que emite una ballena azul, por lo que hubo especulaciones sobre un posible monstruo marino.
Sin embargo, más tarde la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) confirmó que el origen de este sonido era el hielo. Cuando los grandes icebergs empiezan a agrietarse y fracturarse provocan sonidos fuertes de ultra baja frecuencia. Este sonido es «El Bloop».
Parches de plástico
Más allá de la ocasional regata alrededor del mundo, el Punto Nemo prácticamente no recibe visitantes. «En un día tranquilo, la superficie marina en el corazón del Giro del Pacífico Sur es simplemente bella -azul aciago transparente con un tono violeta- porque contiene tan pocas partículas y materia viva», señala el oceanógrafo de la Universidad de Rhode Island en Narragansett Steven D’Hondt.
Sin embargo, no es un paraíso al margen de la contaminación humana. Para el álbum Plastic Beach, de 2010, la banda virtual británica Gorillaz aseguró que grabaron en un estudio construido sobre desperdicios marinos del Punto Nemo. Aunque esto puede parecer algo inverosímil, lo cierto es que no lo es tanto. En 2013 un estudio confirmó que hay un parche de basura en el Giro del Pacífico Sur.
La zona donde había más acumulada era en el centro, cerca de 2.500 km al noreste del Punto Nemo. Son principalmente plásticos como poliestireno, sedales y fragmentos provenientes de barcos y de la costa. Las corrientes giratorias atrapan la basura y la desmenuzan en pedazos mínimos. En cuanto a sus efectos, los biólogos creen que estos desechos podrían provocar desequilibrios en el ecosistema, ayudando a que algunas especies proliferen y otras no.