El musgo es mucho más importante para los ecosistemas terrestres de lo que creíamos
Utilizando datos de 123 lugares de todos los continentes, incluida la Antártida, demostramos que el suelo bajo los musgos tiene más nitrógeno, fósforo y magnesio
Los musgos son una de las plantas terrestres más antiguas. Se encuentran en todo el mundo, desde las exuberantes selvas tropicales hasta los desiertos más áridos, pasando por las colinas azotadas por el viento de la Antártida.
Están por todas partes: crecen en las grietas de carreteras y caminos, en los troncos de los árboles, en rocas y edificios y, lo que es más importante, en el suelo.
Sin embargo, a pesar de su ubicuidad, tenemos un conocimiento relativamente insuficiente sobre lo importantes que son, sobre todo los tipos de musgo que prosperan en el suelo.
Una nueva investigación mundial sobre los musgos del suelo publicada recientemente en Nature Geoscience revela que desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la vida en nuestro planeta. Sin los musgos del suelo, la capacidad de la Tierra para producir suelos sanos, proporcionar hábitat a los microbios y luchar contra los patógenos se vería muy mermada.
Un estudio global de los musgos del suelo
Los resultados del nuevo estudio indican que probablemente hemos subestimado la importancia de los musgos del suelo.
Utilizando datos de 123 lugares de todos los continentes, incluida la Antártida, demostramos que el suelo bajo los musgos tiene más nitrógeno, fósforo y magnesio, y una mayor actividad de las enzimas del suelo que las superficies desnudas sin plantas.
De hecho, los musgos afectan a todas las funciones principales del suelo, aumentando el secuestro de carbono, el ciclo de nutrientes y la descomposición de la materia orgánica. Estos procesos son fundamentales para la vida en la Tierra.
Nuestra modelización reveló que los musgos del suelo cubren una enorme superficie del planeta, unos nueve millones de kilómetros cuadrados, equivalente a la superficie de China. Y eso sin contar los musgos de los bosques boreales, que no se incluyeron en el estudio.
La intensidad del efecto de los musgos en el suelo depende de sus condiciones de crecimiento. Su efecto es mayor en entornos naturales de baja productividad, como los desiertos. También son más importantes en suelos arenosos y salinos, y donde las precipitaciones son muy variables.
No es de extrañar que los efectos de los musgos sean mayores en suelos donde escasean las plantas vasculares, que contienen tejidos especializados en la conducción de agua y minerales.
Una conexión íntima
Los musgos carecen de las tuberías que permiten a las plantas vasculares crecer a gran altura y extraer agua del subsuelo. Esto los mantiene relativamente cortos, y por eso desarrollan una conexión íntima con las capas superiores del suelo.
Los musgos son extremadamente absorbentes y pueden atraer partículas de polvo en suspensión. Algunas de estas partículas se incorporan al suelo inferior. No es de extrañar, pues, que tengan un efecto tan fuerte sobre los suelos.
Nuestros modelos muestran que, en todo el planeta, los musgos almacenan 6,4 gigatoneladas más de carbono que los suelos sin cubierta vegetal.
Perder tan sólo el 15% de la cubierta mundial de musgos del suelo equivaldría a las emisiones mundiales de dióxido de carbono de todos los cambios en el uso de la tierra durante un año, como el desbroce y el pastoreo excesivo.
No todos los musgos son iguales
También descubrimos que algunos musgos son más eficaces que otros a la hora de promover suelos sanos. Los musgos longevos tendían a asociarse con más carbono y un mayor control de los patógenos del suelo.
La capacidad de los musgos para proporcionar servicios ecosistémicos y sustentar una comunidad diversa de microbios, hongos e invertebrados era mayor en lugares con una elevada cobertura de musgos formadores de esteras y céspedes, como Sphagnum, ampliamente distribuidos en los bosques boreales.
Los suelos son un enorme reservorio de patógenos, pero el suelo bajo los musgos tenía una menor proporción de patógenos vegetales. Los musgos pueden ayudar a reducir la carga de patógenos en los suelos. Esta capacidad puede haberse originado cuando evolucionaron como plantas terrestres.
Un grupo especial en el desierto
Un tipo especial de musgo florece en los desiertos. Viven mucho tiempo (musgos perennes) o mueren jóvenes (musgos anuales).
Los musgos de la familia Pottiaceae están especialmente adaptados a la vida en condiciones secas e inhóspitas. Muchos tienen estructuras especializadas que les permiten sobrevivir cuando escasea el agua. Entre ellas se encuentran las hojas en forma de barco con largas puntas peludas que ayudan a canalizar el agua hacia el centro de la planta. Algunos musgos se retuercen alrededor de su tallo para reducir la superficie expuesta al sol y conservar la humedad.
Los musgos del desierto también protegen el suelo contra la erosión, influyen en la cantidad de agua que circula por las capas superiores e incluso alteran las posibilidades de supervivencia de las plántulas.
Otros musgos tienen células especiales que absorben la humedad (papilas), que se hinchan y les proporcionan una reserva de humedad cuando las condiciones son secas.
Nuestro estudio global demostró que los musgos formadores de esteras y céspedes como el Sphagnum tenían los efectos positivos más fuertes sobre la diversidad de microbios, hongos e invertebrados, y sobre servicios críticos como el suministro de nutrientes. Como era de esperar, los musgos más longevos mantenían más carbono en el suelo y tenían un mayor control de los patógenos de las plantas que los musgos de vida corta.
Proteger los musgos
En general, nuestro trabajo demuestra que los musgos influyen en importantes procesos y funciones del suelo del mismo modo que las plantas vasculares. Puede que sus efectos no sean tan acusados, pero su extendida presencia implica que los musgos son potencialmente igual de importantes cuando se suman en todo el planeta.
Sin embargo, los musgos están cada vez más amenazados en todo el mundo: las mayores amenazas son las perturbaciones causadas por el ganado, la sobreexplotación, el desbroce e incluso el cambio climático.
Necesitamos un mayor reconocimiento de los servicios que los musgos del suelo prestan a toda la vida en este planeta. Esto supone una mayor educación sobre sus beneficios positivos, identificando y mitigando las principales amenazas a las que se enfrentan, e incluyéndolos en los programas de seguimiento rutinarios.
Los musgos del suelo están en todas partes, pero su futuro dista mucho de estar asegurado. Es probable que desempeñen papeles cada vez más importantes a medida que las plantas vasculares disminuyan en climas globales que se prevén más cálidos, secos y variables.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.