¿Por qué el océano Pacífico se llama así?
Durante el siglo XVI, el mundo estaba dominado por dos potencias navales: Portugal y España
Durante el siglo XVI, el mundo estaba dominado por dos grandes potencias navales: Portugal controlaba el este y España el oeste. Ambas naciones competían ferozmente por establecer el control sobre la codiciada ruta de las especias. El dominio de estas rutas comerciales significaba el poder sobre el comercio global. Fue en este contexto histórico cuando se cruzaron las vidas del monarca Carlos I y el navegante Fernando de Magallanes.
Carlos I, ansioso por expandir las fronteras de su joven reino, se encontró con Magallanes, un portugués decidido a probar una teoría que sus compatriotas habían desestimado: la existencia de un canal que conectaba el océano Atlántico con el Mar del Sur, nombrado así por el explorador Vasco Núñez de Balboa tras avistarlo por primera vez en septiembre de 1513.
La expedición de Magallanes
Confiando en el portugués, Carlos I le otorgó una flota compuesta por cinco barcos, lo que generó descontento entre los capitanes españoles, quienes sospechaban que Magallanes podría ser un espía. Desde el inicio, la relación entre los miembros de la tripulación, divididos entre españoles y portugueses, estuvo marcada por tensiones y la amenaza constante de motines.
En la etapa inicial de la expedición, mientras buscaban el supuesto estrecho, Magallanes era el único que mantenía la confianza en la misión y tenía clara la ruta a seguir. El resto de la tripulación, sin comprender sus planes, navegaba entre dudas e incertidumbre.
Después de semanas bordeando la costa de América del Sur, avistaron lo que parecía ser una apertura prometedora. Sin embargo, resultó ser la desembocadura del río de la Plata en Argentina. Magallanes lo confirmó al probar el agua, que resultó ser dulce. Este error aumentó la ya tensa atmósfera. Además, a medida que descendían hacia latitudes más frías, el clima se volvía más severo y los suministros escaseaban.
La rebelión del 2 de abril de 1520
La rebelión finalmente estalló el 2 de abril de 1520, encabezada por el capitán español Juan de Cartagena. Los seguidores de Magallanes lograron sofocar la revuelta, y el navegante, actuando como juez supremo según las leyes marítimas, condenó a Cartagena al exilio en el inhóspito cabo de San Julián, en Argentina. Este suceso permitió que el marino español Juan Sebastián Elcano asumiera un mando más destacado en la expedición.
Magallanes continuó enfrentándose a los peligros de los mares del sur, perdiendo incluso la nave Santiago debido a los violentos vientos y las gigantescas olas. Meses después, descubrió otra apertura hacia el oeste. Aprendiendo de su error previo, probó el agua antes de avanzar y comprobó que esta era salada.
Decidió continuar, adentrándose en lo que resultó ser un laberinto hostil e inexplorado. En los diarios de la expedición, los navegantes describieron el lugar como un verdadero infierno, debido, entre otras cosas, a los numerosos incendios que avistaron en tierra firme, una región que Magallanes creía deshabitada. Llamó a esta zona Tierra de Fuego.
Finalmente, el 21 de octubre de 1520, la expedición logró atravesar el estrecho y alcanzó un vasto océano que contrastaba con los mares tormentosos que habían dejado atrás. Por su aparente calma, Magallanes lo bautizó como «Pacífico».