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Medio Ambiente

Greenpeace denuncia que España «sigue sin estar preparada ante el cambio climático»

Un año después de la dana, consideran «inaceptable cualquier paso atrás» en la protección de la ciudadanía

Greenpeace denuncia que España «sigue sin estar preparada ante el cambio climático»

Greenpeace denuncia que España sigue sin estar preparada ante el cambio climático. | EP

Greenpeace ha denunciado este jueves que, un año después de la dana que dejó 229 víctimas mortales y daños millonarios en la provincia de Valencia, «a pesar de algunos avances positivos, el país sigue sin estar preparado para hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático».

Este es el balance principal de Greenpeace en el aniversario de la catástrofe, según ha informado la entidad en un comunicado. La organización ecologista valora los avances en la cultura de la prevención así como la inclusión de la educación en emergencias en la enseñanza que se ha comenzado a aplicar, la mejora en el uso y la comunicación a la ciudadanía de los sistemas de alerta temprana, así como la aprobación del Real Decreto de «permisos climáticos» que permite aumentar la protección de las personas trabajadoras ante un evento extremo.

Sin embargo, para no seguir cometiendo los mismos errores, Greenpeace considera que el foco de actuación «debe situarse en la gestión del territorio, dada la elevada concentración de población y de infraestructuras básicas en zonas inundables». La organización considera «inaceptable cualquier paso atrás» en la protección de la ciudadanía frente al riesgo climático, «especialmente los retrocesos en materia urbanística, como la Ley de Simplificación Administrativa aprobada por el Gobierno valenciano solo un mes después de la tragedia que permite agilizar los trámites municipales para la construcción en zonas inundables sin informes previos de riesgo».

«Las precipitaciones extremas ya no son episodios excepcionales, sino el reflejo de la actual crisis climática que exige adaptar nuestras ciudades y territorios con urgencia. No podemos permitir que se siga construyendo en zonas de riesgo o que se ignore el papel protector de la naturaleza. Y tampoco podemos permitirnos no aprender después de lecciones tan duras como las que nos dio la dana», ha señalado Elvira Jiménez, responsable de Adaptación climática de Greenpeace España.

Según un informe reciente de la organización, más de 2,7 millones de personas en España viven en zonas con alto riesgo de inundación y se siguen planificando nuevas construcciones en estos espacios. Greenpeace reclama la «obligatoriedad de revisar y adaptar todos los planes generales de ordenación urbana anteriores a 2015 (hasta ahora exentos) para incorporar informes de inundabilidad y mapas de riesgo de inundación vinculantes con el objeto de declarar las zonas inundables como no urbanizables».

Papel de L’Albufera

A su juicio, la renaturalización de los ecosistemas fluviales y de los entornos urbanos es otro «componente esencial en el que aún no se ha avanzado». El papel del humedal de l’Albufera como barrera natural frente al avance de la inundación «demostró la necesidad de restaurar ecosistemas y reforzar la protección ambiental como principal línea de defensa ante los eventos meteorológicos extremos».

Del mismo modo, ha recalcado que aumentar la permeabilidad de los municipios es «fundamental para reducir y ralentizar el flujo del agua por calles y barrios, y esto debe ser parte del proceso de reconstrucción».

Greenpeace ha subrayado que muchos municipios afectados por la dana no contaban con planes locales de adaptación al cambio climático. «Es urgente avanzar en el diseño de planes integrados y multisectoriales, que consideren los distintos riesgos a los que se enfrenta un municipio. Para ello se necesita financiación, herramientas y colaboración entre administraciones, ya que muchos municipios no cuentan con recursos propios suficientes para abordar los cambios necesarios», sostiene la entidad.

Por otro lado, Greenpeace denuncia que la «mitigación» es la gran asignatura pendiente para hacer frente a la crisis climática. En esta línea, apunta que el año pasado, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron solo un -0,5 por ciento a nivel estatal, «muy lejos de la reducción mínima anual del 7% necesaria durante esta década crítica».

Aunque las emisiones se redujeron gracias a la bajada del consumo de gas (-4,2% en 2024), debido principalmente al mayor uso de las renovables frente al gas fósil para la producción eléctrica, el consumo de petróleo «sigue siendo muy elevado en sectores como el transporte». «Estas cifras dejan patente la falta de efectividad de las políticas públicas para acelerar el abandono de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), principales causantes del cambio climático», ha agregado la organización ecologista.

La organización exige que las grandes empresas de la industria fósil «asuman su responsabilidad en la crisis climática y cambien sus negocios hacia una descarbonización real y rápida» y que contribuyan mediante nuevos instrumentos fiscales «a la reconstrucción ante desastres como la dana, la adaptación para evitar peores consecuencias futuras y la aceleración de la transición energética y ecológica». De igual modo, reclama que las corporaciones energéticas tengan «planes de descarbonización obligatorios, reales y rápidos» y la aprobación de nuevos impuestos a la industria de los combustibles fósiles «para hacer frente a esta emergencia climática», ha afirmado Pedro Zorrilla Miras, responsable de la campaña contra el Cambio climático de Greenpeace.

La organización vincula estas demandas con la propuesta del Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática, que debe ser «un marco de consenso duradero, transformador amplio y transversal entre todos los agentes sociales, no monopolizado por los partidos políticos, pero sí recogido por la mayoría de ellos, guiado por la ciencia y capaz de trascender los ciclos políticos».

«El cambio climático ya no es una amenaza futura: es una realidad cotidiana. Lo vimos con la dana de 2024, pero también con las olas de calor o los incendios de este verano. Necesitamos que la industria fósil asuma su responsabilidad y que se impulse un acuerdo de país que priorice la vida y el bienestar de las generaciones presentes y futuras por encima de los intereses cortoplacistas», ha indicado Jiménez.

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