Siguen apareciendo pellets en playas gallegas tras casi dos años del vertido del Toconao
El buque Toconao perdió su carga en diciembre de 2023 en aguas portuguesas

Pellets de plástico en la playa de Sabón (La Coruña) en enero de 2024. | Gustavo de la Paz (EP)
Los pellets, pequeñas bolas de plástico, siguen apareciendo en las playas de Galicia cuando están a punto de cumplirse dos años desde el vertido del buque Toconao, que perdió su carga en diciembre de 2023 en aguas portuguesas.
Un paseo por la playa de Ber, en Pontedeume (La Coruña), permite ver que los pellets siguen llegando a las costas gallegas, como los recogidos por un vecino de la localidad este martes, un hecho que evidencia la dificultad de eliminar completamente la huella del vertido y su dispersión a través de las corrientes marinas.
El segundo aniversario del accidente del buque Toconao, que perdió 26,3 toneladas de estas pequeñas bolitas de plástico, coincide con la aprobación definitiva en el Parlamento Europeo de un reglamento diseñado para prevenir este tipo de contaminación.
Fue en diciembre de 2023 cuando el Toconao, de bandera liberiana, perdió seis contenedores al norte de Portugal, lo que provocó la llegada masiva de estos gránulos al litoral gallego a principios de 2024 y reveló un problema ambiental de gran magnitud.
La crisis ambiental gallega impulsó y fortaleció la nueva normativa europea, aprobada este mes de octubre, que busca obligar a las empresas a implementar planes de gestión de riesgos y reforzar los embalajes en el transporte marítimo para evitar futuros desastres.
De este modo, la persistencia de los microplásticos en las playas no solo recuerda el suceso del Toconao, sino que también justifica la urgencia de la respuesta legislativa europea ante los riesgos que el transporte de estas mercancías representa para el ecosistema marino.
Cuando el buque perdió su carga, investigadores alertaron del problema de ingerir pellets al consumir peces que previamente los han comido porque puede ser perjudicial que entren en la cadena trófica, a pesar de que el material de estas bolitas no es tóxico.
