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Medio Ambiente

Guía para cultivar plantas forrajeras: qué tipos existen y cómo conservar el cultivo

Son una herramienta clave para mantener al ganado alimentado y mejorar la estructura del suelo previniendo su erosión

Guía para cultivar plantas forrajeras: qué tipos existen y cómo conservar el cultivo

Pasto para el ganado. | Canva

El cultivo de plantas forrajeras es una de las prácticas agrícolas más importantes dentro de la producción ganadera. Gracias a estos cultivos, es posible ofrecer al ganado una alimentación equilibrada, rica en proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales esenciales para su salud y productividad.

Además de su función nutritiva, las plantas forrajeras contribuyen a mejorar la estructura del suelo, aumentar su fertilidad y prevenir la erosión, lo que las convierte en una herramienta clave para mantener sistemas agrícolas sostenibles a largo plazo.

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Cómo se cultivan las plantas forrajeras

El cultivo de plantas forrajeras empieza con una correcta planificación. Lo primero es seleccionar especies adecuadas al clima, tipo de suelo y necesidades nutricionales del ganado. Antes de sembrar, es esencial realizar una preparación del terreno. Esto incluye labores como el arado, la nivelación y el abonado.

La siembra puede hacerse al voleo, con sembradora o en líneas, dependiendo de la especie. Aunque algunas especies como el sorgo y la avena toleran mejor la falta de agua, otras requieren riegos controlados para obtener un buen rendimiento. En cuanto a la fertilización, los cultivos forrajeros pueden beneficiarse de aportes de nitrógeno, fósforo y potasio.

Tipos de plantas forrajeras

Las plantas forrajeras más comunes son:

  • Maíz forrajero: que destaca por su rápido crecimiento y su alta producción de biomasa. Por eso, es ideal para ensilaje. Además, aporta una gran cantidad de energía gracias a su contenido en almidón. Y es esencial para la producción de leche y carne.
  • Trigo forrajero: crece en climas templados y puede servir como cultivo de invierno, que se utiliza como pasto, heno y ensilaje. Proporciona fibra y energía, mejorando el rendimiento animal.
  • Sorgo forrajero: es conocido por su gran tolerancia a la sequía. Por lo que, es perfecto para zonas áridas. Como proporciona energía y fibra, destaca por su resistencia y capacidad de crecimiento en suelos pobres.
  • Alfalfa forrajera: es una de las plantas forrajeras más nutritivas. Además, fija nitrógeno en el suelo, mejorando su fertilidad.
  • Guisante forrajero: es valorado por su rápido crecimiento y su alto contenido proteico. Se utiliza como complemento para alimentar al ganado.
  • Cebada forrajera: de rápido crecimiento y muy productivo. Se usa para ensilaje, pastoreo y grano, siendo especialmente nutritiva en la fase de grano lechoso.
  • Avena forrajera: tolera los suelos pobres y climas fríos. Muy fibrosa es excelente para las épocas de barbecho debido a su capacidad de alimentar el suelo.
  • Remolacha forrajera: Su raíz carnosa y rica en azúcares la convierte en una gran fuente de energía.
  • Col forrajera: resistente al frío y de rápido crecimiento. Aporta proteínas y minerales, siendo muy útil en otoño e invierno.

Cómo conservar tu cultivo

Conservar correctamente las plantas forrajeras es esencial para asegurar que el ganado disponga de alimento nutritivo durante todo el año. Existen tres técnicas principales de conservación:

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Así puedes conservar el forraje durante años

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1. Henificado

Esta técnica consiste en secar el forraje hasta reducir su humedad. De esta forma, se evita el crecimiento bacteriano. Se trata de una de las técnicas más tradicionales y continúa siendo fundamental para la producción de heno de calidad.

2. Deshidratación

Se realiza de forma industrial mediante hornos de calor que eliminan casi toda la humedad. Esto permite conservar el forraje durante largos periodos y facilita su almacenamiento. Aunque se trata de un proceso costoso.

3. Ensilado

El forraje se almacena en un ambiente anaeróbico al que se añaden bacterias que producen ácido láctico. Así se reduce el pH, evitando la proliferación de microorganismos patógenos. Y se obtiene un alimento muy nutritivo.

Usos de las plantas forrajeras

Las plantas forrajeras se caracterizan por su alto valor nutritivo, su capacidad para producir grandes volúmenes de biomasa y su función ecológica en la mejora del suelo. Por eso, son fundamentales en la dieta de rumiantes y otros animales de granja. Además, desempeñan mejoran la fertilidad del suelo y ayudan a proteger contra la erosión.

Por eso, los cultivos forrajeros son esenciales para garantizar una alimentación equilibrada para el ganado. Al mismo tiempo que ofrecen importantes beneficios medioambientales.

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