Ceuta y Melilla, un territorio hostil para refugiados y migrantes
«La mayoría de las personas que solicitan asilo, excepto aquellas de nacionalidad siria, se quedan estancadas en el limbo que supone Ceuta y Melilla, donde tienen miedo de pedir asilo, por si se prolonga su estancia en los CETI. No se garantiza la aplicación de la Ley de Asilo de la misma manera que en la Península”, ha asegurado Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España. “Algunas nacionalidades, como la marroquí o la argelina, sufren discriminación a la hora de ser trasladadas a la Península y los colectivos vulnerables no están recibiendo la atención que necesitan”, denuncia. Muchas de las personas subsaharianas con las que se ha entrevistado Amnistía Internacional y que han intentado en alguna ocasión cruzar la frontera relatan violaciones de derechos humanos a ambos lados. La valla no es la única manera de llegar a estos enclaves españoles. En ocasiones, las personas migrantes y refugiadas también se juegan la vida a nado o en pequeñas embarcaciones.
Los puestos fronterizos de las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla «hacen prácticamente infranqueable la entrada para refugiados», y quienes lo logran, se enfrentan a malas condiciones en los Centros de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), discriminación y falta de atención a grupos vulnerables, ha documentado Amnistía Internacional España en una nueva investigación hecha pública este martes.
«La mayoría de las personas que solicitan asilo, excepto aquellas de nacionalidad siria, se quedan estancadas en el limbo que supone Ceuta y Melilla, donde tienen miedo de pedir asilo, por si se prolonga su estancia en los CETI. No se garantiza la aplicación de la Ley de Asilo de la misma manera que en la Península”, ha asegurado Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España. “Algunas nacionalidades, como la marroquí o la argelina, sufren discriminación a la hora de ser trasladadas a la Península y los colectivos vulnerables no están recibiendo la atención que necesitan”, denuncia.
Muchas de las personas subsaharianas con las que se ha entrevistado Amnistía Internacional y que han intentado en alguna ocasión cruzar la frontera relatan violaciones de derechos humanos a ambos lados. La valla no es la única manera de llegar a estos enclaves españoles. En ocasiones, las personas migrantes y refugiadas también se juegan la vida a nado o en pequeñas embarcaciones.