Más de 500 niños de un coro sufrieron abusos sexuales y físicos en Alemania
Al menos 547 niños del coro de la catedral de Ratisbona (Alemania) fueron víctimas de abusos físicos y sexuales entre 1945 y 1992, según un informe difundido este martes.
Al menos 547 niños del coro de la catedral de Ratisbona (Alemania) fueron víctimas de abusos físicos y sexuales entre 1945 y 1992, según un informe difundido este martes por el abogado Ulrich Weber. La investigación señala que los niños de esta escuela de coro, conocidos como «los gorriones de la catedral de Ratisbona» (Regensburger Domspatzen, en su nombre original en alemán), eran golpeados y maltratados por maestros o sacerdotes. Además, 67 de ellos sufrieron abusos sexuales. Weber ha especificado que la violencia fue infligida especialmente sobre los estudiantes de tercero y cuarto de primaria.
El informe de 450 páginas, encargado por el obispado, recoge un ambiente de terror y violencia. «Los afectados describieron sus años escolares como una prisión, como un infierno y como un campo de concentración. Muchos se referían a esos años como la peor época de su vida, caracterizada por el miedo, la violencia y el desamparo», ha explicado Weber en una rueda de prensa. En el estudio se recogen casos de caricias, tocamientos y violaciones, además de castigos físicos como palizas, bastonazos y golpes con todo tipo de objetos, desde llaveros a gruesos anillos. Asimismo, a modo de castigo se obligaba a los niños a comer cuando no querían, o se les negaba todo alimento. Weber ha identificado en su informe a 49 personas que «con alta probabilidad» incurrieron en esas prácticas, de las cuales nueve perpetraron las agresiones sexuales.
Los primeros indicios del escándalo salieron a la luz en 2010. Entonces se habían documentado únicamente unos 50 casos de abusos. La investigación alcanzó una repercusión internacional debido a que el hermano del papa emérito Benedicto XVI, Georg Ratzinger, fue director del coro de 1964 a 1994, en la época en que se produjeron los hechos. En declaraciones a la prensa alemana en 2010, Ratzinger negó tener conocimiento de la situación: «Si hubiera conocido los excesos de violencia que se estaban utilizando, habría hecho algo (…) Pido perdón a las víctimas. Al principio, yo también daba bofetadas, pero siempre tuve mala conciencia».
Sin embargo, en las conclusiones del informe se constata que los responsables de la escuela debieron tener al menos «conocimientos superficiales» de lo que estaba ocurriendo, entre ellos también Georg Ratzinger. Weber considera que el hermano del papa emérito tuvo conocimiento al menos de los castigos físicos que se infligían en la institución, aunque probablemente no de los casos de abusos sexuales. Ni él ni el resto de sacerdotes tomaron medidas, al imperar lo que el autor del informe denomina una «cultura del silencio», lo que ha dificultado la investigación.
Weber señala como responsable de esa situación al entonces obispo de Ratisbona, Gerhard Ludwig, por no asumir su responsabilidad de esclarecer lo que ocurría. En el informe se explica que la gran mayoría de episodios de violencia física descubiertos eran punibles. No obstante, dado que los delitos cometidos han prescrito, ya no pueden ser juzgados ante los tribunales. Cada una de las víctimas recibirá 20.000 euros de indemnización. El representante del colectivo de víctimas, Peter Schmitt, ha indicado que sigue habiendo una «cifra oscura» de víctimas anónimas que no se han atrevido aún a relatar la experiencia vivida.