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Reino Unido expulsa a 23 diplomáticos rusos por el caso del exespía envenenado

Reino Unido expulsará a 23 diplomáticos rusos, la mayor expulsión en los últimos 30 años, debido a que Moscú no ha aclarado por qué el exespía Sergei Skripal y su hija Yulia fueron envenenados con un agente nervioso fabricado en Rusia, ha anunciado este miércoles la primera ministra británica, Theresa May, informa EFE.

Reuters

Reino Unido expulsará a 23 diplomáticos rusos, la mayor expulsión en los últimos 30 años, debido a que Moscú no ha aclarado por qué el exespía Sergei Skripal y su hija Yulia fueron envenenados con un agente nervioso fabricado en Rusia, ha anunciado este miércoles la primera ministra británica, Theresa May, informa EFE.

May considera que Rusia ha reaccionado “con un completo desprecio” ante la “gravedad” de los hechos ocurridos el día 4 de marzo. Según May, Rusia ha reaccionado “con sarcasmo, menosprecio y resistencia” ante lo sucedido y su respuesta “ha demostrado un completo desprecio por la gravedad de los acontecimientos”.

Los diplomáticos expulsados, que han sido identificados como “agentes de los servicios secretos encubiertos”, tendrán una semana para abandonar el país, ha anunciado la primera ministra.

El incidente ocurrido en Salisbury representa “un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido”, ha dicho May. Además de la expulsión de los diplomáticos, May ha dicho que el Gobierno incrementará los controles a los ciudadanos rusos que entren a Reino Unido.

También ha anunciado que Londres congelará “los activos del estado ruso donde sea que exista evidencia de que podrían ser empleados para amenazar la vida o propiedad de ciudadanos o residentes en el Reino Unido”.

En un encuentro celebrado este miércoles, May ha pedido al Consejo Nacional de Seguridad que acuerde “medidas inmediatas para desmantelar la red de espionaje rusa en el Reino Unido” y ha cancelado la invitación al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

El anuncio de May llega después de que Rusia ignorara el plazo límite fijado por el Ejecutivo de Londres para que diera explicaciones sobre cómo un agente nervioso militar de fabricación rusa envenenó al exagente de 66 años y a su hija de 33, que siguen en “estado crítico”.