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El movimiento #MeToo coge fuerza en China tras una oleada de denuncias por acoso sexual

Más de 20 mujeres han hecho públicos esta semana en China varios episodios de abusos y acoso sexual que han sufrido por parte de ex jefes, conocidos y compañeros de trabajo. La oleada de acusaciones comenzó después de que el lunes el fundador de una conocida organización benéfica admitiese haber violado a una mujer.

El movimiento #MeToo coge fuerza en China tras una oleada de denuncias por acoso sexual

Más de 20 mujeres han hecho públicos esta semana en China varios episodios de abusos y acoso sexual que han sufrido por parte de exjefes, conocidos y compañeros de trabajo. La ola de acusaciones comenzó después de que el lunes el fundador de una conocida organización benéfica admitiese haber violado a una mujer.

Entre los acusados se encuentran un activista, un ecologista, tres periodistas, un académico, dos entrenadores de bádminton y uno de los presentadores de televisión más conocidos del país. Esta avalancha de casos pone de manifiesto que el movimiento #MeToo está cogiendo fuerza en China, a pesar de los intentos de las autoridades por reprimirlo.

El miércoles pasado, una mujer publicó una declaración acusando al periodista Zhang Wen de haberla violado en mayo. Seis mujeres más le acusaron de acoso sexual, entre ellas Yi Xiaohe, una productora de Shanghai a la que acosó en 2011. «No hay una sola industria donde esto no esté pasando. No son casos aislados«, ha dicho Yi. En un comunicado, Zhang se ha defendido de las acusaciones negando que se tratara de violación, puesto que había consentimiento por ambas partes, y ha acusado a las otras mujeres de intentar perjudicar su reputación, alegando que los besos y los abrazos son prácticas normales dentro de la industria.

El jueves, una usuaria de Weibo, una plataforma de microblogging, publicó un post en el que acusaba a un conocido presentador de la emisora estatal CCTV de manosearla cuando trabajaba en un show con él en 2014. La publicación tuvo miles de comentarios y se convirtió en tendencia en la plataforma. Al día siguiente, todas las historias y menciones fueron borradas de las redes sociales chinas. Los términos de búsqueda «Me too» o «Metoo» se encontraban entre los más bloqueados según Free Weibo, que rastrea los términos censurados.

La censura no es el único obstáculo. A menudo la policía presiona a las denunciantes de abuso o acoso sexual para que retiren las acusaciones, especialmente en incidentes que no incluyen violación. La sanción penal por acoso sexual es rara, y en el caso de las demandas civiles se limitan a una compensación y a pedir disculpas a las víctimas, según expertos legales.

El movimiento #MeToo en China, que durante mucho tiempo ha estado relegado al ámbito universitario, ha empezado a extenderse. «Las mujeres están empezando a hablar, a destapar el dolor del pasado y a luchar por sus propios derechos», ha dicho Zhong Ying, periodista en Pekín. Una revista de la capital que pidió a sus lectoras que compartieran sus experiencias de acoso dijo que en menos de 24 horas recibieron más de 1.700 historias.

Aún así, los defensores del movimiento han expresado que son conscientes de las limitaciones a las que se enfrenta en cuanto al alcance y la repercusión de las denuncias. «Es un despertar del poder de las mujeres, pero también hay un gran rechazo a este movimiento. Las voces de quienes están en contra son la mayoría«, ha dicho Zhong. «Las mujeres aquí no harán tanto ruido como lo hacen fuera», se ha lamentado. «Aún así hay gente que puede aprender de esto. Habrá algunos hombres que empezarán a reflexionar sobre sus actos y a las mujeres les dará más valor, o al menos, aliento para hablar.»

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