La tecnología de reconocimiento facial del FBI identifica más a los afroamericanos que a otros colectivos
La investigación encontró que la mitad de todos los adultos estadounidenses tienen sus imágenes almacenadas en al menos una base de datos de reconocimiento facial de la policía, y con pocas restricciones. Al menos 117 millones de estadounidenses tienen imágenes de sus caras en una o más bases de datos, es decir, su parecido con imágenes tomadas en una escena del crimen puede llegar a ser la base para el seguimiento llevado a cabo por los investigadores. El informe concluye que la expansión de estos sistemas ha dado lugar a un impacto racial desproporcionado porque los afroamericanos son más propensos a ser arrestados y tienen tomadas más fotos policiales. El equipo de la Universidad de Georgetown también descubrió que las bases de datos criminales rara vez borran el contenido para eliminar las imágenes de personas inocentes, ni los sistemas de reconocimiento facial son probados rutinariamente para comprobar su exactitud. «Este es un problema grave, y nadie está trabajando para solucionarlo», dijo Alvaro M. Bedoya al diario The Washington Post, director ejecutivo del Centro de Derecho de Georgetown. Una coalición de grupos de derechos y libertades civiles tiene previsto entregar una carta al Departamento de Justicia pidiendo una investigación sobre el uso y el posible abuso de la tecnología de reconocimiento facial.
La tecnología no es perfecta, y además puede ser injusta. Según un estudio elaborado por el Centro de Privacidad y Tecnología de la Universidad de Georgetown, el creciente uso del reconocimiento facial de alta tecnología por robots de la policía es más propenso a analizar e identificar a los afroamericanos que a otros colectivos durante la búsqueda de sospechosos en crímenes.
La investigación encontró que la mitad de todos los adultos estadounidenses tienen sus imágenes almacenadas en al menos una base de datos de reconocimiento facial de la policía, y con pocas restricciones. Al menos 117 millones de estadounidenses tienen imágenes de sus caras en una o más bases de datos, es decir, su parecido con imágenes tomadas en una escena del crimen puede llegar a ser la base para el seguimiento llevado a cabo por los investigadores. El informe concluye que la expansión de estos sistemas ha dado lugar a un impacto racial desproporcionado porque los afroamericanos son más propensos a ser arrestados y tienen tomadas más fotos policiales. El equipo de la Universidad de Georgetown también descubrió que las bases de datos criminales rara vez borran el contenido para eliminar las imágenes de personas inocentes, ni los sistemas de reconocimiento facial son probados rutinariamente para comprobar su exactitud. «Este es un problema grave, y nadie está trabajando para solucionarlo», dijo Alvaro M. Bedoya al diario The Washington Post, director ejecutivo del Centro de Derecho de Georgetown. Una coalición de grupos de derechos y libertades civiles tiene previsto entregar una carta al Departamento de Justicia pidiendo una investigación sobre el uso y el posible abuso de la tecnología de reconocimiento facial.