El Gobierno colombiano y el ELN llegan a un acuerdo histórico
El Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) suscribieron hoy un histórico acuerdo de cese al fuego bilateral y temporal, que comenzará a regir desde el próximo 1 de octubre, en búsqueda de mejorar la situación humanitaria de la población.
El Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) suscribieron hoy un histórico acuerdo de cese al fuego bilateral y temporal, que comenzará a regir desde el próximo 1 de octubre, en búsqueda de mejorar la situación humanitaria de la población.
Así reza el acuerdo, leído en Quito, durante una ceremonia en la que estuvieron presentes el jefe del equipo negociador de Colombia, Juan Camilo Restrepo, y el líder del ELN en las conversaciones, el líder guerrillero Pablo Beltrán.
Ambas partes han acordado desarrollar un cese al fuego, bilateral y temporal «que reduzca la intensidad del conflicto armado. Su objetivo primordial es mejorar la situación humanitaria de la población«, señala el texto. Detalla que el cese anunciado hoy comenzará el 1 de octubre y finalizará el 12 de enero de 2018 y señala que «este es un hecho de marcada significación histórica: es el primer acuerdo de esta naturaleza que firma el Gobierno Nacional con esta guerrilla en más de 50 años».
«Constituye el primer paso para ir avanzando a una paz definitiva con el ELN que conduzca al fin del conflicto con este grupo alzado en armas y al desarrollo de la agenda que se pactó en marzo de 2016», indica.
Con el acuerdo «no se ha pactado solamente un silenciamiento de fusiles; se ha pactado también la suspensión de hostilidades durante la vigencia del cese al fuego», apunta al detallar que entre los compromisos está suspender cualquier secuestro contra ciudadanos nacionales o extranjeros.
Además, suspender todo atentado contra la infraestructura del país, incluido los oleoductos, así como el enrolamiento de menores con edades inferiores a las mínimas autorizadas por el Derecho Internacional Humanitario.
De igual manera, contempla la abstención de instalar artefactos antipersonales que de cualquier manera puedan poner en peligro la integridad de la población civil.
En el acuerdo, el Gobierno ha adquirido compromisos como robustecer el llamado sistema de alertas tempranas, para que la protección a los líderes sociales se fortalezca en todo lo que concierne «al aviso de amenazas, a su trámite, investigación y difusión pública de los resultados».
Igualmente, el Gobierno adelantará un programa de carácter humanitario entre la población carcelaria de militantes del ELN, que permita mejorar sus condiciones de salud, ubicación cerca de sus núcleos familiares y evaluación de su seguridad en los recintos carcelarios en los que están recluidos.
«El Gobierno velará en los próximos meses para que se le dé pronta y cumplida aplicación a la ley que recientemente desjudicializó varios tipos de protesta social», señala.
Según el acuerdo, el cese al fuego y de hostilidades será supervisado por veedores independientes y profesionales del sistema de Naciones Unidas; supervisión que contará también con el acompañamiento de la Iglesia Católica.
Al anunciar el acuerdo, Restrepo dijo que es «el primer gran paso hacia la paz» con esa agrupación guerrillera y expresó su esperanza de que el de hoy sea el «primer paso» que siga un rumbo que lleve a los diálogos «a buen puerto».
De su lado, Pablo Beltrán, representante del ELN, destacó que el hecho de que hoy estén presentando el «Acuerdo de Quito», es una «muestra de que sí podemos cambiar».
«El cambio es en función de que haya un alivio para la población que es la que, de manera directa», recibe los efectos del conflicto, comentó al indicar que para el ELN es «un reto» cumplir todos los acuerdos pactados para el cese de hostilidades, algo que espera también haga el Gobierno colombiano.
Subrayó que el cese va dirigido «al alivio de la población que más sufre» e indicó que espera que haya «más confianza para la paz en Colombia».
Durante la ceremonia en la que se revelaron detalles del acuerdo, la canciller ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, comentó que se trata de un gran paso para la región y ratificó la condición de su país «como territorio de diálogos, como territorio de construcción de la paz».