Los bebés nacidos por cesáreas son más propensos a la obesidad
Uno de cada diez embarazos presenta complicaciones que pueden justificar que un bebé nazca a través de una cesárea. En muchos países las cesáreas electivas se están volviendo cada vez más comunes.
Uno de cada 10 embarazos presenta complicaciones que pueden justificar que un bebé nazca a través de una cesárea. En muchos países las cesáreas electivas se están volviendo cada vez más comunes.
Por ejemplo, en Brasil, Italia e Irán, más del 40% de los niños nacen de esta manera, reseña esta semana The Economist. De hecho, el medio cuenta que el procedimiento se está realizando cada vez más a pesar de no resultar realmente necesario.
En países subdesarrollados como Venezuela, el parto natural suele ser sumamente complicado pues los centros asistenciales no cuentan con lo equipos y espacios requeridos para facilitar el proceso, por ello muchas mujeres optan por las cesáreas.
Todo esto ha preocupado a Maria Dominguez-Bello, una investigadora de The New York University School of Medicine, que ha publicado un estudio en Science Advances en el que asegura que los bebés que nacen por cesárea tienen más probabilidades de ser obesos.
La razón es que cuando el bebé no nace de parto natural, no hace contacto con las bacterias que la madre tiene acumuladas en su vagina y en el perineo genital y que normalmente se establecen, desde entonces, en el intestino del recién nacido protegiendo así su salud futura.
Además, los bebés que no tocan directamente las bacterias del nacimiento son más propensos que otros a las alergias, a las enfermedades autoinmunes (en las que el sistema inmunitario ataca a las células del cuerpo, como sucede en la diabetes tipo 1) , y también son más propensos a engordar.
El estudio argumenta que la relación entre obesidad y los tipos de bacterias que viven en el intestino de una persona ya ha sido probada, por lo tanto, es la principal explicación del vínculo entre las cesáreas y la obesidad.
La doctora Domínguez-Bello en su análisis usó ratones. Permitió que unos dieran a luz de manera natural, mientras practicó cesáreas en otros. Luego crió a los cachorros en idénticas condiciones.
Los resultado fueron la clave. A las 15 semanas, las crías que habían nacido de forma natural pesaban un promedio de 39 gramos, mientras que los nacidos por cesárea promediaron 45 gramos.
Además, cuando la doctora examinó las bacterias intestinales de sus ratones, descubrió que los nacidos de forma natural tenían una mezcla normal mientras que los que nacieron por cesárea carecían de los grupos bacterianos Bacteroides, Ruminococcaceae y Clostridiales, asociados con cuerpos magros. La investigadora asegura que este análisis es extrapolable hacia los humanos. También ha dicho que los médicos podrían aprovechar al momento de la cesárea para poner en la piel del pequeño un poco de las bacterias de su madre y así beneficiar a los que son sometidos a este tipo de procedimiento.