Los huesos hallados en la embajada del Vaticano no son de Emanuela Orlandi
Los restos humanos encontrados bajo el suelo de un sótano de la Nunciatura Apostólica en Italia, embajada del Vaticano, no pueden ser de las jóvenes Emanuela Orlandi y Mirella Gregori, desaparecidas hace 35 años, según un primer análisis. La abogada de la familia de Orlandi, Laura Sgro, ha confirmado que la fiscalía de Roma les ha comunicado que los huesos son anteriores a 1964.
Los restos humanos encontrados bajo el suelo de un sótano de la Nunciatura Apostólica en Italia, embajada del Vaticano, no pueden ser de las jóvenes Emanuela Orlandi y Mirella Gregori, desaparecidas hace 35 años, según un primer análisis. La abogada de la familia de Orlandi, Laura Sgro, ha confirmado que la fiscalía de Roma les ha comunicado que los huesos son anteriores a 1964. Sin embargo, los defensores de la familia Orlandi confían en que continúen las investigaciones con la prueba del Carbono 14, así como el examen de ADN, y que ambas pruebas puedan arrojar algo de luz al suceso.
El caso comenzó cuando el pasado 30 de octubre el Vaticano informó del hallazgo de «huesos humanos» en «Villa Giorgina», la sede de la Nunciatura Apostólica en Italia desde los años 60. «La Gendarmería vaticana ha intervenido de inmediato en el lugar y las autoridades han sido alertadas para desarrollar de la investigación«, comunicó el Vaticano. El fiscal jefe de Roma, Giuseppe Pignatone, pidió a la Policía científica y a la Policía de Roma que investigasen la edad, sexo y posible fecha de muerte de la persona a la que pertenecían dichos restos.
Algunos medios han apuntado que la zona donde se encuentra el edificio fue un cementerio hasta principios del siglo XX.
Varios medios italianos vincularon el descubrimiento de manera precipitada al caso Orlandi, uno de los grandes misterios de Italia y del Vaticano. También se habló de la posibilidad de que fueran los restos de Mirella Gregori, una joven que desapareció un mes antes que Orlandi y que vivía a escasos 100 metros del lugar. Otra teoría alrededor de este descubrimiento ha sido la de que los restos puedan pertenecer a la esposa de un portero de la embajada que desapareció misteriosamente en los años 60.