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Tres astronautas de la ISS regresan a la Tierra tras una turbulenta misión

Tres astronautas regresaron este jueves a la Tierra tras un turbulento periodo en la Estación Espacial Internacional (ISS) marcado por un escape de oxígeno y el fracaso del lanzamiento de un cohete que debía transportar a una nueva tripulación.

Tres astronautas de la ISS regresan a la Tierra tras una turbulenta misión

Tres astronautas regresaron este jueves a la Tierra tras un turbulento periodo en la Estación Espacial Internacional (ISS) marcado por un escape de oxígeno y el fracaso del lanzamiento de un cohete que debía transportar a una nueva tripulación.

La naveSoyuz MS-09 que transportaba al alemán Alexander Gerst, de la Agencia Espacial Europea (ESA); la estadounidense Serena Auñón-Chancellor, de la NASA; y el ruso Serguéi Prokopiev, de Roscosmos, aterrizó un poco antes de lo previsto, a las 05:02 GMT, según ha indicado la agencia espacial rusa.

La densa niebla que cubría la estepa kazaja ha impedido ver el aterrizaje de los astronautas en la transmisión en directo de las páginas web de la NASA y Roscosmos.

Cuando los astronautas despegaron, en junio, eran uno de los equipos con menos experiencia en viajar a la Estación Espacial Internacional: Alexander Gerst era el único que había realizado una misión en la ISS, en 2014.

La tripulación ha regresado a la Tierra acompañada de una serie de experimentos científicos. Uno de ellos, denominado Dosis 3D, ofrece información detallada sobre la dosis y la distribución de la radiación a bordo de la ISS. Es uno de los muchos experimentos que aportarán beneficios tanto para la Tierra como para la exploración humana y robótica en un momento en que Europa se prepara para futuras misiones a la Luna y más allá.

Con el regreso de estos astronautas concluye con éxito la misión Horizons, en la que el astronauta Alexander a la Tierra llevó a cabo más de 60 experimentos europeos en el espacio, que le permitió convertirse en el segundo comandante europeo de la Estación Espacial Internacional, durante la cual recibió a seis vehículos de reabastecimiento, instaló el primer sistema comercial para investigación en el laboratorio Columbus, envió un mensaje importante sobre el cambio climático a los líderes de la conferencia COP24 y fotografió en tiempo real el lanzamiento frustrado de un cohete Soyuz.

Una misión turbulenta

El primer incidente de importancia tuvo lugar el 30 de agosto, cuando se descubrió un escape de oxígeno debido a un pequeñísimo agujero en su nave Soyuz acoplada a la ISS. El agujero se reparó con éxito, pero Rusia abrió una investigación después de que Dimitri Rogozin, el jefe de Roscosmos, aludiera a la hipótesis de un sabotaje y de un posible «acto premeditado» en la Tierra o en el espacio. Rogozin afirmó después que los investigadores desecharon la pista de una falla de fabricación.

La semana pasada, Serguéi Prokopiev y el también cosmonauta ruso Oleg Kononenko realizaron una salida al espacio para inspeccionar el agujero, que había provocado una ligera despresurización de la estación orbital en agosto, y tomar muestras de los residuos hallados en el casco e imágenes de la zona.

El agujero se encontraba en una sección de la nave que iba a desprenderse y combustionar en la atmósfera al aterrizar, por lo que se hacía necesario recopilar las pruebas en el espacio. Los tripulantes regresaron a la Tierra con las evidencias.

El regreso a la Tierra de Serguéï Prokopiev, Serena Auñón-Chancellor y Alexander Gerst estaba previsto en un principio el 13 de diciembre, pero tuvo que retrasarse después del fracaso del lanzamiento de un cohete Soyuz el 11 de octubre y el agitado regreso a la Tierra de sus dos ocupantes, el estadounidense Nick Hague y el ruso Alexéi Ovchinin. Fue el primer lanzamiento abortado de la era postsoviética.

El 3 de diciembre se llevó a cabo con éxito un nuevo vuelo habitado, que permitió al ruso Oleg Kononenko, a la estadounidense Anne McClain y al canadiense David Saint-Jacques trasladarse a la ISS.

La Estación Espacial Internacional, un infrecuente ejemplo de cooperación entre Rusia y Estados Unidos en un contexto de tensiones sin precedentes desde la Guerra Fría, está en órbita desde 1998, a una velocidad de 28.000 km/hora. En ella participan 16 países, pero su costo total de 100.000 millones de dólares lo pagan fundamentalmente Estados Unidos y Rusia.

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