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Semana importante en las ventas de Navantia: la Armada india prueba el submarino S-80

La factura a pagar por los indios en caso de decidirse por el navío español rondaría los 4.800 millones de euros

Semana importante en las ventas de Navantia: la Armada india prueba el submarino S-80

Submarino S-80. | Cedida

Es un pequeño grupo, pero se le podría identificar con facilidad. De tez muy morena, casi aceitunada, varios con barba, y probablemente alguno tocado con un turbante de corte hindú. No son turistas, ni llegaron a Cartagena por la gastronomía o a ver lo que dejaron los romanos. Son militares y técnicos de la armada india, y vienen de compras. Quieren un submarino: el S-80+ construido en los astilleros de Navantia.

Uno de los productos tecnológicos más avanzados que España ha puesto en el mercado está acaparando más miradas de las previstas. Parte de su éxito industrial se deberá, si esto acaba ocurriendo, cuando se comience a exportar y ese momento está cada día más cerca. Puede que sea a Indonesia, a algún país sudamericano, Canadá anda preguntando, pero los que están en suelo español y probando son los de India.

Toda esta semana, una legación técnico-militar estará en la factoría que tiene Navantia en Cartagena, testando en particular el sistema de propulsión AIP. La Armada india se mueve en un entorno cada día más complejo con los siempre incómodos vecinos chinos acercándose. Con más de 7.500 kilómetros de costa y las islas Andamán, Nicobar y Laquedivas que controlar, su fuerza submarina peca de escasa. Quieren dar un paso delante con su programa Project-75 India para el que desearían manejar al menos seis submarinos convencionales (no nucleares) y los españoles S-80+ están muy bien colocados.

Para ellos, esta nueva generación de submarinos es fundamental, y el modelo español pelea cara a cara contra el 214 de ThyssenKrupp Marine Systems. A primeros de año, los indios estuvieron en Alemania chequeando sus soluciones y todo parecía bastante encarrilado. Sin embargo, cuando han venido a España a probar el S-81 ya en servicio, y sobre todo, el sistema de propulsión AIP independiente del aire, es porque ven que lo germano no es del todo perfecto.

Muchos dudaban de que el sistema desarrollado por Abengoa estuviera listo este año. La complejidad y sofisticación de sus mecanismos ha retrasado tanto su calendario que no estará en pleno funcionamiento e instalado hasta la llegada del S-83, tercero de una familia de cuatro. Cuando se acabe con el S-84, y cuando le toque una parada en carena al S-81, le será instalado.

India tiene especial interés en este sistema por diversos motivos. Uno es que el sistema de propulsión AIP, al que también se le conoce como Bioethanol Stealth Tecnology, funciona con bioetanol, un producto en el que India es una potencia productiva. Sería con ello independiente y autónoma en el plano estratégico. Con este proceso se evita tener hidrógeno a bordo, promete hasta tres semanas de autonomía bajo el agua, y su grado de sigilo es el más alto conocido hasta la fecha.

Por otra parte, Navantia ha presentado el proyecto al gobierno de Nueva Delhi de manera conjunta con la compañía local Larsen & Toubro. El plan es similar al usado para la mayor venta de Airbus C-295 MW de la historia, cerrado a este país con 56 aeronaves. En septiembre de 2023 se hizo entrega de la primera de estas aeronaves en la factoría de San Pablo en Sevilla. Cuando todas estas aeronaves estén entregadas, India será el mayor operador del mundo de este aparato con sello Made in Spain.

En el caso de los submarinos, el diseño, desarrollo, procesos de aprendizaje, simuladores y mantenimiento correrían por parte de Navantia. Habría transferencia de tecnologías a los socios de Larsen & Toubro con construcción parcial o total en astilleros indios.

España contra Alemania

Al P-75 se le considera el proceso de adquisición militar más complejo de la India, debido a los acuerdos de asociación estratégica con socios extranjeros, y más en concreto, europeos. El Tipo 214 alemán es un submarino magnífico, pero tiene varias desventajas con respecto al S-80. De entrada, su sistema de impulsión es más pesado y acapara más volumen en el interior de la nave. Esto conduce a que el espacio para la tripulación y el armamento sea menor. Por otra parte, el procedimiento de repostaje del 214 es más complejo, necesita de personal muy especializado, y es lento.

Si en S-80 entra más armamento, es más sencillo —y, por lo tanto, barato— a la hora de repostar, sus mecanismos ofrecen un 20 % más de rendimiento, y un 7 % más de potencia. Del modelo germano, su país de origen es su usuario principal, a los que se suman Grecia, Portugal, y Corea del Sur; Turquía tiene encargados media docena. Todos parecen satisfechos, pero comienza a ser un modelo algo anticuado. El S-80 no solo es más avanzado en su propulsión, de la que dicen es la mejor del mundo, sino en sus sistemas de escucha, desarrollados por Lockheed Martin y la española SAES.

Para oír bajo el agua cuenta con una antena de escucha remolcada, un sonar de interceptación acústico, y un detector de minas y obstáculos. Debido a que su diseño es de lo último, se dice que su firma acústica y magnética es muy baja, menor que la de otros submarinos de su entorno. A ello, como ventaja táctica, habría que añadir el sistema de combate integrado ICSC de Navantia y Lockheed Martin. El ICSC reúne todos los sensores en una sola línea de actuación para una toma de decisiones muy rápida.

Mucho dinero, proyecto de tres décadas

La factura a pagar por los indios, en caso de decidirse por el S-80, rondaría los 4.800 millones de euros. A ello habría que añadir una cuantía similar a cambio de un contrato de mantenimiento y formación por un periodo de treinta años. Sería no solo un contrato extraordinario para los astilleros españoles, sino poner un pie en el mercado internacional, como se hizo con los hermanos del portaaeronaves Juan Carlos I.

Del buque insignia de la Armada Española se hicieron tres unidades más; una la opera Turquía, y otras dos Australia, construidos en una fórmula similar, con transferencia de tecnologías y construcción diferida. Por otra parte, si el S-80 se comienza a vender fuera de nuestras fronteras, se podrá amortizar las fuertes inversiones realizadas en su desarrollo. India podría ser el primer operador del futurible S-80i, si es que los indios quedan satisfechos.

Elección en el aire con más interesados

Nosotros tardaremos en saberlo, pero ellos tendrán una idea sólida antes del fin de semana. No serán los únicos el preguntar. Canadá quiere dotarse de una docena de submarinos, y con una costa de más de 200.000 kilómetros, los nucleares serían la opción lógica. El problema es que los astilleros estadounidenses que se los fabricarían, no los podrían servir hasta casi 2040. Navantia ya se está moviendo en esa dirección. Camarón que se duerme, se lo lleva otra armada, y el S-80 comienza a entrar en las cuentas de muchas.

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