OpenAI amenaza la hegemonía del buscador de Google
Los motores de nuevo cuño estarán marcados por la IA generativa, igual que la próxima hornada de smartphones
La hegemonía de Alphabet (propietaria de Google) en el mercado de los motores de búsqueda puede estar a punto de llegar a su fin a causa de la IA generativa de OpenAI. | Omar Marques (Zuma Press)
Google domina desde hace más de una década, con mano de hierro, el mercado de los megabuscadores de internet. Si se observa el gráfico elaborado por Statista, es fácil alcanzar dos conclusiones. La primera es que la competencia que forman Bing, Yandex, Yahoo, Baidu, DuckDuckGo y Firefox está a años luz de distancia. La segunda indica que las cuotas de cada actor apenas varían de año en año. Esta industria parece un remanso, cosa rara en el veloz universo tecnológico.
La propia Google admitió hace algo más de un año que el futuro de las búsquedas pasa por la IA generativa. Entre las opciones estudiadas por el patrón de Menlo Park destaca una especie de panorámica que la inteligencia artificial ofrecerá al internauta cuando vaya a la caza de una información (esto es lo que ya hace Google por defecto, pero se entiende que la sofisticación sube varios peldaños).
También será posible, a través de Lens, orquestar búsquedas a partir de una captura de vídeo. Una nueva herramienta fabricará itinerarios de viaje. E incluso los resultados se presentarán y organizarán de otra manera, de modo que, si uno visita una ciudad por trabajo, disponga de opciones de ocio pero también de otras orientadas a celebrar reuniones.
Aunque el público europeo no conoce de momento estas iniciativas, sí toma buena nota del movimiento registrado en la sede de OpenAI, la empresa que dirige Sam Altman, en trayectoria muy ascendente desde que en noviembre de 2022 se anunciase la iteración más popular de ChatGPT, la que de hecho abrió el melón de la IA al público generalista.
El pasado 25 de julio se desveló la existencia de SearchGPT, por ahora un prototipo de buscador que amenaza con desbaratar, al fin, el monolítico paisaje donde Google opera y reina. «Obtener respuestas en la web suele exigir mucho esfuerzo y, a menudo, varias tandas de intentos para obtener resultados relevantes. Mejorando las capacidades conversacionales de nuestros modelos de lenguaje con información en tiempo real procedente de la web, ayudaremos a la gente a encontrar lo que busca de manera mucho más rápida y sencilla», explica la compañía.
Por ahora, SearchGPT se ha puesto en manos de un reducido grupo de personas con la idea de obtener, como hace cualquier empresa antes de lanzar un producto, las opiniones sobre lo que funciona y lo que falla. En cualquier caso, este motor se integrará en ChatGPT, multiplicando de paso la cantidad de datos que se pesca del individuo y avivando más aún el debate sobre la defensa de la privacidad frente al interés comercial de las big tech.
Tirando del hilo
Independientemente del desenlace de esta partida, Google ha de mantener otro pulso con Apple (que también tiene un buscador de nicho, Safari) en la esfera de los smartphones. En unos días presenta su nueva línea de teléfonos, los Pixel 9, y esta vez se promete un giro de tuerca adicional y la transformación de esos terminales de gama alta en verdaderas centrales de IA gracias a Gemini y con especial énfasis en la fotografía. Se espera que Apple también integre más profundamente que nunca sus nuevos algoritmos en la familia del iPhone 16.
¿Cuál es la meta?
La meta última la esboza con pasmosa precisión el Nobel de literatura Kazuo Ishiguro en su novela Klara y el Sol. Se trata de que cada ciudadano cuente con su propio asistente generativo, una suerte de mayordomo digital de conocimientos enciclopédicos capaz de anticiparse a los deseos y estados de ánimo del propietario, preparado para educar a la prole, dispuesto a actuar como copiloto profesional en el caso de los adultos. Con cada revolución tecnológica, alguien golpea primero. Y esta vez no está claro quién se llevará el gato al agua ni cuán coral y transversal será esa realidad.
