El misterio del sofisticado dron ruso derribado sobre Ucrania por un caza… ruso
El aparato no contaba con un sistema de autodestrucción eficaz y sus restos hacen sonreír a los militares occidentales
Cayó desde el cielo como una piedra. El dron militar experimental Sukhoi S-70 se desplomó tras ser golpeado por un proyectil, una escena habitual en esta época sobre los cielos ucranianos. El problema es que tanto el misil como el avión robotizado pertenecían al mismo ejército.
La destrucción del androide volador ocurrió bajo fuego amigo, y tuvo lugar en la mañana del pasado sábado día 5. El derribo no ocurrió por error, sino por expreso deseo de su alto mando. El mensaje recibido por el piloto de la nave atacante fue claro y directo: «derribadlo». Tras comprobar por la radio la orden, el tripulante del Su-57 Felon de la fuerza aérea de Moscú remitió un misil aire-aire de corto alcance. El cohete acertó, y esto generó un segundo contratiempo: los restos del pájaro malherido cayeron en suelo ucraniano.
No se sabe con certeza si los rusos perdieron el control de la aeronave, si comenzó a fallar y a tomar decisiones por su cuenta, o si las fuerzas en tierra tomaron su control. El caso es que uno de los sistemas más avanzados en el arsenal del Kremlin cayó en suelo enemigo. Y lo que es peor, a estas horas técnicos e ingenieros estadounidenses deben estar analizando las tripas del ingenio. Pocas veces, el aserto «un regalo cabido del cielo» ha albergado tanto sentido para solaz de sus legítimos propietarios.
Lo grave para Moscú es que no se trata de un dron cualquiera, sino uno muy especial: el Sukhoi S-70 Okhotnik-B «Hunter», un avión no tripulado del tipo UCAV. Estas siglas se corresponden con Unmanned Combat Air Vehicle, que viene a ser algo así como un caza de combate sin piloto, una de las aeronaves más avanzadas dentro del cada día más amplio abanico de funciones militares de un aparato así. No se trata ya de echar un vistazo desde el aire o cargar alguna bomba, sino de realizar funciones mucho más complejas. Entre ellas, eludir ataques, clonar movimientos de sus gemelos tripulados, vuelos con capacidad acrobática, y la implementación de inteligencia artificial para la toma de decisiones autónomas.
Son muy pocos los países que disponen de esta exótica modalidad de drones. Entre ellos están Israel, Estados Unidos, China o Turquía, y es tan reciente y sofisticada que las unidades conocidas son más experimentales que de uso real y efectivo. La idea última no es que este tipo de aeronave sustituya a los cazas tripulados, sino que los complementen y puedan ser manejados, o al menos controlados desde ellos.
Esta es la razón por la que se piensa que la falla bien podría estar en el Hunter o bien en el propio Su-57 que lo derribó, al perder su conectividad o control sobre el aparato esclavo. De haber sido esta la causa del incidente, no solo pierden una aeronave dotada de la más alta tecnología, sino que deberían revisar los sistemas de manejo alojados en el avión controlador.
Un aparato muy especial
El Okhotnik es el primer dron ruso construido con requerimientos de baja observabilidad, con la profusión en el uso de materiales compuestos. La industria rusa, muy retrasada en aeronaves furtivas con respecto a americanos y chinos, quisieron ir un paso más allá y apostaron por eliminar al piloto de la ecuación.
El S-70 realizó su vuelo inaugural el 3 de agosto de 2019 y se cree que su desarrollo comenzó alrededor de 2011. Esa es la fecha ene la que el Ministerio de Defensa ruso asignó por primera vez fondos para el programa UCAV de Sukhoi de manera pública. Su diseño parte del prototipo del MiG «Skat», mostrado como maqueta en el salón aeronáutico internacional MAKS de 2007.
Incorpora materiales especializados y desarrollados de manera específica para este proyecto. A la resistencia física de este tipo de elemento, se unen la capacidad de no reflejar las señales radioeléctricas como los metales y una acusada ligereza. A pesar de ello, se cree que el Okhotnik es bastante pesado para su clase, ya que ronda las 20 toneladas. Esto es casi el doble que un MiG-29 o un F-16, y cuatro veces más que drones comparables como el X-47B. Sus dimensiones rondan los 20 metros de envergadura y 14 de longitud.
Pruebas complejas
En diciembre de 2020, la agencia RIA Novosti dijo que el Okhotnik había llevado a cabo pruebas simuladas con misiles aire-aire infrarrojos y buscadores de radar para probar los sistemas de control de disparo. En 2021 realizó sus primeras pruebas de fuego real al lanzar bombas no guiadas sobre un objetivo en el campo de entrenamiento de Ashuluk, cerca del mar Caspio. El 28 de mayo de 2022 emergieron informaciones sobre una serie de pruebas de lanzamiento de misiles guiados, que los analistas en armamento de Janes concluyeron que se trataba del misil de crucero Kh-59MK2.
Se cree en que cada escuadrón de Su-57 puede ingresar al menos un Okhotnik para trabajar en paralelo. El objetivo de esta integración es, o al menos era, establecer equipos duales tripulado/no tripulado que permitiera a los pilotos de Su-57 coordinar misiones con el dron. El S-70 no actuaría de manera del todo autónoma, sino como un complementario del Su-57 Felon. En una idea muy resumida, sería como duplicar las capacidades atacantes de un avión tripulado, al ir acompañado de otra aeronave con prestaciones similares que pudiera añadir mayor carga de explosivos con el mismo destino.
La Fuerza Aérea rusa ha sufrido fuertes pérdidas en el conflicto ucraniano; las defensas aéreas de Kiev funcionan muy bien en una de las fronteras más inexpugnables del mundo ahora mismo. La respuesta a enviar por sus alrededores un aparato que es más un prototipo que una aeronave funcional puede responder a dos motivos: que los rusos se están quedando sin drones de cierta prestancia y con capacidades muy concretas, o que querían probarlo en acción real.
Silenciosa satisfacción occidental
El incidente debe ser ahora motivo de regocijo en los servicios de inteligencia estadounidenses. Se sabe que los ucranianos recogieron los restos del aparato, y si se ven las imágenes disponibles en redes sociales y sobre todo en canales de Telegram, queda patente que el Sukhoi cayó al suelo, pero sus elementos básicos sobrevivieron. Resulta obvio que el aparato no contaba con un sistema de autodestrucción eficaz y el Sukhoi lo derribó, pero no lo redujo a cenizas, que hubiera sido lo ideal para los rusos. Con los restos, los ingenieros occidentales someterán con toda seguridad al S-70 a ingeniería inversa para analizar sus capacidades.
No se esperan grandes sorpresas, como ocurrió con el F-117 norteamericano derribado durante la guerra de Kosovo. Los restos del primer avión furtivo de la historia, —relativamente— invisible a los radares fueron recuperados por los serbios, que intercambiaron a los chinos por equipos de comunicaciones. Desde entonces, la tecnología furtiva, en especial las capas que cubren el fuselaje de los aviones, está instalada en los aparatos chinos. Ahora, en el pentágono deben estar brindándonoslas con algún espumoso californiano, mientras que en Moscú maldicen su suerte.