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El arma favorita de Corea del Norte es la fotocopiadora (para clonar armas occidentales)

El Hellfire es uno de los misiles más populares y extendido en el mercado bélico occidental Y ya parecen tener el suyo

El arma favorita de Corea del Norte es la fotocopiadora (para clonar armas occidentales)

Kim Jong Un inspecciona drones militares. | .

Los hutíes practican el tiro al dron, se están hinchando de derribar drones estadounidenses, y las consecuencias se están viendo el Corea del Norte. Esa es la idea que se baraja tras los últimos comentarios de señalados militares norteamericanos. Con una industria bélica exenta de brillo y sometida a limitaciones por diversas razones, Pyongyang echa mano de la táctica más sencilla del mundo: copiar lo que funciona.

El problema es que están empezando a copiar elementos importantes, sensibles, tecnológicamente avanzados y de resultados de alto nivel en lo tocante a la letalidad. Lo último que se sabe que han clonado han sido los misiles AGM-114 Hellfire. Lo peor no es que hayan adquirido su aspecto, sino que es probable que hayan igualado su demoledora eficacia.

El Hellfire es uno de los misiles más populares y extendido en el mercado bélico occidental. Lo utilizan treinta y dos ejércitos del mundo, entre el que está el español. Este proyectil se estrenó en combate durante la guerra del Golfo en 1991, y desde entonces se han creado diversas versiones. Hoy se construyen seis, entre ellas esa especie de misil-katana voladora, que no estalla al impactar, sino que abre seis cuchillas que hacen picadillo a su destinatario.

Fue diseñado para la lucha antitanque, aunque hay variaciones con alguna que otra finalidad distinta. Su precio ronda los 120.000 euros, pesa unos 45 kilos, mide algo más de metro y medio, se suele disparar desde aeronaves. Y este parece ser el origen del dilema: a veces no se disparan, pero dejan de volar, y acaban donde no deberían.

Cuando se apunta contra un blanco, un Hellfire es un arma tremendamente eficaz, muy rara vez falla, pero las aeronaves en las que viaja sí lo hacen. Por tamaño, tipo de misión encomendada y funcionalidades, la mayoría de los AGM-114 se operan desde helicópteros o drones tipo MQ-9 Reaper como los cuatro que dispone el Ejército del Aire.

Los Reaper vuelan a la velocidad de una avioneta; son lentos. Carecen de vuelo acrobático defensivo, y no disponen de más opciones protectoras que salir lo antes posible de escena y alejarse de la amenaza. Sus enemigos están empezando a dar con la manera de derribarlos, y en ocasiones caen del cielo sin demasiados daños.

Los rusos les han dado pasadas dejándoles caer combustible desde sus MIG en un intento de tirarlos al suelo, o les han acabado golpeando las hélices, para desplomarse sobre el mar Negro, como ocurrió el año pasado. Los hutíes son otra de las bestias negras para el dron. Llevan anunciado el derribo de once de ellos, la mayoría de ellos reconocidos por las US Air Forces, propietarios de aeronaves que cuestan 32 millones de euros por unidad… más extras. Y en esos extras se incluyen los Hellfire que suelen colgar de sus alas.

Si los Hellfire caen en manos de los hutíes, sin la tecnología necesaria con los que controlarlos ni fuerza aérea con el que llevarlos a sus destinatarios, les resultan casi inútiles. Pero son impagables como moneda de cambio, y muy valiosos para los enemigos naturales de los americanos: iraníes, rusos, chinos o norcoreanos. Estos últimos parecen haberse hecho con alguno, y esto es lo que sospecha el general de brigada estadounidense Patrick Costello.

El militar supervisa la defensa antimisil y aérea de EE. UU. en el Indo-Pacífico, estima que los norcoreanos han sido capaces de construir sus propios Hellfire a través de la aplicación de ingeniería inversa. A sus técnicos les basta conseguir una unidad funcional, desguazarla, y aplicar sus tecnologías para crear una copia de prestaciones afines.

Esta es la conclusión que sacan de imágenes y vídeos mostradas por Pyongyang en sus redes sociales, páginas webs y lo que consiguen los servicios secretos de su vecino del sur. Los servicios de inteligencia estadounidenses están vigilando de cerca las últimas creaciones norcoreanas, denominadas Saetbyol-4 y Saetbyol-9. La palabra Saetybol, traslación a caracteres latinos de 샛별, que significa estrella de la mañana.

Ración de guasa coreana

Si el nombre es el habitual en la nomenclatura oriental, la numeración es bastante más llamativa, porque el Saetbyol-4 parece un clon del RQ-4 americano y Saetbyol-9 del MQ-9. Han copiado, al menos en el plano numérico, hasta los nombres, lo que parece una broma, un saludo cargado de ironía a los creadores originarios de los aparatos.

El parecido externo de los dos aparatos es casi calcado, como si hubieran encontrado los planos para construirlos en otro lugar, aunque se desconoce su verdadera capacidad real. Según los medios de comunicación norcoreanos, el Saetbyol-4 es un «dron de reconocimiento estratégico», mientras que el Saetbyol-9 es definido como un «dron de ataque polivalente», funciones que replican el guion asignado a sus hermanos occidentales.

El dron pequeño, el Saetbyol-9 se asemeja sobremanera al MQ-9 Reaper y es el que ha levantado las suspicacias de los militares americanos en relación con los Hellfire. En videos hechos públicos recientemente se puede ver como lanzamisiles de una forma parecida a cómo lo hace el ingenio occidental.

Parece como si dispusieran de los planos

Según los cálculos realizados mide 19,8 metros, sus antenas están dispuestas en igual disposición, su hélice tiene tres palas, y porta una torreta con cámara de TV/IR. En la parte superior muestra una vaina para la antena de banda C para VHF/UHF. La cúpula que alberga una antena parabólica para comunicaciones por satélite en el Reaper también está presente en el Saetbyol-9, aunque se duda de que los norcoreanos sean capaces de utilizarlos del mismo modo.

En lo que sí se diferencia es que la aeronave americana dispone de cuatro puntos de anclaje para armamento bajo sus alas, mientras que el norcoreano tiene seis. Su utilidad es la de sujetar munición aire-tierra tipo AGM-114 Hellfire u otros proyectiles de menor diámetro.

Más interesante es el otro, el grande, el Saetbyol-4, hermano gemelo del RQ-4 Global Hawk fabricado por Northrop Grumman. El diseño de la aeronave es casi idéntico al original, desde el plano del ala hasta la forma de la góndola del motor. Según los analistas, las imágenes por satélite del avión no tripulado avistado en una pista sugieren una envergadura de unos 35 metros, casi clavada a la del anterior modelo de Global Hawk, de 35,4.

Limitaciones visibles

A pesar del paralelismo, también hay alguna diferencia. Las más visibles residen en el morro, la zona más sensible del aparato, y donde se encuentran los elementos electrónicos más importantes. En la aeronave original, el bulbo superior contiene la antena de comunicaciones por satélite de banda Ku de 121 centímetros. En el caso del norcoreano no parece lo suficientemente grande como para llevar dentro un instrumento de este tipo.

Si añadimos a esto que los servicios de información apuntan a que Corea de Norte solo dispone de dos satélites propios en órbita, es poco probable que las comunicaciones tipo SATCOM lleguen al Estrella de la Mañana-4. El inferior tamaño de su fuselaje en la zona hace pensar que se premiaron más las características aerodinámicas que las de portar sistemas inexistentes.

De la misma manera, bajo el morro y cerca del tren delantero, no existe el paquete principal de sensores, que en el americano incluye un espejo giratorio con un sensor infrarrojo de 1,75 m de distancia focal. En su lugar hay un pequeño radomo —una cubierta para radares—, y un orificio frontal delata la muy probable presencia de una cámara, cuya utilidad se presupone es la ayuda en los aterrizajes pilotados de forma manual.

La Fuerza Aérea de Corea del Sur opera cuatro Global Hawks RQ-4 desde 2020 que trabajan como plataformas de reconocimiento. La sospecha general es que sus hermanos mellizos norcoreanos están muy lejos de su grado de eficacia y sofisticación. A pesar de ello, tanto los vecinos del sur como los servicios de informaciones estadounidenses no quitan el ojo de encima de estos aparatos. El temor es que con el tiempo, con ayuda rusa o china puedan avanzar y acaben funcionando de forma solvente.

Avances tecnológicos recientes

Hace menos de seis años Corea del Norte remitía drones de menos de 20 kilos que equipaba con cámaras fotográficas adquiridas en el mercado comercial; no eran muy avanzados. De un tiempo a esta parte tienen mejor resueltas las tecnologías relacionadas, aunque sea copiando sin más las invenciones occidentales.

Esto podría desequilibrar las fuerzas, e impulsar una nueva escalada de gastos, inversiones y cambios en las doctrinas establecidas. Los norcoreanos tendrán que volver a sacar la fotocopiadora, aunque en ese momento será para clonar métodos de uso, procedimientos y van a tener que mirar muchos vídeos en YouTube para ver lo que hay que hacer.

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