El buque que ha cortado cables submarinos en Finlandia es también un barco espía
Según un informante anónimo, el navío tenía operadores de radio turcos, rusos e indios, y sofisticados equipos
Ha sido una sorpresa, pero no del todo inesperada. Las autoridades finlandesas, que se han incautado del barco mercante Eagle S, echan más gasolina al incidente protagonizado el día de Navidad con el descubrimiento. El buque cisterna vinculado con el Gobierno ruso no solo cortó cables de electricidad tras arrastrar su ancla por el lecho marino, sino que tras una inspección, se ha descubierto que iba cargado de sistemas y dispositivos impropios de un navío normal, y más habituales en barcos militares con una finalidad muy clara: espionaje.
Dicho equipamiento, hallado por la Guardia Fronteriza de Helsinki, es el que se corresponde con la transmisión y recepción de señales radioeléctricas acostumbradas en la actividad naval militar. Este equipo de alta tecnología a bordo de un barco tan relativamente sencillo, es anormal y nada frecuente en un buque que se dedica a transportar crudo.
Se ha sabido que este equipamiento fue instalado mucho después de la puesta en funcionamiento del Eagle S, un barco con más de veinte años. El sistema de energía del buque no estaba preparado para el alto consumo de estos dispositivos, y en ocasiones provocaba caídas de tensión e incluso apagones durante la navegación.
El origen de esta información es una persona familiarizada con el Eagle S, que desea quedar en el anonimato, pero ha hablado con la Lloyd´s List, el registro naval más antiguo del mundo. Opera desde el siglo XVIII y es una fuente de información muy fiable.
Esta persona —se desconoce si fue parte de su tripulación o un técnico de una contrata externa— advierte que el equipamiento no solo ha sido utilizado en el Eagle S, sino también el Swiftsea Rider, otro petrolero del mismo grupo propietario. El equipo de escucha se colocó en ambos buques con una idea única en mente: vigilar las actividades navales y aéreas de la OTAN.
La fuente, que siempre ha declinado ser identificada para proteger su seguridad, proporcionó antes de verano a Lloyd’s List más de medio centenar de documentos confidenciales sobre el Eagle S. Dichos informes mostraban las numerosas deficiencias de seguridad descubiertas durante una inspección realizada mientras estaba fondeado en aguas danesas en junio.
Lloyd’s List confrontó todos estos documentos y fueron verificados como auténticos. En ellos aparecía información confidencial y privada sobre clase, aseguradora y pabellón, así como otros requisitos técnicos y reglamentarios. Al mes siguiente, Lloyd´s informó de las graves deficiencias del Eagle S, que comprometían la seguridad medioambiental y de la tripulación. Lo expuesto reflejaba el pobre mantenimiento y una larga lista de incumplimientos de las normas internacionales.
El anónimo informante declaró que en alguna ocasión habían recibido la visita a bordo de personal no autorizado sin relación alguna con las operaciones habituales del Eagle S. Venía acompañado de enormes maletas blindadas —como las se usan para transportar equipamiento delicado—, a los que acompañaban muchos ordenadores portátiles, con teclados en turco y ruso. Este tipo de equipamiento solía ser izado al barco cuando hacían escalas en Rusia y Turquía.
Este equipamiento se solía guardar en el puente o en la llamada «monkey island», que es como se conoce en la jerga náutica de los cargueros al lugar más alto del barco. Los dispositivos de transmisión y recepción se utilizaban para registrar las frecuencias de radio de buques y aviones de la OTAN y, al llegar a Rusia, se descargaban para su análisis.
El informante dijo que los sistemas eran operados por oficiales de radio rusos, turcos e hindúes. Al parecer, en algún momento a su paso por el canal de la Mancha, estos técnicos dejaron caer aparatos de uso desconocido por la borda. No parece que quisieran deshacerse de ellos, sino más bien «plantarlos» para recoger datos. Se cree que eran sensores de algún tipo.
Antecedentes
El 23 de diciembre, el Eagle S cargó gasolina sin plomo en el puerto ruso de Ust-Luga, en el Báltico. Dos días más tarde, y en navegación hacia el sur, a media mañana del día 25 de diciembre el petrolero frenó su marcha, ejecutó una extraña maniobra con giros en redondo, y arrastró su ancla alrededor del cable submarino Estlink 2. De manera casi inmediata, se interrumpió el suministro de electricidad a Estonia desde Finlandia. Otros tres cables también resultaron dañados.
Esto provocó la apertura de una investigación, con posterior abordaje del buque, por parte de las autoridades finlandesas. Cuando la Guardia Fronteriza finlandesa pidió al Eagle S que levara anclas, solo salió a la superficie la cadena… sin el ancla. Es la primera vez que se hace algo así tras un incidente parecido.
Nunca antes un barco sospechoso de sabotear infraestructuras submarinas había sido detenido, según el primer ministro de Estonia, Kristen Michal. Las regulaciones marítimas internacionales no permiten detener a buques que naveguen por aguas territoriales de países en virtud del llamado «derecho de paso inocente». Este año ya han abandonado las aguas del Báltico varios buques sospechosos de sabotaje de cables sin ser investigados.
La flota oscura de Putin
El Eagle S, con bandera de las Islas Cook, y el Swiftsea Rider, con bandera de Honduras, son dos de los veintiséis petroleros de cierta antigüedad vinculados a Rusia. Todo se ejecuta a través de estructuras de propiedad opacas, con sucesivos cambios de nombre, registro, o nacionalidad, conectadas a tres gestores navieros relacionados con Rusia, incluidos dos sancionados por el gobierno del Reino Unido en diciembre de 2023 por «apuntalar la maquinaria de guerra de Putin»
En concreto, estos dos petroleros fueron adquiridos entre 2022 y 2023, y fletados por Eiger Shipping, la rama naviera del operador petrolero ruso Litasco. Las afirmaciones de que se están utilizando buques mercantes vinculados a Rusia para actividades de espionaje y sabotaje en el mar Báltico, con múltiples miembros de OTAN, pone de relieve la creciente tensión en la zona. Debido a ello, es lógico el llamamiento de los líderes políticos europeos para aumentar la defensa de la infraestructura marítima.