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La República Checa se sube al carro de Bitcoin

La entidad monetaria del país estudia incluir la criptodivisa en sus reservas de valor nacionales

La República Checa se sube al carro de Bitcoin

Ilustración fotográfica que muestra un Bitcoin sobre un puñado de billetes de 100 dólares. | Artem Priakhin (Zuma Press)

El Banco Nacional Checo (CNB) ha dado un paso adelante en el estudio de Bitcoin como activo de reserva, una decisión que podría llevar a una inversión de hasta 7.000 millones de euros en la criptodivisa. La medida representa un paso más en la gestión de reservas de los bancos centrales, que tradicionalmente han mantenido una combinación conservadora de oro, bonos gubernamentales y divisas extranjeras desde los acuerdos de Bretton Woods en 1944, pero que poco a poco están considerando incluir criptomonedas en sus balances.

La propuesta checa

El gobernador del CNB, Aleš Michl, ha presentado una propuesta para diversificar las reservas del banco con una posible asignación del 5% a Bitcoin. «Si comparas mi posición con otros banqueros, soy el que se adentra en la jungla, el pionero», declaró Michl al Financial Times, destacando su experiencia previa como gestor de fondos de inversión.

La decisión refleja, sin duda, un cambio significativo en el acercamiento tradicional de las políticas monetarias. De hecho, desde la crisis financiera de 2008, los bancos centrales han buscado alternativas para diversificar sus reservas más allá de los activos convencionales, especialmente ante la creciente preocupación por la inflación y la dependencia del dólar estadounidense.

La junta directiva del banco checo ha aprobado el análisis de esta propuesta, aunque mantiene la cautela al confirmar que no se implementarán cambios hasta que el estudio esté completo y puedan valorarse los hallazgos. En este sentido, el banco se ha comprometido a mantener una total transparencia, divulgando trimestralmente cualquier modificación en sus inversiones si la propuesta sale adelante.

La oposición del BCE

La reacción de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, no se ha hecho esperar. Durante una rueda de prensa, descartó categóricamente la posibilidad de que cualquier banco central de la Unión Europea incluya Bitcoin en sus reservas. «Las reservas deben ser líquidas, seguras y no estar plagadas de sospechas de blanqueo de capitales u otras actividades criminales», argumentó, aprovechando una nueva oportunidad para vincular las criptomonedas con un supuesto blanqueo de capitales y financiación del terrorismo. De hecho, estos ampliamente cuestionados argumentos se han utilizado repetidamente para ralentizar la creciente adopción de los activos digitales, tratando de poner en su lugar las CBDC, o monedas digitales emitidas por bancos centrales, como el futuro euro digital.

Esta postura refleja la tensión histórica entre la innovación financiera y la ortodoxia monetaria. El BCE, establecido en 1998, ha mantenido una política conservadora en la gestión de reservas, siguiendo los principios establecidos por el Bundesbank alemán, que priorizaba la estabilidad y la predictibilidad sobre el rendimiento potencial.

A pesar de que la República Checa no utiliza el euro, forma parte del Consejo General del BCE, lo que ha intensificado el debate sobre la autonomía de los bancos centrales nacionales en materia de gestión de reservas.

El movimiento global hacia Bitcoin

La iniciativa checa se suma a una tendencia creciente de instituciones gubernamentales que exploran Bitcoin como activo de reserva. En Estados Unidos, la administración Trump estudia la creación de una «reserva nacional de activos digitales», mientras estados como Utah y Texas consideran ya incluir Bitcoin en sus tesorerías estatales.

Además de este, países como El Salvador o incluso Suiza, con su larga tradición de innovación financiera y banca central independiente desde 1907, también se ha unido a este movimiento, iniciando un proceso que podría llevar a un referéndum sobre la inclusión de Bitcoin junto al oro en sus reservas nacionales. Los promotores tienen hasta mediados de 2025 para reunir las 100.000 firmas necesarias.

Debate interno y perspectivas

No todos en la República Checa apoyan la iniciativa. El ministro de Finanzas, Zbynek Stanjura, ha expresado su preocupación, argumentando que «el banco central debe simbolizar estabilidad» y señalando la volatilidad de Bitcoin como un factor de riesgo. Esta división refleja un debate más amplio sobre el papel de los bancos centrales en la era digital.

Por su parte, el gobernador Michl defiende que la diversificación es crucial en el contexto actual. «Mi objetivo es diversificar la cartera, así que, si Bitcoin es bueno para eso, incluyámoslo», afirmó, reconociendo la volatilidad del activo pero subrayando el creciente interés institucional desde la aprobación de los fondos cotizados de Bitcoin en 2024.

Esta decisión se produce en un momento histórico para la gestión de reservas internacionales. La dominancia del dólar estadounidense como moneda de reserva global, que se remonta a los acuerdos de Bretton Woods, está siendo cuestionada por primera vez en décadas por el avance de otras potencias como China. Los bancos centrales buscan alternativas ante la creciente digitalización de las finanzas y la necesidad de adaptarse a un mundo financiero cada vez más descentralizado.

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