El derribo de un caza indio en Cachemira hace levantar las cejas a los militares españoles
El aparato fue abatido con un misil chino que podría acabar con los aparatos de fabricación europea

Un caza Rafale de fabricación francesa perteneciente al ejército Indio, el mismo modelo que el aparato derribado. | Kashif Masood (Zuma Press)
Ha sido una verdadera sorpresa. La información disponible es confusa, pero no deja espacio a la imaginación: Pakistán ha derribado al menos uno de los cazas de combate más avanzados del mundo, el Rafale francés. Esto deja en el aire un hilo de preocupación, porque se ha logrado con un misil chino que Pekín vende a sus amigos.
Desde 1947, la disputa por el estado de Cachemira ha provocado muchas escaramuzas y tres guerras entre los estados de India y Pakistán. El pasado 22 de abril, un ataque sobre suelo indio provocó la muerte de dos decenas largas de civiles, casi todos turistas, lo que incendió los ánimos, y desencadenó una escalada bélica que desembocó en ataques aéreos.
En la noche del 6 al 7 de mayo, India a modo de represalia ejecutó ataques de este tipo contra objetivos en de dominio pakistaní en Cachemira. En buena lógica, la acción provocó una respuesta militar de su vecino. Como resultado, Islamabad afirma haber derribado cinco cazas indios: un MiG-29, un Su-30MKI, y tres Rafale de fabricación francesa.
India solo reconoce el derribo de una aeronave no identificada, pero los servicios secretos galos han confirmado que al menos uno de los aparatos derribados es de los construidos por Dassault Aviation. Por otra parte, el ejército indio recuperó los restos de un avión de combate derribado en la aldea de Aklia, cerca de Goniana Mandi, y diversos analistas defienden que forman parte de un Rafale.
El Rafale es el heredero natural del Mirage, y de una generación equiparable a los también europeos Gripen sueco y Eurofighter paneuropeos; el aparato español más avanzado. Lo interesante, desde el punto de vista técnico, es cómo ha ocurrido que, con a priori peor tecnología, los pakistaníes hayan derribado a un aparto de penúltima generación. Se pergeña una utilización de varios elementos clave para lograrlo.
Los aviones pakistaníes usados en estos combates son los J-10C chinos, vagamente inspirados en los ya anticuados F-16 estadounidenses. Pero todo hace pensar que, a pesar de ser aparatos sin características furtivas, no fueron localizados en el aire por una sencilla razón: volaban lejos de sus blancos, y no usaron sus radares, no emitieron señal alguna; las víctimas no vieron acercarse a sus asesinos. Todo hace pensar que los pakistaníes utilizaron un método de detección externo, probablemente aeronaves de alerta temprana, para remitir sus misiles hacia el enemigo. Y esta es la segunda parte clave de la jugada: el misil chino de última generación PL-15.
En imágenes publicadas en redes sociales se han visto fragmentos claros y evidentes de un misil PL-15 en las inmediaciones de los derribos. Para este misil supone su estreno en combate, y se incorporó al servicio en China durante 2018. Fue diseñado para atacar objetivos en el aire a más de 200 km, alcanza velocidades de hasta Mach 5, y dispone de un sistema de detección de radar activo de barrido electrónico AESA muy preciso.
Una de sus particularidades es que posee un sistema de propulsión de doble pulso, utiliza combustible sólido y líquido al mismo tiempo, que usa en dos fases. El primero impulsa a altas velocidades de manera continua al conjunto y no admite graduar su velocidad. El líquido se puede administrar y, con ello, pilotar en cierta medida con aceleraciones y –relativas– deceleraciones controladas a base de manipular el flujo de combustible.
Se dispara desde una distancia de cientos de kilómetros, fuera del alcance visual. La primera fase lo eleva a una gran altura, y lo acerca en vuelo parabólico, a una velocidad imposible de lograr para un jet de combate. La segunda fase lo conduce hasta su blanco en la zona de ataque denominada llamada NEZ, o Zona de No Escape, donde, por distancia, capacidad, y maniobrabilidad, la aeronave será cazada de manera casi irremediable.
Es la electrónica de a bordo la encargada de generar algoritmos fiables de navegación e intercepción, la que enciende la segunda fase y se dirige hacia su diana con el radar de barrido electrónico. A nadie debería escapar que las aeronaves indias no son de tipo furtivo, y entraron en territorio en disputa sin estar cubiertos por esta capacidad. Ninguna aeronave construida en Europa, ya sea el Rafale, el Gripen o el Eurofighter, disfruta de esta característica.

Europa, por detrás
Países europeos como el Reino Unido, Italia, Grecia o Países Bajos sí disponen de los apreciados F-35 furtivos. Estos aviones muy probablemente no hubieran sido detectados hasta estar casi encima de sus blancos si se hubieran utilizado en una misión parecida. Esto quiere decir, que cualquier país que amenace a otro, y que no disponga de una tecnología furtiva, ha de estar preparado para derribos casi seguros, como se ha demostrado sobre los cielos de Cachemira con este misil.
La respuesta de la India ha sido la de desplazar sistemas de defensa antiaérea S-400 de origen ruso a la frontera de los territorios en litigio. A pesar de ello, se sabe que los S-400 han sido usados por Irán, sin éxito contra los F-35 israelíes.
España sigue deshojando la margarita acerca de estos F-35, ya sea en su versión normal, la de despegue vertical, o la C, que es la navalizada con alas plegables, que requerirían nuevos portaaviones. Solo con ese tipo de aeronave se podrían enfrentar con ciertas garantías de éxito ante este misil y su fórmula de aplicación, que, como se observa, China puede mandarlos en días a países amigos.
Una capacidad de la que carecemos
Si «un país enemigo» dispusiera de ellos, serían casi imbatibles para la actual flota aérea en este tipo de misión. En la eterna lucha de la espada contra el escudo, los países que no dispongan de aeronaves furtivas, estarán muy por detrás, y, a día de hoy, se han mostrado vulnerables.
En Dassault Aviation, fabricantes del Rafale, ya lo saben. Sus acciones bajaron casi un 10% durante los cinco días posteriores al derribo, y aunque la responsabilidad no sea del aparato, crea un mal precedente para una aeronave que se está comercializando muy bien en diversos destinos. Ahora les va a costar un poco más. A los que no tengan aeronaves furtivas también, porque van a tener que echar cuentas hasta que las consigan, a menos que estén preparados para que les ocurra lo que a los indios.