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Tecnología

Los jóvenes se refugian cada vez más en la tecnología: por qué esa idea es tan terrible

Convertir a un ‘chatbot’ en un amigo aísla aún más a toda una generación de nativos digitales

Los jóvenes se refugian cada vez más en la tecnología: por qué esa idea es tan terrible

Unos niños disfrutan de sus respectivos dispositivos electrónicos. | Miguel Candela (Zuma Press)

Confesaba semanas atrás Álvaro Higes, CEO de Luzia, que uno de los usos más sorprendentes de su chatbot conversacional consistía en endosarle directamente el rol de la amistad. Los usuarios más jóvenes, explicaba el emprendedor español, prefieren a menudo la intimidad de un algoritmo a la presencia de un humano porque en el primer caso no se sienten juzgados al confesar sus debilidades e inquietudes. 

Este fenómeno, previsible en una sociedad altamente digitalizada, tiene un reverso tenebroso. Según un informe elaborado por el grupo norteamericano Cigna, especializado en seguros de salud para empresas, casi la mitad de los chavales de entre 18 y 24 años afirma sentirse abandonado por su comunidad, un 27% redujo su participación en actividades sociales durante el último año y sólo el 39% se considera capaz de gestionar sus emociones. La conclusión del estudio es que estos problemas empujan más y más a entender la esfera digital como el único refugio posible

Anclarse en plataformas como Facebook, Instagram o TikTok encierra varios riesgos. El principal es que estás redes están diseñadas para atiborrar al usuario de estímulos como los likes y los seguidores, además de hundirlo en un reel infinito donde la mente, en lugar de trabajar, pasa a quedar en blanco. Curiosamente, esta tendencia contrasta con otra, pues la inteligencia artificial también pretende, en proyectos tan sofisticados como el que colidera el profesor Enrique Dans, poner a disposición de esa misma juventud herramientas dirigidas a multiplicar su rendimiento escolar y sus habilidades. Lo digital se convierte a la vez en yugo y salvación. 

El contraste entre buenos y malos usos se suma a la contradicción que otorga a la tecnología (también a través de las apps, los videojuegos o el streaming) la cualidad de refugio a pesar de actuar como motor de desórdenes en el sueño, la autoestima y la salud mental. En las Islas Baleares, por ejemplo, se registran al año un centenar de nuevos trastornos alimentarios que afectan sobre todo a mujeres debido a la presión que ejercen sobre ellas las falsas narrativas de las redes sociales, donde cualquiera, con el filtro adecuado, puede parecer otra persona, generalmente más atractiva. 

Replika se autodefine como un compañero de IA deseoso de aprender del consumidor y de «ver el mundo con sus ojos». Se lanzó en 2017 y es la consecuencia de un proyecto basado en la muerte de un amigo, situación que llevó a la fundadora a entrenar al algoritmo con cientos de miles de mensajes y correos electrónicos con el objetivo de recrear su manera de hablar. La mayoría de los usuarios de esta app oscila entre los 16 y los 30 años y afirma sin pestañear disfrutar de una conexión emocional con el chatbot. 

Aire, aire

Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que los niños que pasan más tiempo al aire libre son más felices que aquellos que se encomiendan a la pantalla. Una investigación de Child Mind Institute añade que ese primer grupo se concentra más y muestra menos ansiedad ante situaciones complicadas. Otro estudio de la Universidad Complutense desvelado a finales del año pasado junto a la Fundación Crecer Jugando informa de que el 76% de los alumnos de Primaria se sienten más creativos sin pantallas, mientras que otro 61% asegura desarrollar más habilidades sociales con los juegos de mesa o al aire libre que delante de la consola.

Arma de doble filo

El amigo chatbot puede ser más cómodo, estar disponible siete días a la semana, garantizar atención exclusiva y adaptar su conversación a los gustos y preocupaciones del joven, pero no deja de ser una fórmula matemática sin ojos, labios ni piel. Los mejores reclutadores, los gurús de los recursos humanos recuerdan una y otra vez que serán las soft skills las que en un futuro no muy lejano separen a los mejores trabajadores de aquellos que no destacan. Y resulta que esas habilidades blandas (hablar en público, moderar debates, liderar y coordinar grupos, trabajar en equipo, resolver conflictos entre personas) sólo son posibles en el tablero de la interacción real. 

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