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Tecnología

Tras el coche eléctrico y los patinetes llegan las motos voladoras que ya se pueden comprar

Se abre un nuevo capítulo en la movilidad con una solución propia de la ciencia ficción que hoy está ya a la venta

Tras el coche eléctrico y los patinetes llegan las motos voladoras que ya se pueden comprar

Una moto voladora.

Belerofonte adquiere vida. El mitológico jinete del caballo alado Pegaso acaba de aterrizar en el mundo real. Gracias a la tecnología de los drones, cualquier hijo de vecino puede emular al héroe griego en lo más parecido a un caballo alado que la tecnología puede crear: las motos voladoras.

Transportarse, moverse, desplazarse… o como dicen los americanos: commuting. Para solventar esta necesidad de manera rápida, eficiente y barata están los coches, aviones, trenes, metros, bicicletas o patinetes. Junto a ellos, uno de los medios de transporte más populares del planeta son las motos, pero a cuenta de la gravedad, siempre han estado en contacto con la faz de la Tierra. Hasta ahora.

Flash Gordon disponía de una; Vin Diesel cabalgaba sobre otra en su saga de películas a oscuras, y los stormtroopers de Star Wars patrullaban planetas a lomos de ellas. Las motos voladoras –una suerte de caballos alados capaces de vencer su propio peso y el de su jinete– formaban parte del universo asociado a la ciencia ficción, pero esto va a cambiar.

Las motos capaces de despegar del suelo y volar son pocas, aunque ya empiezan a existir. Tanto es así que en China se están comenzando a conceder licencias para su manejo. Es el caso de la Skyrider X6, que con tres ruedas y seis rotores, ha comenzado a comercializarse en el país del dragón. Mientras en Occidente seguimos preguntándonos si los patinetes eléctricos son una bendición o una plaga urbana, en Pekín ya se ha presentado el primer vehículo de tres ruedas capaz de circular como una moto y despegar como un dron de reparto.

A cambio de unos 60.000 euros al cambio, cualquier ciudadano con esos fondos y la correspondiente licencia de piloto de aeronaves deportivas ligeras puede reservar su propia motocicleta voladora. Desarrollada por la tecnológica china Kuickwheel, no es un prototipo ni un concepto a medio terminar: es un vehículo real, con especificaciones muy concretas, homologación local y disponibilidad comercial a través de JD.com, uno de los gigantes del comercio electrónico chino.

Sus cifras son contundentes: en modo terrestre, se comporta como un triciclo inverso propulsado por un motor eléctrico que alcanza los 70 km/h, con una autonomía de hasta 200 kilómetros según el —siempre optimista— ciclo CLTC chino. Pero el espectáculo empieza cuando se despliegan los seis rotores en su techo, alimentados por una batería de 10,5 kWh. Entonces, el vehículo se transforma en una aeronave de despegue vertical, capaz de volar durante 20 minutos a una velocidad máxima de 72 km/h. Sin tráfico, sin semáforos, y sin rotondas.

La Skyrider X6 está fabricada con aluminio de grado aeronáutico y fibra de carbono, una combinación típica en aviación militar que aquí tiene un objetivo más mundano: reducir peso y aumentar la autonomía. En tierra, su centro de gravedad bajo y su sistema de tracción trasera montado en el centro le confieren buena maniobrabilidad. En el aire, la autonomía se sacrifica por la capacidad de vuelo autónomo y la seguridad.

Puede despegar, aterrizar, navegar y planificar rutas sin intervención humana. Pero para los más atrevidos –o simplemente nostálgicos del joystick– también permite vuelo manual. El control se realiza con una palanca similar a la de los drones, y la navegación puede alternarse entre automático y semiautomático. Las autoridades chinas requieren que el piloto disponga de una licencia para aeronaves deportivas ligeras. Obtenerla cuesta unos 6.000 euros y muchas horas de formación.

¿Y si algo falla? Kuickwheel ha pensado en eso. El sistema de propulsión está compuesto por seis motores independientes, de modo que si uno falla, los otros cinco compensan la pérdida para mantener el vuelo. Además, dispone de un paracaídas que se despliega en 0,3 segundos en caso de emergencia.

Por ahora, sus usos más inmediatos se orientan al transporte de emergencia, desplazamientos entre zonas suburbanas o rutas privadas en áreas despejadas. A medio plazo, el reto será adaptar la infraestructura urbana para convivir con estos híbridos.

La industria del automóvil quiere su pedazo de tarta

La motolicóptero ha llamado la atención de otros actores importantes, y uno de ellos es el fabricante de coches XPeng, que se ha apresurado a anunciar su AeroHT, otro aspirante. En este caso tiene más de coche que de moto, cuesta unos 166.000 euros y se parece más a un SUV con alas. Aún no está a la venta, pero ya se puede reservar.

Pero lo más espectacular en este sentido no viene de la mano de una marca o un grupo industrial, sino de un loco maravilloso de origen polaco: Thomas Patan. Este ingenioso inventor ya había dado que hablar con su Jetson One, un dron personal de transporte que parecía una mezcla de kart y helicóptero. Pero ahora ha ido un paso más allá.

Su aparato, el Ballonout –es así como se llama–, no tiene rotores, ni hélices, y carece de alas. Lo que se ve es una montura de aspecto motociclista; como si a una MotoGP le hubieran quitado las ruedas. En su lugar dispone de cuatro pequeñas turbinas que lo mantienen en el aire y lo dirigen de un lado a otro.

Tecnología aeroespacial de bolsillo

Con un armazón de fibra de carbono, canaliza el aire y se dispara hacia abajo con la fuerza de un cohete. El resultado es un vehículo con un aspecto espectacular y una ingeniería increíble que funciona. Lo que ha presentado su creador, rodado en un espacio controlado y exento de riesgos, no es una recreación digital, sino imágenes reales de cómo funciona. Y es increíble.

Su tecnología es de lo más avanzado: materiales compuestos ultraligeros, piezas impresas en 3D, electrónica de control activa en tiempo real para mantener la estabilidad en vuelo, y redundancia de sistemas como en un avión comercial.

Al Ballonout le precedió su primer experimento, el kart volador llamado Jetson One, que sorprendió al mundo en 2021. Con cabina abierta y una estética de coche volador minimalista, se vende en EE. UU. por unos 95.000 euros y tiene lista de espera hasta 2027. Con una autonomía de 20 minutos, y a diferencia de los helicópteros, no requiere de pistas ni hangares. Lo sacas de tu garaje y sales volando dos minutos después. El Jetson One también incorpora un paracaídas balístico de emergencia: si algo falla, caerás al suelo con cierta suavidad.

Ya no es ciencia ficción

Cuando se presentaron los primeros patinetes, muchos se rieron ante la falta de sofisticación del dispositivo. Hoy ruedan por nuestro país siete millones de ellos. Va a pasar mucho tiempo antes de que veamos estos aparatos volar sobre nuestras cabezas, por cuestiones legales, regulatorias y de responsabilidad ante posibles accidentes, pero lo que era ciencia ficción ya es algo que se puede hasta comprar. Si tienes el dinero, Belerofonte.

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