Ucrania ha creado gracias a un 'crowdfunding' una ametralladora que apunta y dispara sola
Ucrania está empezando a dejar en manos de la inteligencia artificial lo de apretar el gatillo

Metralleta Sky Sentinel.
La idea no ha sido de Volodímir Zelenski, sino del director cinematográfico James Cameron. El padre de Terminator, el que hizo emerger al Titanic del fondo del mar y el que nos enseñó que la sangre de los Aliens era verde, encontró una solución en 1986 para un problema de 2025: cómo derribar drones rusos.
La respuesta está en la versión extendida de su cinta Aliens: el regreso. Cuando rodó la película, realizó tomas que no acabaron en la gran pantalla, pero que sí vieron la luz en ediciones especiales, copias en DVD y selecciones de planos perdidos. En uno de ellos, el cabo Hicks, interpretado por el actor Michael Biehn, programaba unas ametralladoras pesadas que adquirían vida y disparaban de manera robotizada montadas sobre unas patas.
Los xenomorfos espaciales sucumbían ante la lluvia de plomo, y justo eso es lo que han desarrollado en Ucrania con la ayuda de un crowdfunding, o una colecta voluntaria, que es como se le ha llamado siempre. El nombre del sistema es Sky Sentinel, y es el último ejemplo de cómo la guerra moderna ha dejado atrás los misiles millonarios para abrazar soluciones autónomas, precisas y, sobre todo, económicas.
El Sky Sentinel está controlado por inteligencia artificial, y lo único que requiere es sincronización por radar y que alguien lo configure en posiciones de combate. La tecnología de IA se encargará de todo lo demás: detectar el objetivo, determinar su trayectoria y calcular dónde y cuándo dispararle.
Estos guardianes del cielo incluso aplican datos relativos tanto del dron, al que pueden identificar, como de la velocidad del viento. Con una rotación de 360 grados, una ametralladora que puede moverse hacia arriba y hacia abajo, y un remolque móvil para transportarlo, todo el sistema no deja ninguna posibilidad de que los drones lleguen a su objetivo, ya sea por autodefensa o por la propia movilidad de la plataforma.
Rusia lanza decenas de drones Shahed cada noche contra infraestructuras críticas, lo que satura las defensas aéreas convencionales. Estos drones kamikaze cuestan entre 28.000 y 47.000 euros, una fracción del precio de los misiles Patriot, NASAMS o THAAD que se suelen utilizar para interceptarlos. Cada uno de estos misiles cuesta entre 300.000 y más de un millón de euros, lo que conduce a un modelo financiero insostenible.
Sky Sentinel cambia esa ecuación. Cada torreta cuesta aproximadamente 140.000 euros al cambio actual. No lanza misiles, sino que dispara balas, mucho más baratas. Está equipada con una ametralladora M2 Browning del calibre .50 sobre una plataforma rotatoria autónoma. Diez de estas torretas pueden proteger una ciudad media por el precio de dos misiles de largo alcance.
El despliegue de un Sky Sentinel no requiere manuales extensos ni operadores expertos. Se posiciona la torreta, se conecta el radar, se le provee energía y el sistema entra en funcionamiento. El ciclo completo —detección, adquisición de objetivo, cálculo de trayectoria y disparo— se ejecuta sin que un operario toque el gatillo. Esta independencia marca un cambio radical respecto a los sistemas de defensa tradicionales, que dependen de tripulaciones, entrenamiento constante y líneas de comunicación robustas.
Los Sky Sentinel pueden montarse sobre remolques, losas de hormigón o incluso posiciones improvisadas en zonas urbanas o rurales. No requieren búnkeres ni lanzadores sofisticados. Una vez operativos, cubren un radio efectivo de 1,5 kilómetros contra amenazas de baja altitud, que incluyen a los temibles Shahed, drones FPV y, a corta distancia, misiles de crucero como el Kalibr o el KH-101. Con velocidades de disparo cercanas a los 890 m/s, el sistema reacciona más rápido que cualquier operador humano.
Mucha ingeniería + inteligencia artificial
Los ingenieros ucranianos han abordado con particular rigor la precisión mecánica, uno de los desafíos críticos en torretas automáticas. La vibración, el retroceso y la holgura pueden arruinar cualquier sistema de puntería. En Sky Sentinel se han introducido montajes reforzados, control de movimiento en cuatro ejes, sensores estabilizados y algoritmos de compensación que consideran factores como el viento o el efecto del rotor de los drones. Cada prototipo fue probado bajo fuego real, con retroalimentación directa de unidades desplegadas.

La eficacia de Sky Sentinel radica en su visión/detección. El sistema integra cámaras multiespectrales de alta resolución, ópticas infrarrojas y láseres para seguimiento de precisión. A esto se suma una suite de IA que no solo reconoce amenazas por forma o comportamiento, sino que recalcula trayectorias varias veces por segundo. No hay proyectiles inteligentes, ni detonadores de proximidad, ni cabezas de guerra especializadas. Solo fuego dirigido con precisión quirúrgica. Este enfoque simplifica la logística, reduce costes y permite abastecimiento desde arsenales compartidos.
El modelo recuerda al sistema israelí Smart Shooter, ya desplegado en Ucrania y que el Ejército de Estados Unidos también ha integrado en sus fuerzas. Ambos sistemas priorizan la precisión autónoma dentro de corredores predefinidos, lo que asegura que se dispare únicamente contra amenazas verificadas, minimizando el daño colateral.
El futuro ya está aquí
Sky Sentinel es una muestra de una tendencia emergente: la introducción de la inteligencia artificial en el campo de batalla, con sistemas autónomos capaces de tomar decisiones tácticas limitadas sin intervención humana. Esta independencia, aunque parcial, refleja un cambio doctrinal: no se trata de controlar todo, sino de confiar en que un sistema bien entrenado sepa cuándo actuar.
Los desarrolladores ucranianos han optado por mantener a Sky Sentinel desconectado de redes externas durante el combate. Esto elude vulnerabilidades cibernéticas y preserva la integridad de la toma de decisiones autónoma. Esta arquitectura cerrada también impide que los sistemas sean reprogramados por el enemigo en caso de captura.

A nivel operativo, el mantenimiento se reduce a tareas programadas: revisión de ópticas, reposición de munición y reemplazo de componentes mecánicos con piezas estándar. No requiere técnicos especializados ni herramientas propietarias. Se mantiene con lo que hay, en el taller de campaña.
Pagar la guerra a pachas
Ucrania está promoviendo activamente una campaña de financiación para desplegar más unidades. Con el dinero logrado de forma colectiva, se financiarán Sky Sentinels que irán colocados en puntos críticos: subestaciones eléctricas, bases militares, centros de mando y zonas urbanas atacadas de manera recurrente.
La llegada de estos sistemas marca un antes y un después. La guerra moderna ya no gira solo en torno a plataformas colosales y soldados en trincheras. También se libra entre algoritmos, chips y software que decide cuándo apretar el gatillo. Sky Sentinel no es futurismo, como en las películas de James Cameron, sino el presente tangible que poco a poco irá calando en más escenarios y países.