Airbus firma un acuerdo para utilizar el revolucionario motor de la granadina INNengine
Los propulsores nacieron poco menos que en un cobertizo y por la insistencia de su creador

El compacto motor de INNengine, capaz de generar 120CV a pesar de su tamaño, montado en un Mazda MX-5. | INNengine
Les están llegando las fichas grandes. Tras Horse, la filial de motores de combustión de Renault, es ahora Airbus Defence la que se ha interesado por los revolucionarios motores de la empresa granadina INNengine. Diseñados poco menos que en un cobertizo, están llamados a revolucionar espacios donde los actuales propulsores de gasolina no llegan.
El comunicado de la compañía a socios y accionistas es escueto, pero claro e ilusionante: acaban de llegar a un acuerdo con el consorcio militar europeo. Más en concreto, con su brazo armado, el encargado de crear cosas como el Eurofighter, los helicópteros Tigre o el dron Sirtap.
Sin aportar muchos datos, a cuenta de los acuerdos de confidencialidad, la sospecha es que los exóticos motores granadinos bien podrían acabar en el floreciente mercado de los aviones no tripulados. O puede que se hagan cargo de desarrollar algo más concreto; lo único que podemos hacer es especular. Aunque, con un único producto en su catálogo, hay poco espacio para la imaginación.
INNengine no es una compañía conocida fuera de ciertos círculos técnicos y profesionales, pero su historia es excepcional. Situada en Granada, sin apenas respaldo institucional ni músculo financiero relevante, esta empresa de ingeniería mecánica ha diseñado un motor de combustión de arquitectura singular. El proyecto, ideado y dirigido por Juan Garrido, parte de una idea relativamente conocida –pequeños pistones que trabajan de manera opuesta–, pero que el técnico ha llevado a un grado de eficiencia no alcanzado hasta hoy.

Lo que distingue a este motor no es ya lo compacto de su fisonomía o su reducido peso, sino su arquitectura cinemática y la forma en que gestiona el ciclo termodinámico. A diferencia de los motores de pistón convencionales, este diseño emplea una configuración rotativa con componentes que combinan desplazamientos lineales y circulares en un conjunto cerrado. Aunque recuerda a conceptos como el motor Wankel, el sistema de INNengine incorpora elementos novedosos en la sincronización mecánica, la estanqueidad y la gestión térmica.
El principio fundamental del motor se basa en optimizar la eficiencia y minimizar las pérdidas por fricción y calor. Para ello, se ha diseñado de manera específica la admisión, compresión, combustión y escape. El conjunto integra válvulas y cámaras de combustión no convencionales. Los pistones trabajan unos contra otros, casi tocándose con sus cabezas.
Esta arquitectura permite una mayor densidad de potencia respecto al peso total del conjunto, algo especialmente relevante en aplicaciones móviles como los drones, los vehículos eléctricos de rango extendido o los sistemas de generación de energía en entornos remotos. Apenas vibra y arroja una alta potencia con bajo cubicaje y consumo.
Una de las claves de su potencial estriba en que el motor puede escalarse fácilmente en tamaño y potencia. Puede mantener una gran fiabilidad gracias a la reducción de piezas móviles críticas, y puede operar de forma continua con un mantenimiento muy bajo. Para conseguir esto, INNengine ha tenido que desarrollar componentes que no existen en el mercado, y fabricar piezas con tolerancias muy estrechas.
El gran mérito de INNengine radica en haber llegado a esta posición sin contar con las condiciones habituales que suelen acompañar a las startups de base tecnológica. España no es un entorno favorable para el desarrollo industrial disruptivo. Las trabas administrativas, la escasez de inversión privada especializada y el enfoque cortoplacista de los fondos de capital han convertido casi en un milagro lo que, en otros países, habría sido simplemente un caso de éxito industrial.
Funcionamiento probado
Los primeros prototipos han demostrado su funcionamiento, y por ello ha conseguido llamar la atención de actores de primer nivel. Aunque aún falta mucho para alcanzar una versión final industrializable, la empresa ha cruzado ya varios hitos significativos y continúa avanzando, paso a paso, desde una infraestructura muy modesta.
La firma de un acuerdo de colaboración con Horse, la división de trenes motrices de Renault y propiedad parcial del grupo chino Geely, fue el primer reconocimiento institucional fuerte que recibió la compañía. Desde entonces, los ensayos han avanzado en una instalación de validación en la Universidad de Valencia, un centro de referencia a nivel mundial.
El paso más reciente, el acuerdo con Airbus Defence, apunta a una aplicación de esta tecnología en aparatos pequeños: drones. Aunque el contenido del proyecto se mantiene bajo confidencialidad. La alta densidad de potencia, el bajo peso y la posibilidad de operar con combustibles convencionales hacen del motor de INNengine un candidato idóneo para plataformas de vigilancia o incluso para drones de combate, un sector que ha adquirido un papel estratégico desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Solución técnica avanzada
La elección de Airbus no es casual. El consorcio europeo necesita soluciones que combinen eficiencia energética, fiabilidad y versatilidad, y es probable que el interés en el motor granadino venga motivado precisamente por estas tres cualidades.
Pese al respaldo de estas dos multinacionales, INNengine sigue enfrentando grandes obstáculos. Su financiación continúa siendo limitada, y la contratación de personal cualificado avanza a un ritmo lento. La empresa ha invertido todos sus recursos en maquinaria de precisión y en el desarrollo de iteraciones sucesivas del motor, cada vez más cercanas a una configuración industrializable. Sin embargo, muchas de las piezas más críticas deben encargarse a proveedores externos, debido a la falta de una industria nacional capaz de cumplir con los requisitos de calidad necesarios.
El diseño del motor ha experimentado varios cambios recientes, en especial en lo que respecta a la gestión electrónica y al tratamiento de emisiones. Estos aspectos son, por norma general, los últimos en afinarse. Son clave para cumplir con las normativas más exigentes, sobre todo si el objetivo final es aplicarlo en automoción, un sector muy regulado y competitivo.
Aunque INNengine nació con la idea de desarrollar un motor para automoción, el panorama actual ha empujado a la empresa a diversificar su estrategia. El auge de los motores eléctricos, la presión normativa sobre las emisiones y la dificultad de homologar un motor nuevo para vehículos convencionales ha hecho que la empresa explore otros nichos de mercado más accesibles.
Otros mercados
Los granadinos tienen la mirada puesta en el mercado de los generadores eléctricos compactos, el sector marítimo o en la generación de electricidad en zonas aisladas, donde la normativa sobre emisiones es menos restrictiva que en el sector del automóvil. La miniaturización del motor le abre un abanico de aplicaciones que, aunque más modestas en términos de volumen, podrían permitir un crecimiento sostenido y viable.
Si Horse/Renault/Geely y Airbus han decidido apostar por esta tecnología, es porque ven algo que vale la pena explorar. La empresa granadina se encuentra ahora en una fase crítica: crecer en lo financiero para dar saltos de calidad con una buena idea de base. Grandes ideas nunca les han faltado a los españoles; lo que sí han necesitado ha sido la comprensión por parte de autoridades, industria y el entorno de la cultura empresarial. De momento, van lanzados; ahora hace falta que no se queden sin gasolina por el camino.