Europa se queda rezagada con la IA mientras EEUU y China aceleran sus proyectos
Las iniciativas europeas quedan en segundo plano ante el rápido avance de Deepseek y la llegada de GPT-5

Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, en una imagen de archivo. | EP
En los últimos días se han anunciado avances relevantes tanto en Chat GPT, desarrollado por la estadounidense OpenAI, como en la china DeepSeek. Mientras EEUU se pavonea de haber lanzado ya GPT‑5, uno de los modelos más potentes y accesibles hasta la fecha, el gigante asiático intensifica su apuesta y Europa parece quedarse atrás, consolidando una brecha creciente entre los grandes actores globales y el viejo continente.
Fuentes vinculadas a este dinámico sector advierten que Europa podría quedar en un segundo plano en esta carrera tecnológica, tal como ya ocurrió con la computación cuántica. Aunque no se sabe cuándo llegará el ordenador cuántico capaz de vulnerar la ciberseguridad convencional, ya existen aplicaciones prácticas menores y algunas empresas europeas destacadas. Sin embargo, en conjunto, la apuesta ha sido menor que la de Estados Unidos y China, lo que genera inquietud entre los expertos.
Asimismo, recuerdan que, cuando gigantes como Google trataban la IA generativa como incipiente, OpenAI sorprendió a todos lanzando una versión beta imperfecta pero tremendamente útil para muchos usuarios. Esa irrupción imprevista precipitó el avance generalizado y planteó un desafío, tanto en los despachos empresariales como gubernamentales y de Bruselas, a la hora de definir estrategias coherentes y sólidas en un sector tan cambiante e impredecible.
Añaden que, hace aproximadamente dos años, comenzó un boom inversor en IA. Sin embargo, no siempre esta estrategia es recomendable: algunas firmas pueden estar sobrevaloradas debido al interés inversor. Además, son muchos los sectores productivos que se beneficiarán indirectamente a nivel de productividad, y tarde o temprano capitalizarán la IA de una forma u otra.
Mientras tanto, China no se detiene en cuanto a innovación tecnológica. Tal y como explicó The Economist, seis meses después del hito alcanzado con DeepSeek, el gigante asiático ha acelerado su programa de inteligencia artificial dando prioridad a aplicaciones prácticas más que a disrupciones punteras. De hecho, el modelo generativo R1 de este desarrollador ha sido adoptado masivamente por empresas chinas en sectores como la automoción, las telecomunicaciones o la industria pesada.
Por su parte, OpenAI ha dado un paso adelante con su lanzamiento más reciente: el flamante GPT‑5, junto con la liberación de varios de sus modelos anteriores para que puedan ser descargados y adaptados para distintas tareas. El consejero delegado de la tecnológica californiana, Sam Altman, sacó pecho de este paso, que enmarcó en los valores de la libertad, la democracia y el beneficio colectivo.
En España y en Europa, la dependencia de tecnología foránea continúa. Tras anunciar el Gobierno un modelo de IA propio, ALIA, entrenado en español y lenguas cooficiales, el proyecto acabó basándose en tecnología desarrollada por la estadounidense Meta y, además, desató críticas de usuarios que denunciaban que estaba desfasado respecto a otros modelos disponibles desde años anteriores. El episodio malestar críticas en el ámbito tecnológico, donde se percibió una falta de ambición y de visión estratégica.
No obstante, también existen datos que apuntan a avances e iniciativas destacables en Europa. Varias empresas en sectores como fintech, salud, seguridad o logística están explorando aplicaciones de IA con cierta madurez. Además, algunas startups impulsadas desde la Unión Europea reciben apoyos que, si bien limitados, podrían sentar las bases de una mayor autonomía tecnológica. Mientras tanto, Silicon Valley y Shenzhen aceleran con fuerza, lanzando modelos cada vez más accesibles, sofisticados y de uso inmediato. Sin inversión, ecosistema propio y cierta independencia con respecto a las importaciones, Europa se enfrenta al riesgo de quedarse atrás.