Viajar se polariza y tras las compañías aéreas de bajo coste crecen las de alto coste
Las aerolíneas Beyond y La Compagnie representan la recuperación del placer de volar

Avión.
Se lo dijo un arriero al cantante Vicente Fernández. Más tarde el mexicano lo expuso en su canción «El rey». Exponía en su tonada que «no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar», y para llegar volando como un rey, lo mejor es subirse al avión en una de esas compañías que huyen del lowcostismo y se han subido al tren de justo lo contrario: liquidar la clase turista.
La maniobra no podrá ser como la que hizo eterna el de Jalisco. Dictaminaba que «con dinero o sin dinero, su palabra sería la ley». Sin embargo, las leyes del mercado entienden que sin dinero no se vuela, y cuanto más salga de los bolsillos, mejor será el trayecto. Esto es lo que han sabido interpretar compañías aéreas como la francesa La Compagnie o la maldiva Beyond: sus aparatos carecen de clase económica.

El transporte aéreo se ha democratizado en las últimas décadas por la irrupción del modelo de bajo coste, y por el camino se ha perdido el equipaje facturado, los periódicos, las comidas y la comodidad. La respuesta del mercado ha aupado a aquellas pequeñas compañías que ofrecen justo lo contrario. En vez de abaratar, han optado por elevar la experiencia de vuelo a niveles que se acercan más a un jet privado que a un vuelo comercial tradicional.
Dos de estas propuestas llaman en especial la atención: Beyond, con base operativa en Dubái y origen en las Maldivas, y La Compagnie, con sede en Francia y un modelo consolidado en el tráfico transatlántico. Ambas compañías representan la respuesta a una demanda que no solo busca trasladarse de un punto a otro, sino hacerlo con estilo, tranquilidad y una atención al detalle que roza lo artesanal.
Fundada en 2022, Beyond comenzó sus operaciones un año más tarde con una propuesta rupturista. Opera vuelos de media y larga distancia con un planteamiento claro: ofrecer una única clase a bordo, y que esta sea la ejecutiva. Su flota se compone de dos aviones Airbus, un A319 y un A321, ambos reformados y adaptados para acoger 44 asientos cama. Estos se distribuyen en configuración de dos plazas en cada lado a diferencia de las tres habituales, y resulta más propia de un vuelo chárter de alto nivel que de un operador regular.
Los trayectos parten desde Malé hacia Dubái y Riad, y desde Dubái se extienden a Múnich, Milán y Zúrich. En esta última ruta se ha observado una de las experiencias más reveladoras. El embarque se realiza en el aeropuerto Al Maktoum, una instalación apenas utilizada, que confiere a los pasajeros la sensación de estar accediendo a una terminal privada. En lugar de colas, multitudes y ruido, se accede a una sala casi desierta y a una pista en la que con frecuencia solo espera un avión: el de Beyond.

La librea completamente negra de sus aeronaves, brillante y sin logotipos estridentes, es un guiño estético a la elegancia sobria. La experiencia a bordo confirma esa primera impresión visual. Al abordar, los pasajeros reciben bebidas de cortesía y toallitas húmedas. La tripulación, formada mayoritariamente por antiguos empleados de Emirates y Etihad, ofrece un trato personalizado, cálido y profesional, y se presenta por nombre, en un gesto más propio de un restaurante de lujo que de una aerolínea.
Los asientos permiten una reclinación completa, disponen de puertos USB-C, tomas de corriente y un brazo para tablet que reemplaza a las tradicionales pantallas de entretenimiento. El servicio incluye paquetes de las llamadas «amenidades» de gran calidad, mantas suaves inspiradas en el estilo de Qatar Airways y antifaces acolchados de diseño ergonómico.
En cuanto a la restauración, el menú varía según el tramo, y se sirven platos como carne de wagyu y langosta. A ello se suma una selección de vinos y cócteles que, aunque no figuran todos en la carta impresa, sorprenden por su calidad. La experiencia se completa con pequeños gestos, como el ofrecimiento de almohadillas de colchón y fundas personalizadas en los vuelos más largos.
El balance que deja Beyond es el de una compañía con limitaciones físicas —heredadas de operar en fuselaje estrecho—, pero con un planteamiento sólido y ambicioso. En un entorno donde el confort ha sido relegado en favor del volumen, Beyond apuesta por lo contrario: menos pasajeros, más espacio, más atención y un perfil de cliente que no busca un vuelo, sino una experiencia.
Savoir francés
Mientras Beyond representa la audacia de una nueva aerolínea que busca abrirse hueco en rutas selectas, La Compagnie personifica la resiliencia de un modelo que ha sobrevivido donde muchos fracasaron. Fundada en 2013 y con sede en Francia, esta aerolínea opera exclusivamente vuelos transatlánticos en clase ejecutiva entre París-Orly, Milán y Niza, y el aeropuerto de Newark, en Nueva York. Con una flota compuesta por dos Airbus A321neo configurados con 76 asientos cama en disposición 2+2, La Compagnie ha construido una identidad única: boutique, refinada y eficaz.
Cada asiento se convierte en una cama de 192 centímetros, con controles táctiles, toma de corriente, lámpara de lectura y pantalla individual de 15,6 pulgadas. Hay conectividad Wi-Fi ilimitada, gratuita y de alta velocidad. El ambiente recuerda al de un hotel de diseño: fundas hipoalergénicas, almohadas suaves, kits de productos cosméticos Caudalie y auriculares con cancelación de ruido.
Los vuelos de La Compagnie ofrecen una experiencia gastronómica refinada. Su carta, diseñada por el chef Christophe Langrée, incluye un menú de cuatro pasos en los vuelos diurnos, con entrantes, plato principal, queso y postre, acompañado por vinos franceses y champán. En los vuelos nocturnos, se sirve un refrigerio al inicio y un desayuno completo antes del aterrizaje. Los menús cambian cada mes y han contado con la colaboración de chefs reputados como Yann Couvreur o Florent Ladeyn.
La experiencia comienza antes de subir al avión. La aerolínea ofrece acceso a salas VIP asociadas en sus aeropuertos de origen y destino, aunque estas pueden variar en calidad, ya que La Compagnie no dispone de espacios propios.
Tarifas mucho mejores de lo imaginable
Uno de los grandes atractivos de La Compagnie es su política tarifaria. Si bien sus precios están por encima de la clase económica tradicional, suelen ser entre un 30 y un 50% más bajos que los de clase ejecutiva de las grandes aerolíneas. Además, ofrece promociones muy competitivas, con celebradas campañas como la de billetes dos por uno para parejas en fechas señaladas.
En el plano medioambiental, la compañía también ha dado pasos significativos. Sus Airbus A321neo son aviones de última generación, con una reducción notable en el consumo de combustible y en emisiones de CO2. Además, participa en programas de compensación de carbono y ha reducido el uso de plásticos a bordo, alineándose con las nuevas exigencias de sostenibilidad del sector.
Beyond y La Compagnie representan dos interpretaciones distintas de un mismo fenómeno: la recuperación del placer de volar. Ambas han entendido que existe un perfil de pasajero dispuesto a pagar más, no por llegar antes, sino por llegar mejor. Uno que valora el espacio, el silencio, la gastronomía y el trato humano, en un entorno que recuerda más a la alta hostelería que al transporte colectivo.
Vuelve la ‘jet-set’
Si la mayoría de las aerolíneas siguen exprimiendo el modelo de bajo coste, estas compañías apuntan a un nicho que crece con discreción pero con fidelidad. Su éxito no está en llenar cientos de asientos baratos, sino en conquistar a un grupo reducido de viajeros exigentes, para quienes el vuelo es parte integral del viaje.
Como dijo Vicente Fernández en una de sus canciones más célebres, no se trata de llegar primero, sino de saber llegar. Y en este cielo polarizado, estas dos aerolíneas han demostrado que todavía hay espacio para volar como reyes.