La reina Isabel II y la videoconsola de 24 quilates
Un poderoso estudio de videojuegos mandó al palacio de Buckingham un regalo la mar de singular, si bien la historia no tuvo un final feliz
Podría ser el título de una aventura de Tintín. Una de esas en las que el capitán Haddock suelta aquello de «¡Rayos y centellas!» y el profesor Tornasol, el despiste en persona, encuentra con el oscilar de su péndulo la entrada secreta al tesoro. Pero no. Hablamos del mundo real y de la actualidad más reciente. Hablamos de la reina Isabel II y una consola de oro de 24 quilates.
¿Cómo comenzó esta historia? Pues en un tabloid, el Mirror, esa prensa amarilla de cotilleo (gossip, en la lengua de Albión) en el que, con la escasez de fuentes habituales, aunque sin que jamás se negara la cuestión, se afirmaba que la reina Isabel II era una fan de los videojuegos. De los videojuegos de Nintendo, concretamente, de aquella consola que se hizo extraordinariamente popular allá por la primera década del siglo XXI: la Nintendo Wii.
La historia del Mirror, titulada Haz sitio para la R WII N (un juego de palabras jugando con las capitulares de la reina y Nintendo), pintaba una escena singular que supuestamente tuvo lugar a comienzos de 2008 en la Casa de Sandringhan, una de las tantas propiedades de la familia real británica. El príncipe William y su novia, por entonces Kate Middleton, en uno de los salones jugando a la Wii. Y, de pronto, la entrada de la reina Isabel, que se queda asombrada con el artilugio y decide jugar ella también. Le dio, según esa fuente anónima (y quién sabe si fiable), al minijuego de los bolos y era un «talento natural» con ellos con una coordinación y reflejos «acordes a una persona de la mitad de su edad». Por aquel entonces, Isabel II tenía 81 años.
Resulta que esta historia la leyó un poderoso estudio de videojuegos, THQ, que decidió usarla para el marketing de uno de sus videojuegos de 2009, Big Family Games, un título de diversos deportes como la equitación, la petanca o la herradura. Gameindustry.biz, uno de los medios de prestigio especializados en la vertiente de negocio del videojuego, publicaba una exclusiva entrevistando a una responsable de marketing de THQ, Danielle Robinson.
El 21 de mayo de 2009, exactamente la fecha de publicación del artículo, la compañía mandó al palacio de Buckingham un regalo la mar de singular: una consola Wii de oro de 24 quilates y el videojuego en cuestión, Big Family Games. «Big Family Games es el juego definitivo de Wii para convencer a toda la familia, de los abuelos a los nietos, de jugar juntos. La Familia Real es seguramente la familia más importante del país, así que pensamos que había que regalarles una copia del juego. Pero claro, suponemos que la reina no jugaría en una consola cualquiera, así que nos encargamos de hacer una Wii especial de oro. ¡Esperamos que la familia real disfrute el videojuego!».
Pero la historia no tuvo final feliz para esta audacia de mercadotecnia. Buckingham rechazó el paquete que les había sido enviado. Se trata de una política general del palacio, que incluso viene referenciada en la web oficial de la familia real, con mucha flema inglesa: «Por motivos de seguridad, el equipo de correspondencia no puede aceptar ningún regalo imprevisto enviado a La Reina». El juego, Big Family Games, fue machacado por la crítica especializada. Y la compañía que lo avalaba, THQ, quebraba solo cuatro años después, en 2014.
¿Qué fue, pues, de la consola dorada? Los intrépidos periodistas de People Make Games, un estupendo canal de Youtube dedicado a publicar todo tipo de documentales sobre el medio, lanzaron un vídeo en 2019 que ahondaba en esta historia para descubrir qué ocurrió con la consola dorada. Esta había acabado en las manos de un coleccionista holandés, Donny Fillerup, que sumaba la asombrosa cifra de más de 260 consolas coleccionadas. En el vídeo se puede ver, exhibida en un urna de vidrio, como si se tratara de una reliquia de Indiana Jones, la consola en cuestión. Fillerup intentó subastar en dos ocasiones la consola, la primera vez en 2021 por unos 300.00 euros y la segunda vez este mismo año por ya apenas 36.000. Un precio algo decepcionante para esa consola mítica que una vez pudo tener la reina Isabel II.
Pero, más allá de divertirles con la anécdota de esta consola de oro, ¿qué motivo hay para dedicarle una tribuna en estas páginas? Pues que manifiesta una certeza de la que queremos hacernos eco habitual en Teselas. Los videojuegos no son un hecho aislado, una tribu que vive al margen de lo que sucede en el mundo, sino que el mundo se arraiga al medio de las maneras más imprevisibles, a poco que uno indague. Por ejemplo, en ese mismo canal, People Make Games, se puede ver ahora mismo un emocionante (y estremecedor) vídeo de desarrolladores de videojuegos ucranianos que están viviendo la guerra de maneras muy diversas. Y figuras de actualidad, como el escritor superviviente a un reciente intento de asesinato, Salman Rushdie, llegaron a afirmar que problemas como el régimen autocrático de Irán se podrían solucionar por la vía del décimo arte: «A menudo pienso que la mejor manera de liberar Irán es simplemente lanzar consolas Nintendo desde el aire», afirmaba el autor en declaraciones para el medio británico Kotaku.
Enlace a vídeo desarrolladores ucranianos:
Sobre la reina Isabel II, fallecida el pasado jueves 8 de septiembre, la industria del videojuego también ha reaccionado profusamente. Rockstar Games, la compañía polémica por videojuegos como Grand Theft Auto, esa visión descarnada y tremendamente divertida del Sueño Americano donde uno puede cometer cualquier crimen imaginable en sus calles, publicaba un tuit en honor a la Reina. Y múltiples desarrolladores y figuras relevantes se manifestaron de la industria se manifestaron al respecto.
¿Pero vive, la Reina Isabel II, en el arte interactivo? Pues múltiples veces. Desde los años 80, la reina Isabel II ha aparecido recurrentemente en numerosos videojuegos. Pero tal vez ninguna premisa sea tan demencial, y entretenida, como Her Majesty’s Spiffing. En él, Isabel II disuelve el parlamento y declara a Gran Bretaña como nuevo imperio intergaláctico. El juego, por cierto, fue publicado, con mucho tino, justo después del Brexit. Ahí es nada.