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'Indika': la monja a quien el demonio abrió los ojos

Un nuevo videojuego independiente nos pone en la piel de una joven religiosa en la Rusia de finales del siglo XIX

‘Indika’: la monja a quien el demonio abrió los ojos

Cartel promocional del videojuego 'Indika'. | Cortesía de Odd Meter

De vez en cuando salen al mercado videojuegos con nuevas temáticas que sorprenden por su apuesta y sus argumentos sin la necesidad de ser un triple A, como se denomina a los videojuegos de gran presupuesto. Este es el caso de Indika, un juego protagonizado por una joven monja rusa perteneciente a una congregación ortodoxa que habita en un convento de clausura. Desarrollado por Odd Meter, un pequeño estudio ruso que se trasladó a Kazakhstan tras la invasión rusa de Ucrania para terminar el trabajo de este curioso título y donar parte de las ganancias a los niños ucranianos víctimas de la guerra.

El juego nos traslada a la Rusia de finales del siglo XIX, con una sobria ambientación en la que prevalece el blanco y negro, el sepia y el rojo para los momentos en los que el mismo demonio toma protagonismo. Es una aventura en tercera persona en la que no faltan curiosos puzles, fases de plataformeo e incluso minijuegos estilo pixel-art a todo color que rompen la austeridad y la crudeza de la historia, dando al jugador momentos de asueto alejados del añejo clima excelentemente recreado.

Un crudo argumento en el que la pobre protagonista (que comparte su nombre con el título de la obra) se mantiene permanentemente en lucha contra sus principios religiosos, víctima de situaciones duras protagonizadas incluso por sus propias compañeras de convento. Éstas deberían comportarse fieles a la doctrina cristiana que han decidido seguir, pero demuestran que el pecado convive justo al lado contrario de la pureza y que debemos aprender a convivir con ambas cosas, queramos o no. ¿Cómo es posible que las hermanas le encarguen llenar de agua un cubo, yendo y viniendo del pozo hasta en cinco ocasiones, para posteriormente derramarlo por completo ante su cara?

El mismísimo demonio va a ser el encargado de ir descubriéndole durante toda la aventura el otro lado del bien, el mal. O diciéndolo de otra manera, va a ir inculcándole respuestas a determinadas situaciones a las que se tendrá que enfrentar, obligándola a confrontar ideas para tomar decisiones que al fin y al cabo se acercan más a la sensatez que el simple hecho de situarse a un lado u otro de la balanza, a la gama de grises que seguramente se encuentra entre lo bueno y lo malo, entre lo terrenal y lo divino.

Indika tendrá que dejar el convento, pues ha sido encargada de llevar una carta a un monasterio en mitad del crudo invierno, recorriendo caminos rodeados de nieve y viento, aldeas y casas desiertas. Una exquisita ambientación en la que no parará de deambular encontrando escritos, iconos y figuras religiosas, hallazgos que la proveerán de algunas monedas para poder financiar su aventura. Así ira subiendo de nivel, experimentando con su dolor, su arrepentimiento, su vergüenza, su humildad y su contrición. En su cabeza siempre está la voz del demonio que le acompaña permanentemente, mostrándose también como el narrador de la aventura, alguien que la conoce perfectamente y no ceja en el empeño de reconducir sus actos hacia el lado oscuro.

Encontrará un compañero de viaje, un convicto prófugo con quien vivirá momentos bastante más terrenales que los que habitualmente disfruta entre sus hermanas de congregación. El manejo es sencillo: durante la aventura encontraremos puntos señalados en donde se encuentra un objetivo; con el joystick moveremos el personaje, y a golpe de botón cogeremos objetos, arrastraremos, empujaremos o abriremos puertas. La única complicación será buscar el camino correcto o completar una acción para encontrarlo, ya sea moviendo obstáculos o esquivándolos, como en el nivel de la fábrica de pescado. La ambientación fría y oscura se acentúa en las estancias sin luz, donde un candil no es suficiente. 

Captura en la que se aprecia la ambientación oscura y llena de misticismo que ‘Indika’ pone sobre la mesa.

Juego crudo, de ideas claras, no se trata de un título de miedo aunque tenga momentos de sobresalto, como el primer encuentro con un perro gigante. Duro en su argumento y pausado en su desarrollo, Indika se hace querer sorprendiéndonos con la distancia entre sus pensamientos y todo lo que le rodea, enfrentándose a pecados capitales sin posibilidad de escapar. La avaricia y el sexo no se manifiestan explícitamente, pero están presentes y el jugador los siente mientras la protagonista los sufre. Al final, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. 

Indika está disponible para PlayStation 5, Xbox series y PC a través de Steam y Epic Games.

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