'Silent Hill 2 remake': éxito rotundo para el clásico y terrorífico juego de 2001
Bloober Team recrea el clásico ‘survival horror’ de Plystation 2 con mejoras gráficas y jugabilidad refinada
Que los remakes estén de moda es un hecho del que hemos hablado largo y tendido, y Silent Hill era uno de los más esperados. No podía ser de otra manera después del éxito que obtuvo la adaptación de Resident Evil 4, juego de la franquicia con la que siempre ha competido directamente. Silent Hill es uno de los títulos de survival horror más legendarios de la industria del videojuego, todo un referente del que han bebido posteriores títulos del género y largometrajes cinematográficos.
En este remake volvemos al misterioso pueblo de Silent Hill, encarnando en tercera persona a un joven atormentado llamado James Sunderland, que va en busca de su fallecida esposa Mary tras haber recibido una carta de esta desde el lugar donde pasaron los mejores momentos de su amor. Una vez ahí, descubrimos una misteriosa atmosfera siniestra, un pueblo desierto envuelto en una niebla que crece a medida que se acerca el peligro, aumentando la angustia del personaje y dejando entrever un lado siniestro y oscuro que cada vez toma más protagonismo. Lugares dominados por el deterioro, calles desiertas, misteriosas notas y terroríficos escritos sobre las desconchadas paredes, además de ruidos que ponen los pelos de punta.
Los escenarios son sin duda las partes en las que el retoque se nota más, no solo en cuanto a definición, sino también por la cantidad de detalles en los edificios y nuevos objetos que nos podemos encontrar. Por supuesto que los personajes también disfrutan de una mejora notable: el protagonista, aparte de su mejora estética, dispone ahora de una vista en tercera persona tras el hombro que nos sumerge aún más en la aventura.
Los terroríficos enemigos a los que nos enfrentamos también lucen más detallados. Para empezar, nos encontraremos gigantescas cucarachas. Más adelante, aparecen misteriosos personajes reptantes que al incorporarse deambulan como zombis dentro de su sanguinolenta bolsa amniótica, la cual oculta la mitad de su cuerpo. Estos grotescos seres no dudarán en aproximarse para vomitar una gran cantidad de ácido biliar sobre nosotros con el objetivo de mermar nuestra salud.
Si en el original la acción se antojaba tosca, en este se ha mejorado la respuesta, sobre todo en los momentos en los que manejamos armas. También en los movimientos del personaje, como el giro de 180 grados para poder mirar a nuestras espaldas rápidamente cuando nos enfrentamos a más de una criatura. Tenemos la posibilidad de romper cristales con nuestra arma para entrar a través de una ventana en una casa o establecimiento, recoger objetos del interior de un automóvil o poder ejecutar esquivas para salvaguardarnos de los ataques de las nauseabundas criaturas.
Mejoras que, aun sin alardes, ofrecen una experiencia mucho más inmersiva. Pero la acción no es precisamente la protagonista de la obra, por muchos enemigos que nos asalten en ella. Es el argumento, a través de los momentos en los que la psicología y las pesadillas del protagonista se manifiestan, el que nos lleva a disfrutar de la exploración a lo largo de todo el pueblo, de cada una de las casas, del interior de los coches abandonados y medio corroídos por el óxido, de los imprescindibles vistazos a los mapas que iremos recolectando para seguir la pista de cada uno de los objetivos que debamos descubrir, como las piezas de los puzles a los que nos tendremos que enfrentar y que también han sido aumentados en duración y número.
James irá encontrando objetos para mejorar su salud y munición para las tres armas que, además de la motosierra con la que podremos atacar una vez concluida la historia y empezado una nueva más dificultosa si cabe. También hallará fotos y notas que decantarán la narración hacia uno u otro final de los ocho que dispone el título —dos más que el original—, así como lugares donde poder guardar la partida antes de que nos quedemos sin salud, armas contundentes con las que golpear pulsando un gatillo del mando o la tecla correspondiente del ordenador, llaves con las que poder abrir desde apartamentos a grandes edificios y la recurrente radio.
Un aparato que empezará a emitir una desagradable frecuencia de dial a medida que nos acerquemos al peligro, pero que afortunadamente podremos apagar si así lo deseamos. Mención especial a una de las piezas fundamentales de Silent Hill 2 remake: el sonido. Responsable directamente de que el miedo se apodere del jugador situándose inmediatamente tras su nuca, con siniestros ruidos de arrastre metálico, chapoteos viscerales y gruñidos de ultratumba aderezados con el nauseabundo y siseante sonido de las cucarachas.
El estudio Bloober Team ha sido el encargado de llevar a cabo esta recomposición que tanto miedo nos dio en la PlayStation 2, un estudio especializado en juegos de terror de entre los que cabe destacar Blair Witch. Actualmente, se encuentran desarrollando un producto que nos presenta una Polonia postapocalíptica amenazada por los viajes en el tiempo y unas monstruosas amenazas en forma de mutaciones terroríficas que se llamará Cronos: The New Dawn. Tras el éxito que el remake de Silent Hill 2 está teniendo —un millón de copias vendidas durante su primera semana—, el estudio ha anunciado su predisposición a retocar toda la saga si hace falta. Estaría bueno rechazar la oportunidad de mejorar una joya que brilla con luz propia para los que lo jugaron en 2001 y para los que lo descubran en la actualidad.
Silent Hill Remake está disponible para PlayStation 5 y PC.