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'S.T.A.L.K.E.R.2: Heart of Chernobyl': un yermo nuclear exitoso, a pesar de sus fallos

Tras 14 años de espera, la secuela del título ucraniano de culto ha aterrizado de manera accidentada

‘S.T.A.L.K.E.R.2: Heart of Chernobyl’:  un yermo nuclear exitoso, a pesar de sus fallos

Una captura de pantalla que sirve como muestra de la clase de escenarios que se pueden encontrar en la zona de exclusión de 'S.T.A.L.K.E.R.2'. | GSC Game World (Steam)

Tras su primera semana desde su lanzamiento, el esperado juego de mundo abierto postapocalíptico S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl ha tenido un par de importantes parches de mejora con los que ha solucionado hasta 650 problemas, entre los que se incluyen bugs y todo tipo de retoques necesarios. A pesar de ello, ha vendido la friolera de un millón de copias, sin contar con los jugadores suscritos a game pass que lo han podido disfrutar de manera gratuita.

Un videojuego muy esperado por todos los jugadores que disfrutaron tanto de su primera entrega de 2007 Shadow of Chernobyl como de su precuela, lanzada al año siguiente bajo el nombre de Clear Sky, así como de su continuación de 2009 titulada Call of Pripyat (en referencia a la ciudad fantasma por la que pasa el río del mismo nombre al norte de Ucrania, en la región de Kiev). Y es que el tema del postapocalipsis entre los países del este es muy recurrente.

De hecho, el videojuego inspirado en la novela de Dmitri Glukhovsky del mismo nombre, el Metro 2033 de 2010, también narra un mundo postapocalíptico tras una guerra nuclear debido a la cual la población ha de ocultarse en los túneles del metro de Moscú. La primera entrega de Stalker se inspiró en la película de ciencia ficción del mismo nombre, dirigida en 1979 por Andréi Tarkovski, en la que se narra una leyenda extraterrestre situada en un lugar acotado denominado «la zona», pero dándole al videojuego un giro en su argumento hacia la zona prohibida de Chernóbil tras el desastre de su central nuclear en 1986.

GSC Game World, la empresa desarrolladora de S.T.A.L.K.E.R. ha tardado 14 años en terminar su obra debido a la invasión rusa del país. Tras muchas vicisitudes decidieron trasladarse a Praga y a la república checa para continuar su desarrollo a pesar de sufrir numerosos ciberataques. Y es que tanto Ucrania como Rusia no han parado de poner pegas a cada uno de los videojuegos que lanzan unos y otros a nivel mundial. Los rusos han pensado en prohibir el título en su territorio y los ucranianos hicieron prácticamente lo mismo tras el lanzamiento de Atomic Heart por ensalzar el régimen comunista, un continuo tira y afloja. 

El juego nos pone en la piel de un «stalker», cuyas siglas en inglés engloban las palabras buscador, intruso, aventurero, solitario, asesino, explorador y ladrón. Somos introducidos a la aventura en primera persona junto con un curioso escáner capaz de medir el poder de cualquier artefacto que haya entrado en contacto con la radiación y los misteriosos efectos de las denominadas anomalías que ocurren dentro del territorio delimitado en treinta kilómetros a la redonda de la zona afectada por la explosión de la central nuclear de Chernóbil.

Así sin ningún tipo de preámbulo ni preparación alguna, entramos en la denominada «zona», a oscuras y con el único objetivo de encontrar a un científico que nos ayude a manejar el curioso aparato. Es eso precisamente lo que le hace brillar al título, la libertad que se le da al jugador de ir descubriendo todas las posibilidades que existen para poder sobrevivir en tan arriesgado lugar, sin explicaciones previas de cómo afrontar los peligros y explorando el lugar desde el primer momento. Adentrándonos en escenarios calcados de los reales, edificios deteriorados, corroídos por el óxido y la humedad, túneles derruidos y alcantarillas putrefactas, casas abandonadas, y un campo abierto poblado de vegetación que parece que es lo único que puede sobrevivir en tales circunstancias.

Iremos encontrando objetos seguramente abandonados por anteriores exploradores con la sorpresa de encontrar algún animal expuesto a la radiación, mutado en criatura amenazante que nos atacará sin pausa a menos que la reduzcamos con los puños, el cuchillo o el arma que podamos haber conseguido en nuestro deambular por la zona. Cuando estemos cerca de una zona en la que la radiación es grande, se nos avisará con un sonido chirriante que nos advierte del peligro para no deteriorar nuestra salud y no ser víctimas de la radiación, lo mejor es rodear la zona ahorrando botiquines de salud o bebidas que mitiguen las consecuencias de la exposición, como el vodka o la cerveza, que según un estudio de 1957 es resistente a la radiación nuclear, quien lo iba a suponer.

Zonas peligrosas en donde se encuentran las anomalías, localizadas gracias a unos chisporroteos eléctricos que deberemos evitar y otras en las que el brillo de calor nos alerta del peligro. Para estas últimas, nada como lanzar un tornillo oxidado en su interior para paralizar la actividad durante unos segundos y poder adentrarnos en la zona sin peligro. Afrontamos el juego en completa soledad mientras exploramos. La sensación de peligro es constante: no solo seremos atacados por animales víctimas de mutación, también nos toparemos con facciones de la guerrilla que no dudarán en atacarnos para arrebatarnos los objetos que llevemos, e incluso por humanos —también mutados— que además poseen la capacidad de hacerse invisibles durante algunos segundos, por lo que su aniquilación se torna más dificultosa si cabe.

El primer respiro lo conseguiremos al llegar al campamento de stalkers encargados de vigilar la zona, un reducto en el que conviven militares preparados para mantener la poca ley y el poco orden que pueda existir en tan complejas circunstancias, en territorios llenos de misterios y sucesos sobrenaturales para los que nadie está preparado. Allí conversaremos con cada uno de los personajes que deseemos, obteniendo información y accediendo, si así lo deseamos, a las peticiones que nos hagan en forma de misión para conseguir algo de dinero y cupones que podremos canjear por mejoras en nuestro armamento.

El rol juega un papel importante en el juego. Es imprescindible gestionar muy bien nuestro equipaje, nuestro inventario y el peso que llevemos en nuestro deambular por la zona, hasta tal punto que muchas veces desecharemos algunos objetos que encontremos para mantener la barra de peso en las mejores condiciones, equipándonos con lo justo y necesario: botiquines, vendas por si somos atacados por animales y sangramos en exceso, y por supuesto víveres de supervivencia, amén de al menos un arma acompañada de su correspondiente munición.

A pesar de la importancia del rol, no existe ningún árbol de mejora o habilidad. Para conseguir algún tipo de mejora dispondremos de nuestro detector de anomalías, gracias al cual podremos descubrir artefactos que nos faciliten mejoras puntuales, como por ejemplo mayor resistencia a la radiación. Un juego que nos hace involucrarnos en la aventura y disfrutar de nuestros logros sin ayuda alguna, simplemente teniendo cuidado, siendo sigilosos y adelantándonos al peligro con los recursos necesarios para sobreponernos ante los ataques físicos o radiactivos que nos harán caer más de una vez. De este modo, se hace aconsejable salvar de vez en cuando la partida y comprender todo el misterio al que nos enfrentamos. Toda una aventura que nos llevará más de cuarenta horas superar.

S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl está disponible en Xbox series, game pass y PC.

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